Nuestros sueños

“Vidas encajonadas”. Reensamblajes conceptuales y obras plásticas de Claudio Rama

Vivimos buscando nuestros sueños, nuestros deseos más profundos, cosas o lugares que nos hacen creer más completos, seguros y humanos.

Somos máquinas tratando de alcanzar esos sueños, muchos derivados de nuestras falencias, de lo que perdimos, de lo que valoramos, de lo que nos enseñaron como valores o de lo que hemos creído importante. Es un camino interminable en búsqueda de los desvelos de nuestras vidas inconformes. En Terra Nostra, Carlos Fuentes, dice que cada vez que ellos se vuelven instantes los repudiamos en el nombre del porvenir que anhelamos y que jamás tendremos. 

Pero sin embargo vivimos expectantes y hambrientos de acceder a ellos que son nuestras referencias y valores, o que nos han hecho creer necesarios para realizarnos o incluso existir. Hay una pirámide intangible de necesidades, de sueños y de expectativas sumando objetos, experiencias u otras sensaciones o necesidades. Vivimos recorriendo ese sendero buscando completar lo que hemos asumido que nos falta o que nos han hecho creer que carecemos y que es necesario para nuestra vida. Somos esclavos de esas demandas, reales o creadas, posibles o imposibles, y que nos llenan de fuerza para vivir y nos cargan de la adrenalina necesaria. Nos enajenamos en esa búsqueda pero en la cual también nos realizamos, y somos consumidores incentivados por la publicidad o de creencias colectivas. Somos el perro del experimento de Pavlov con necesidades creadas. 

Seres en búsqueda de realizar deseos, primarios o secundarios, pero siempre fundamentales para cada uno de nosotros para completarnos como personas, para tranquilizarnos en este trance de nuestra vida, para cumplir metas y deseos, para convencernos que somos humanos y que nuestro transe en la tierra tiene un fin y su logro. Entre algunos, esas necesidades son similares.

 Para otros, salen de sus entrañas y son sueños construidos en el camino de sus vidas. Infinitas necesidades que reclamamos y que se nos ofrecen. En su mayoría de la misma importancia o dimensión y peleamos contra otros por alcanzarlas. Sacrificamos sangre, sudor y lágrimas, dejamos por el camino el tiempo, otros placeres o afectos para alcanzarlos. La vida la colocamos en senderos para llegar a esos objetos del deseo y la necesidad, y perdemos el rastro de otras realidades u horizontes. Nos volvemos autómatas en alcanzar esos sueños.

Pequeños o grandes, objetos cercanos y estrellas fugaces nos marcan las carreteras de vida. Todas nos transforman en esclavos e instrumentos mecanizados en el logro de esos fines. La duda nos carcome sin duda. ¿Somos manipulados por una mano negra escondida desde la cual se tejen los hilos de nuestra vida o es el padre celestial y algún ser superior que nos impone sus ideas?, ¿O somos nosotros los culpables y es parte de nuestro libre albedrío de seres humanos incompletos?.

 Mientras tanto, aquí estamos peleando para llegar a fin de mes enfocados en alcanzar esa meta en nuestra mente y que miramos deseosos de poder alcanzar y abrazar. Y también luego poder tirar en la bolsa de la experiencia y los recuerdos en algún cajón de nuestra historia.

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