Los inicios de Schapire se vinculan al mundo de las letras, ya que su padre tenía un sello editorial que había promocionado la obra de Scott Fitzgerald y Ernest Hemingway, Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir, entre otros . Sin embargo, ese capítulo se cerró durante el gobierno de Lanusse por la persecución a la que se vio sometida a la familia.
Ya en los 80 Schapire se volcó al mundo de la noche y comenzó a codearse con figuras del mundo del espectáculo, del deporte y familias tradicionales en Le Club, ubicado en Quintana y Parera.
“Durante el tiempo de Lanusse nos quemaron la editorial y la librería que usaron en la calle Uruguay, y me di cuenta de que la cosa no daba para más, que los intelectuales no tenían lugar. Ahí se me ocurrió que, si por la noche una coca se podía vender a cinco dólares y un vaso de whisky, a 25, el negocio era estar en la noche”, recordaba Schapire en una entrevista brindada a Hola .
Le Club también tuvo su sede en Punta del Este . Allí, además de boliche, funcionóba un parador muy exclusivo por lo que pasó desde Rod Stewart a Joan Manuel Serrat. Luego cerrarían los locales de ambos países.
Actualmente, desde hace veinte años Le Club Punta del Este funciona al borde del mar, en La Barra y abre cinco meses al año. Se trata de un hotel boutique con catorce habitaciones . “Es artesanal, hiper boutique. Estamos con las luces bien prendidas en lo intelectual”, aseguró Shcapire en una nota hecha por Revista La Nación.
Shcapire tuvo tres hijos, Alejo (46), Tobías (44) y Mateo (36), con su primera esposa, Norma Levi y dos hijas Moorea (24) y Mar (17) con Paola Biscaro.
El surgimiento de Le Club porteño se dio durante la última dictadura militar argentina y su fundador siempre registró la hipocresía de entonces: por un lado le enviaban patrulleros y, por otro, integrantes de las Fuerzas Armadas frecuentaban el boliche.
» Era la época de (José Alfredo) Martínez de Hoz y tenía que sobrevivir , por eso el producto Le Club fue diferente y nuestra única noche,. Me propuse participar de una realidad dinámica, frívola y con un matiz intelectual. Uno de los eventos más rimbombantes que hicimos, por ejemplo, fue La Fiesta del Dólar, con Marta Minujín . La agenda era activa, participativa, y con un dejo de creatividad muy fuerte. Eso sí: uso muchas dificultades con la policía y con el Ejército. No te Puedo explicar lo duro que fue tener la boîte abierta durante la Guerra de las Malvinas.