Peñarol perdió 3-2 en su visita al Atlético Mineiro, en un resultado que, si bien fue de derrota, dejó una buena sensación ya que el aurinegro se repuso de un 0-3, se puso 2-3 y tuvo a su rival bajo los palos a punto de concretar lo que hubiese sido una heroica remontada.
La derrota deja a Peñarol 3° en el grupo con 3 puntos, uno menos que Rosario Central que llegó a 4 tras haber empatado 1-1 en su visita a Caracas un rato antes del partido del aurinegro.
Aguirre salió a jugar en Brasil con un 4-4-1-1, con la sorpresa de Lucas Hernández como volante por izquierda.
A los 15’ cayó el 1-0 en una jugada en la que el local movió bien la pelota con 14 pases, Paulinho pisó el área por izquierda y asistió atrás a Gustavo Scarpa, que apareció solo para vencer a De Amores.
A los 26’ llegó el 2-0, no por mérito rival sino por un grave error aurinegro. Damián García pretendió salir jugando entre los zagueros y perdió la pelota en su área con Paulinho, quien no falló al quedar cara a cara con el arquero.
Pese a tener a su rival golpeado, Mineiro no aceleró en el tramo final del primer tiempo, y se llevó al descanso un 2-0 justificado.
En el arranque del complemento De Amores salvó un mano a mano y el argentino Zaracho estrelló un disparo en el travesaño.
Hasta que Diego Aguirre decidió mover el banco a los 56’ con los ingresos de Byron Castillo por Pedro Milans, Gastón Ramírez por Leonardo Sequeira y Diego Sosa por Hernández, pero un minuto después cayó el 3-0 de contragolpe por obra de Scarpa. Parecía un golpe definitivo, pero reaccionó el aurinegro con las variantes y redujo la desventaja a los 60’, cuando Maximiliano Olivera conectó un cabezazo en el área después de una gran asistencia de Leonardo Fernández de chilena. El gol envalentonó a un equipo que estaba grogui y obligó a replegarse al que controlaba el trámite a gusto.
A los 69’ se juntaron dos jugadores de los que entraron y cayó el 3-2. Ramírez armó una pared con Sosa por izquierda, metió un buscapié y Maximiliano Silvera descontó de rebote, en el corazón del área, por poner el pie ante el intento desesperado de Guilherme Arana por despejar. Cambió el partido y el nerviosismo pasó del lado del local.
Por si fuera poco, un par de minutos después acarició el 3-3 Peñarol con un tiro libre de Ramírez desde muy lejos que pegó en el vertical. A esa altura Eduardo Darias, de gran despliegue, pasó del centro a la derecha, Sosa entró por izquierda y Ramírez y Leo Fernández asumieron la generación por el medio, atrás de Maxi Silvera y delante de Damián García, que salió a los 83’ para el ingreso de Matheus Babi.
ATLÉTICO MINEIRO 3-2 PEÑAROL
Cancha: Estadio Arena MRV de Belo Horizonte.
Juez: Andrés Rojas. Asistentes: Alexander Guzmán y Jhon Gallego.
Cuarto árbitro: Bismark Santiago. VAR: Carlos Orbe y Christian Lescano (Jueces de Colombia).
ATLÉTICO MINEIRO: Everson, Renzo Saravia (62′ Mariano Ferreira), Jemerson, Guilherme Arana, Otavio, Rodrigo Battaglia, Alan Franco, Matías Zaracho (62′ Igor Gomes), Gustavo Scarpa, Paulinho y Hulk. Director técnico: Gabriel Milito. Suplentes: Mendes, Fuchs, Mauricio Lemos, Rabello, Palacios, Pedrinho, Eduardo Vargas, Kardec, Gadu y Alisson.
PEÑAROL: Guillermo De Amores, Pedro Milans (56′ Byron Castillo), Javier Méndez, Guzmán Rodríguez, Maximiliano Olivera, Damián García (82′ Matheus Babi), Eduardo Darias, Lucas Hernández (56′ Diego Sosa), Leonardo Fernández, Leonardo Sequeira (56′ Gastón Ramírez) y Maximiliano Silvera. Director técnico: Diego Aguirre. Suplentes: Randall Rodríguez, Kevin Morgan, Leonardo Coelho, Martín Gianoli, Ignacio Sosa, José Neris, Nahuel Acosta y Ángel González.
GOLES: 15′ Gustavo Scarpa (AM), 26′ Paulinho (AM), 57′ Gustavo Scarpa (AM), 60′ Maximiliano Olivera (P), 69′ Maximiliano Silvera (P).
Liverpool ganó en la hora. Información recibida, nada. Peñarol sonó como arpa vieja y se ensalza que casi empata. También podría informarse diciendo que Mineiro perdió la oportunidaf de una goleada histórica, y agrandó a su rival en lugar deseguir atacando. Al igual que la prensa porteña (los periodistas que relatan y comentan por TV lo son) se destaca una derrota «heroica» de un cuadro grande y se le quita relevancia a la victoria de un cuadro chico.
Borde o no borde, no sirvió para nada. Todo el primer tiempo se dedicó a jugar la pelota para atrás, cuando los goles se hacen adelante. Lo que hizo en el segundo tiempo debió hacerlo en el primero.