Suzacq había sido señalado por numerosos testigos como participante en sesiones de tortura contra prisioneros políticos durante la última dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985). La función del médico era supervisar si los prisioneros podían seguir siendo torturados.
Se señala que Suzacq también elaboraba fichas médicas de prisioneros y prisioneras a conveniencia del régimen dictatorial.
La defensa del represor argumenta que los delitos por los que se lo acusa ya han proscrito en España pero la audiencia que analizó el caso rechazó el pedido debido a la gravedad de los mismos.
Ahora bajo argumentos similares, la abogada de Suzacq, Marina Fernández, ha interpuesto “recurso de súplica” ante la Audiencia Nacional. Este recurso es un mecanismo de impugnación que se interpone ante la misma autoridad judicial que profirió la providencia, con el fin de que replantee su decisión.
La defensa había argumentado también que Suzacq había renunciado a la nacionalidad uruguaya para adoptar la española en 1978, año de su llegada a España.
La abogada del torturador sabe, sin duda que los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Y que adoptar una nueva nacionalidad no exonera de ser juzgado por crímenes cometidos con su primera nacionalidad. Con ese criterio los nazis se hacían ciudadanos de Sudáfrica y zafaban de ser juzgados en Nuremberg, por ejemplo. Y es aberrante que se recurra al criterio de súplica. Tuvo alguna compasión este torturador de las víctimas? Y que nadie salga con el cuento de pobre viejito. Los torturadores y su equipo técnico, como el Dr Carlos Suzacq, por ejemplo, «trabajaban» sin fijarse en la edad o género de los prisioneros.
La sangre derramada por nuestros martires, por los cobardes asesinos, torturadores, ladrones, violadores, no amerita ningun tipo de suplica. Bastante habran oido esas palabras. Pero en este caso, no se justifica de ninguna manera. Que pague. Bastante hizo sufrir.