La esquizofrenia es un trastorno mental que puede afectar la forma en que una persona piensa, siente y se comporta. La esquizofrenia implica una serie de problemas de pensamiento (cognición), comportamiento y emociones. Los signos y síntomas pueden variar, pero generalmente implican fantasías, alucinaciones o habla desorganizada, y reflejan una capacidad deficiente de vivir normalmente.
Los pensamientos e intentos de suicidio, la depresión, el alcoholismo, la adicción a las drogas, el aislamiento social y los comportamientos agresivos son algunas de las complicaciones con las que está altamente asociada la esquizofrenia.
Los especialistas aseguran que detectar estos comportamientos a tiempo es importante para prevenir mayores daños en la persona que lo sufre, los síntomas iniciales pueden ser: distanciamiento de amigos y familiares, trastornos del sueño, humor irritable o depresivo y falta de motivación.
Posteriormente, los pacientes pueden presentar síntomas más evidentes y comunes asociados con la esquizofrenia, como: fantasías, alucinaciones, pensamientos desorganizados y dificultad para comunicarse eficazmente, problemas para llevar una vida normal, incluyendo descuido de la higiene personal y desinterés en actividades cotidianas.
Esta enfermedad puede afectar a cualquier persona en cualquier etapa de la vida, realmente no existe una causa determinada para la esquizofrenia, sino factores que aumentan el riesgo de sufrir este problema, como los antecedentes familiares, los problemas en el embarazo o nacimiento y el consumo de sustancias psicotrópicas.
Pero muchos estudios aseguran que en función de estos factores, lo más común es que los síntomas de este trastorno se desarrollen en los hombres a principios o mediados de los 20 años, mientras que en las mujeres se manifiesta poco antes de los 30 años.
