La masiva liberación fue conocida horas después de que fuera puesta en libertad bajo fianza la reconocida actriz iraní Hengameh Ghaziani, arrestada después de quitarse el velo en público, en una manifestación de solidaridad con la muerte de la joven Amini, una kurda iraní de 22 años que falleció bajo custodia policial en un hospital después de ser detenida por infringir las estrictas normas de vestimenta de las mujeres en Irán.
«Después de una orden especial del jefe de la Autoridad Judicial, luego de la victoria del equipo nacional de fútbol de nuestro país contra el de Gales, 709 detenidos fueron liberados de diferentes prisiones del país», precisó la agencia iraní. Entre los liberados «figuran algunos detenidos durante los eventos recientes», sostuvo la información, en referencia a la ola de protestas desatadas por la muerte el 16 de septiembre de Amini.
«Después de una orden especial del jefe de la Autoridad Judicial, luego de la victoria del equipo nacional de fútbol de nuestro país contra el de Gales, 709 detenidos fueron liberados de diferentes prisiones del país». Pocas horas antes, Ghaziani había sido liberada bajo fianza más de una semana después de su arresto por haber apoyado las protestas que sacuden Irán, informaron medios de comunicación.
Ghaziani, quien entre otros reconocimientos recibió dos Crystal Simorgh, «fue liberada hoy en base a una orden de las autoridades judiciales», informó la agencia estatal IRNA.
La agencia de noticias Tasnim añadió que la artista, también laureada con un premio Hafez y un premio Iran Cinema Celebration, fue liberada bajo fianza. Un día antes, dos de las figuras más destacadas detenidas por apoyar las manifestaciones -el futbolista Voria Ghafouri y el disidente Hosein Ronaghi – fueron también liberados mediante el mismo mecanismo.
Peor suerte correría un rapero iraní que fue detenido el mes pasado después de manifestar su apoyo a las protestas, y que podría ser condenado a muerte, confirmó el pasado domingo la Autoridad Judicial de Irán. Los familiares del músico, Toomaj Salehi, habían afirmado el sábado que su juicio empezó ese día, a puertas cerradas y sin ninguna representación legal, acusado de ser un «enemigo de Dios» y de «corrupción en la tierra», delitos punibles con la pena capital en Irán.