Los principales sindicatos alemanes han alertado de que la imposición a corto plazo de un embargo al suministro de energía procedente de Rusia no solo conllevaría el riesgo de cierres y despidos en Alemania, sino también del «colapso» de las cadenas de producción industrial en Europa. En un comunicado conjunto, los sindicatos industriales germanos IG Metall, IG BCE e IG BAU, han reclamado al Gobierno que tome medidas a corto plazo, incluyendo apoyo de liquidez y evitar un embargo energético a Rusia, además de introducir cambios a medio y largo plazo en la política energética para amortiguar la carga en sectores particularmente intensivos en energía y así asegurar el empleo.
De este modo, los sindicatos han advertido de las consecuencias sociales y económicas que supondría imponer un embargo sobre las importaciones de energía rusa y han reclamado a Berlín que evite una interrupción del suministro a corto plazo. Asimismo, han planteado la necesidad de introducir en el corto plazo medidas de apoyo a la liquidez de las empresas más afectadas por los elevados costes de la energía para prevenir quiebras, así como reducir temporalmente el IVA del gas y la electricidad y la posibilidad de recurrir al trabajo a tiempo parcial si los costes energéticos fuerzan recortes de producción. «La explosión de los precios de la energía, pero sobre todo un posible embargo de gas, golpearía duramente a la industria intensiva en energía, la madre de la red industrial», ha señalado Michael Vassiliadis, presidente de IG BCE.
«Las consecuencias no serían solo el trabajo a tiempo parcial y la pérdida de puestos de trabajo, sino también el rápido colapso de las cadenas de producción industrial en Europa, con consecuencias en todo el mundo. Debe ser el objetivo de todos nosotros evitar eso», ha advertido. La semana pasada, el Gobierno alemán presentó su hoja de ruta para garantizar la seguridad energética del país y reducir su dependencia de las fuentes de energía procedentes de Rusia con el objetivo de rebajar a cero el consumo de carbón ruso este otoño y ser casi independiente del crudo ruso para finales de 2022, cuando espera cortar su dependencia del gas de Rusia al 30% para alcanzar la independencia en 2024. Sin embargo, ante el riesgo de un eventual corte del suministro de gas ruso como consecuencia del rechazo de Berlín a cumplir con ministro alemán de Economía, Robert Habeck, ha confirmado este miércoles en una declaración pública la activación del nivel de «alerta temprana», la primera de las tres fases del plan de emergencia del Gobierno de Alemania para garantizar el suministro energético del país.
«El suministro global de todos los consumidores de gas alemanes está actualmente garantizado. Hay suficiente gas en los mercados (…) Sin embargo, a partir de ahora, todos los consumidores de gas, desde empresas hasta hogares, también deben reducir su consumo tanto como sea posible», ha advertido el ministro. Según un segundo nivel de alerta previsto, las medidas de alivio seguirían dependiendo de la iniciativa de los actores del mercado, mientras que en la tercera fase, en caso de que la crisis se agravase y los participantes del mercado no fueran capaces de manejar la situación por sí mismos, el Gobierno alemán podría declarar la situación de emergencia energética.
En esta situación, según el plan, el Estado intervendría en el mercado, transformando la Agencia Federal de Redes en el «distribuidor de carga federal», por lo que sería responsable de determinar en coordinación con los operadores la distribución de gas, subrayando que los hogares, empresas sociales u hospitales gozan del estatus de consumidores protegidos. Se trata de la primera vez que Alemania ha declarado un nivel de alerta temprana según su plan de emergencia. En este sentido, el Ministerio de Economía de Alemania ha recordado que Italia declaró la fase de alerta temprana el pasado 26 de febrero y Letonia, el 9 de marzo.