Lejos de una solucion pacifica, el conflicto belico entre Palestina e Israel aumenta y cumple un mes de constantes bombardeos, posiciones políticas divididas, protestas en todo el mundo y la amenaza de una escalada del conflicto, con una cifra de víctimas mortales que supera las 11.000, el 90 % en la Franja de Gaza.
Este enfrentamiento que se remonta a más de medio siglo de historia, vive su momento más tenso en la actualidad y la zona más afectada es la Franja de Gaza que se ve afectada por una crisis humanitaria después de que Israel cortara el acceso a alimentos, agua y electricidad. Según las Naciones Unidas, solo se ha permitido la entrada de un «goteo» de ayuda al territorio aislado. Los residentes están lidiando con una grave escasez y la electricidad se está acabando a medida que el combustible disminuye.
Este panorama afecta gravemente a los habitantes de esa zona pero sobretodo a los niños, El Ministerio de Salud palestino en Gaza dice que 10.328 personas, incluidos 4.237 niños, han muerto en el enclave asediado desde el 7 de octubre. Además, de acuerdo con la portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Liz Throssell, se reportan 130 palestinos, incluidos 41 niños, que han sido asesinados por militares y colonos israelíes armados.
Unicef asegura que casi todos los niños y niñas de la Franja de Gaza se han visto expuestos a situaciones extremadamente difíciles y traumáticas, que han estado marcadas por una destrucción generalizada, ataques constantes, desplazamientos de población y una grave falta de elementos de primera necesidad como alimentos, agua y medicinas.
Cerca de 30.000 niños se han visto desplazados. Se estima que 250.000 niños necesitan servicios de salud mental y protección. Al menos cuatro instalaciones sanitarias y cuarenta escuelas han sido dañadas. Unas 48 escuelas, se están utilizando como refugios de emergencia para familias que huyen de la violencia.
Los ya debilitados sistemas de agua y saneamiento se han visto más comprometidos todavía como resultado de esta última escalada de violencia. Infraestructura esencial: pozos subterráneos y depósitos, plantas de desalinización y de depuración, redes de distribución de agua y estaciones de bombeo reciben constantes daños significativos. También se maneja la cifra de 325.000 personas que necesitan servicios de emergencia de agua y saneamiento, sin los cuales tienen más probabilidades de contraer enfermedades infecciosas potencialmente mortales.
Todo esto ocurre mientras que las Naciones Unidas dicen que no se ha permitido la entrada de combustible vital a Gaza desde el inicio del conflicto, poniendo en riesgo la vida de 2,3 millones de palestinos a medida que se cierran los servicios esenciales.
Salim Oweis, oficial de Comunicaciones de Unicef Oriente Medio y Norte de África dijo «nos estamos arriesgando a tener una generación con ‘cicatrices mentales’ que pueden durar toda la vida. También nos estamos arriesgando a contemplar una generación que no va a poder ser productiva en la edad adulta, que no va a poder interactuar con su entorno y ser todo lo productiva que puede ser, que no alcanzará todo su potencial. Y, por supuesto, está la cuestión del ciclo de violencia que estamos creando. La violencia nunca es la solución. La violencia solamente genera violencia»
