No por ser adivina, que bien podría tener contactos esotéricos en su condición de Mae o Madre Espiritual. Sino porque es una mujer consustanciada con el contexto sociopolítico de su país y su comunidad, y no es de hoy que se dedica a lo social, religioso afro y a la política partidaria, escribiendo, denunciando y tratando de buscar respuestas a las injusticias, exclusiones y todo tipo de desigualdades, con énfasis en lo étnico racial y de género. No sorprende su incansable trabajo comunitario que incluye la creatividad literaria.
Desde la presentación en Sala Zitarrosa en las fechas de Yemanjá, este material escrito de Editorial Rumbo; documental y con visos autobiográficos, ha ido sonando y resonando en los oídos por su llamativo nombre, apareciendo en la lectura de la población uruguaya y alrededores.
Más allá de los méritos comunicativos de la escritora que va por su quinta publicación, además de la provocación del título que alude a un término sacro en las prácticas afrorituales a pesar de ser usado vulgarmente en forma despectiva, es significativo dar a conocer los cultos de matriz africana desde dentro del mundo ceremonial y con propiedad, ya que hablamos de una sacerdotisa con más de cuarenta años de oficio.
Andrade -una persona con inquietud espiritual e inteligencia emocional- posiciona con firmeza el rol del colectivo y sus tradiciones sagradas como seña de identidad al igual que el candombe, origen y raíz de la negritud afrodiaspórica, reafirmando el valor de resistencia cultural de las prácticas espirituales afroamerindias, inmersas en una sociedad excluyente, de espaldas en muchos aspectos a la realidad pluriétnica y multicultural pujante, que no se reconoce en la otredad, vicio devenido de la trata esclavista, jerarquizando modelos eurocéntricos en rechazo a las concepciones espirituales contra hegemónicas, crecientes por perseguidas y negadas en una realidad exuberantemente mestiza y de diversidades ocultadas adrede.
Del principio al final el libro es un grito ante el racismo religioso sistematizado y contra la colonización ideológica institucional, estructural e histórica. Recomendable para quienes se reconozcan discriminadores y para quienes hagan esfuerzos para dejar de serlo. Allí encontrarán entre otros interesantísimos tópicos litúrgicos, políticos, sociales, etcétera, el relato, exposición y análisis de hechos; la mayor parte de ellos de carácter público vividos por la escritora a nivel de las organizaciones e instituciones a las que ha dedicado su esfuerzo; como forma de ejemplificar desde la experiencia personal, los motivos por los cuales la espiritualidad africana e indígenaes una herramienta olvidada de identidad y transformación cultural, portadora natural de empoderamiento para la inclusión y el desarrollo. Y las razones pensadas, no casuales ni improvisadas, por las que siendo afroumbandistas, aún les siguen llamando “macumberos”.
Hay que leerlo.
BREVE ENTREVISTA A LA AUTORA
P-Qué diferencia sintió entre presentar Macumberos en Montevideo y hacerlo en Punta del Este?
S.A.-Llegar a las librerías de la Península mundial del Uruguay es como llegar a las vidrieras literarias de Europa. Fue muy emocionante ver “Macumberos” exhibido allí en plena avenida Gorlero y en el Punta Shopinen turismo cuando hicimos la presentación, una actividad que tuvo connotaciones internacionales aunque fuera realizada en un clima mucho más intimista que el de Sala Zitarrosa. Para quienes hace décadas luchamos por enaltecer nuestras tan mal tratadas prácticas religiosas afroumbandistas fue muy gratificante. Por otro lado, la aspiración es que este trabajo escrito llegue a todos los escenarios posibles para contribuir al esclarecimiento de lo que somos y vencer los prejuicios, los estereotipos, las discriminaciones, contribuir al conocimiento y combatir la intolerancia religiosa contra la Umbanda y los Cultos de Matriz Africana. Que sea verdad la libertad de creencias para los afroumbandistas. Es Resistencia, Resiliencia, Rebeldía, Ancestralidade Ilustración.
P-Por eso hacer un libro con ese título… Es decir; sabiendo que usan la palabra “macumberos” con desprecio hacia los devotos de Umbanda…
S.A.-La intención es apropiarnos de una expresión que la mayoría de la gente aunque la use, ignora su esencia, su significado. Ese término del idioma bantú nos identifica internamente en forma legítima ya que alude al tambor ceremonial, al toque y al rito ancestral hecho en secreto por pertenecer a las costumbres religiosas del pueblo negro oprimido que carecía de libertad para ejercer sus derechos humanos. Por la satanización que sufrimos de parte de la iglesia católica, la palabra se popularizó o folcklorizó para nombrarnos en forma despectiva desde los modelos impuestos blanco hegemónicos, discriminatorios y excluyentesde todo lo que no fuera ellos mismos. Se repite hoy peligrosamente sin razonar la dimensión conceptual, la historia ancestral del término, naturalizando la violencia contra un grupo humano de creyentes en las fuerzas de la naturaleza u Orixás. Se saltean la historia política de la palabra que parece inofensiva, pisando el dolor del genocidio africano e indígena. La demonización de lo sagrado perteneciente a la población esclavizada fue una estrategia -esa sí macabra- para mantener una supremacía racial absolutamente injusta y fundamentalista. Una teoría nazi milenaria implantada en las invasiones colonialistas de consecuencias absolutamente vigentes. De no ser así este libro no sería necesario. Reivindicamos la palabra para reivindicar nuestros derechos. Y como forma de lucha pacífica por equidad racial, deconstruyendo las estructuras racistas del sistema e intentando la descolonización ideológica, muy difícil de descubrir y combatir.
P-Espera que se venda bien?
S.A.-Espero un mundo menos injusto en el futuro, tomo la responsabilidad que me toca, lucho para eso todo lo que puedo. Es tiempo de poner en valor lo que ha sido descartado por el origen racial o color de piel. Si Macumberos puede contribuir a que haya más oportunidades y derechos para la ciudadanía más humilde y desplazada, bienvenido sea. ¡Y bien vendido también!