Carlos de Pena, volante compatriota del Dinamo de Kiev, ha vivido días duros en Ucrania. A través de su cuenta de Twitter, el futbolista charrúa ha relatado la situación que convive día a día para poder salir de Europa del Este y regresar a Sudamérica. En un tuit, De Pena se refirió a los obstáculos que se le interpusieron en el camino: «La realidad es que estamos cansados. Se está acabando el agua y la comida. No estamos pudiendo salir de Kiev, seguimos sin encontrar la manera de llegar a la frontera». De Pena es uno de los pocos uruguayos que estaban en Kiev durante los bombardeos de Rusia tras declarar la guerra a Ucrania. De igual forma, el jugador del Dinamo de Kiev constantemente ha enviado agradecimientos por mensajes de apoyo que le envía la gente y otros equipos como Nacional, club donde se formó. «Todavía me queda mucho por salir del país, pero ustedes me dan fuerzas para lograrlo», indicó el mediocampista.
En las últimas horas logró entrar a Moldavia y ahora se dirige a Rumania. La idea del futbolista es tomar ahí un avión que lo lleve a Uruguay para reencontrarse con su familia. Las escalas que haga ese avión, a esta altura, ya le dan lo mismo.
La travesía para salir de Ucrania ha sido difícil. En una publicación en Instagram el jugador comenzó relatando su periplo como “una pesadilla” que empezó en la madrugada del jueves 24 de febrero “con el ruido de los aviones y las bombas que explotaban en Kiev. En la calle vi la desesperación de la gente, filas en los super y cajeros, y gente huyendo hacia la frontera”. Se fue a un hotel para refugiarse junto con otros futbolistas brasileños: “Las rutas colapsadas, la falta de comida y combustible, hizo que pasáramos la noche en un piso subterráneo del hotel con estructura más fuerte frente a posibles bombardeos. La preocupación era grande, y si bien nos conectaron las autoridades, las soluciones para escapar no aparecían. Era muy riesgoso salir de Kiev y éramos un grupo de 40 personas que estábamos juntos en todo. El viernes las tropas rusas estaban invadiendo por varios lugares cerca de Kiev. Las explosiones se sentían cerca, civiles comenzaban a morir y el miedo crecía. Llegó la noche y los rusos ya estaban afuera de la capital, amenazando con tomarla. Una noche dura”. El sábado, luego de una entrevista con una periodista de la BBC con experiencia en tres guerras, tomaron un tren hacia la frontera con Rumania “pese al riesgo de no tener lugar o sufrir algún problema en el trayecto a la estación”.
De Pena confesó que tuvo miedo: “Me escondí a llorar varias veces para no mostrar desesperación frente a los demás y mostrarme fuerte. Ahora quiero pedir por mis compañeros de equipo en Ucrania y sus familias y por todo el pueblo ucraniano que está sufriendo esto tan terrible sin sentido. La solidaridad de los ucranianos es digna de admirar. Pedir por la PAZ, por el fin de esta pesadilla. Y no dejar de dar gracias, porque muy en el fondo, llegué a pensar que no iba a lograr salir de ahí. ¡VIVA UCRANIA!”.