La escritora Mercedes Vigil, utilizó sus redes sociales para expresarse acerca del procesamiento del ginecólogo Rodríguez de Armas. El profesional, recientemente se lo procesó sin prisión por el Tribunal de Apelaciones de Primer Turno, bajo el rotulo de “coautor de un delito continuado de abuso de autoridad con los detenidos”.
Dicho tribunal, se integró por los ministros Alberto Reyes, Graciela Gatti y Sergio Torres. Además se procedió a revocar el fallo del año 2021, donde se procedió a archivar la causa contra De Armas.
En tanto la escritora, publicó un texto titulado «Es la hora, señor presidente». Acto seguido, Vigil comienza a rememorar que hace «129 días» se reunieron en Torre Ejecutiva «con el señor presidente de la República». El motivo fue «conversar sobre los prisioneros políticos, las reiteradas violaciones a los DDHH y la situación de debilidad que padece nuestro Estado de Derecho». Manifestó que esto «no es un asunto menor» desde que «el Estado de Derecho, defiende al ciudadano común ante el mal uso y abuso del poder coercitivo del Estado».
«Un relato que es un producto literario»
«El Dr. Rodríguez de Armas fue procesado por ser médico ginecólogo y trabajar en el Hospital Militar durante décadas», prosiguió Vigil.
«No se pudo vincular al reconocido médico a ningún suceso concreto, pero la Fiscalía Especializada, que maneja a su antojo el Fiscal Perciballe». Agregó que el Fiscal «recurrió a la memoria colectiva para armar un relato que es un producto literario, muy alejado de lo jurídico».
«Nuevamente se condena a un ciudadano por convicción, un horror inconcebible en Derecho Penal desde que la convicción es un elemento fundamental que surge luego de que se valora la prueba, pero nunca puede usarse cuando no existen pruebas. Este nuevo atropello al Estado de Derecho, privando a un ciudadano de las mínimas garantías procesales vigentes en toda república moderna», sigue expresando.
Sostiene que llega en momentos en los que «nuestra vetusta clase política comienza a manifestar lo evidente: que la INDDHH es una herramienta de venganza, muy alejada de lo que su nombre indicó». También «ha quedado expuesto que nuestro sistema está altamente ideologizado y viola reiteradamente los derechos fundamentales de ciudadanos». Esto para «establecer una suerte de tribunal inquisitorio, que se ha transformado en el brazo ejecutor en una vieja guerra, que hoy se desarrolla en tribunales».
