Se realizó ayer la marcha que conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En la misma estuvo presente la madre de Valentina Cancela, Liliana Sarmoria, la adolescente asesinada por su exnovio en Maldonado y también la madre de Lola Chomnalez, la joven argentina asesinada en el balneario de Valizas (Rocha) en 2014.
La marcha con miles de personas se desarrolló en un tramo de 18 de julio y en la explanada se leyó una proclama. Por otra parte, otros grupo de mujeres y hombres realizaron una concentración frente a Torre Ejecutiva en protesta por las mujeres muertas en la Franja de Gaza.
La violencia contra las mujeres y las niñas sigue siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas y generalizadas del mundo. Se calcula que, a nivel global, 736 millones de mujeres, casi una de cada tres, han sido víctimas de violencia física o sexual al menos una vez en su vida, esto según datos de la Organización Naciones Unidas.
La ONU menciona que la solución radica en gran parte en respuestas sólidas que inviertan en la prevención. Sin embargo resulta alarmante la escasa cantidad de recursos económicos que los países están destinando para revertir la situación. Tan solo un 5% de la ayuda gubernamental mundial va destinada a la violencia de género y se invierte menos del 0,2% en su prevención.
Al menos 4050 mujeres fueron víctimas de feminicidio en América Latina y el Caribe en el último año, lo que significa que cada dos horas una mujer murió de manera violenta por razones de género en la región, según los datos del Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe.
Los datos revelan que más del 70% de las víctimas de feminicidio tenían entre 15 y 44 años, un 4% tenía menos de 15 años y un 8% tenía de 60 años en adelante. En siete países, al menos 400 menores de edad y otras personas dependientes perdieron a su madre o cuidadora a causa del feminicidio en 2022.
En la región los números desagregados también muestran que Honduras fue el país con la tasa más alta de feminicidios en el último año, con seis por cada 100.000 mujeres. Le siguieron República Dominicana, con 2,9; El Salvador y Uruguay, con 1,6.
En el país actualmente la vicepresidenta de la república, Beatriz Argimón, informó que en Uruguay se estima que unos 200.000 niños padecen algún tipo de violencia. “¡Vaya si las mujeres víctimas de violencia saben que sus hijos son, como ellas, víctimas primarias de violencias diferentes, que pueden acontecer al interior de los hogares!”, sostuvo.
Pero la situación no parece mejorar, el Ministerio del interior informó que en los últimos 3 años se registraron aumentos en diferentes delitos,entre ellos, la violencia doméstica aumentó significativamente y se totalizó más de 140 mil denuncias.
Para la directora del Instituto Nacional de Mujeres, Mónica Bottero, consideró positivo que cada vez más mujeres acusen a sus victimarios ante las autoridades, El 57 por ciento de los casos son situaciones de violencia que involucran parejas y exparejas, mientras que el 42,7 por ciento tuvo lugar entre familiares, señala el reporte.
Bottero también manifiesta su alarma ante las cifras de femicidios registrados, hasta octubre hubo 19 casos, cinco menos que en 2022. Los datos indican que cada día se mató o intentó asesinar a una mujer por su condición. Mientras que el director de la Policía Nacional, José Manuel Azambuya,afirmó que actualmente existen 57 comisarías especializadas en violencia doméstica y de género en el país.
El gobierno uruguayo confirmó recientemente el desarrollo de un proyecto, que recibe apoyo de la Unión Europea y de Naciones Unidas en Uruguay, y se ejecuta en coordinación con el Instituto Nacional de las Mujeres. La duración será de dos años, con una inversión de 460.200 euros aportados por la Unión Europea.
La iniciativa contribuye a trabajar en la mejora del modelo de respuesta y atención a mujeres víctimas de violencia, en el fortalecimiento de las agendas locales de igualdad, así como en la promoción de modelos de cambio de normas y de comportamientos que perpetúan estereotipos y patrones violentos y discriminatorios en la sociedad.
A la ONU hay que abandonarla esta fragmentando a la sociedad con su agenda 2030. Es un organismo peligroso. Nadie los voto pero controlan a los Estados y les hacen hacer cosas para las cuales los ciudadanos no los ungieron.
De hecho en Uruguay soborno con cargos a funcionarios publicos para que hicieran «ruido» en los medios con el tema de la mitologia de genero. El gran oceano es un ejemplo de eso. Sino miren quienes estan alla despues de las condenas 🙂