La transición hacia la Televisión Digital Terrestre (TDT) es un proceso, que ya es realidad para una parte de Latinoamérica, lo que nos lleva a preguntarnos no solo por sus ventajas, sino también por su costo real: ¿es esta un lujo o una evolución accesible?
La TDT es el desarrollo natural de la televisión analógica tradicional. En lugar de transmitir señales continuas susceptibles a interferencias, convierte el contenido en datos digitales (ceros y unos) que se transmiten por el mismo espectro radioeléctrico.
¿Qué tan cerca está el apagón analógico?
Muchos países han adoptado un «apagón analógico» progresivo y por regiones. Esta estrategia, implica para los gobiernos inversiones millonarias en modernización de infraestructura, campañas de concientización masivas y subsidios para decodificadores en sectores vulnerables. Por supuesto, el avance se ha comportado de manera diferente según las zonas de mayor desarrollo. Por ejemplo, según informes de los propios países, a la cabeza se encuentran Brazil, Argentina, Uruguay, Chile y Perú, de ellos la mayoría adoptó modelos con base japonesa (SBTVD) y (ISDB-T). Mientras que la Región de Centroamérica presenta los mayores retrasos. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su informe «Transformación Digital en América Latina» (2023) se ha generado una inversión regional total en TDT: $15-18 mil millones USD, con una población cubierta promedio del 85%, y hay 8 de 19 países con transición completada.
¿Por qué cambiar? Las ventajas de la TDT sobre la antigua señal analógica son contundentes:
Calidad Superior: Imagen en alta definición (HD) y sonido nítido, libre de la «nieve» y las interferencias del sistema analógico. Más Canales y Diversidad: El mismo espectro que antes albergaba un solo canal analógico ahora puede transmitir varios canales digitales, fomentando una mayor oferta y diversidad de contenidos. Interactividad y Servicios Adicionales: La TDT permite servicios como la Guía Electrónica de Programas (EPG), subtitulado, múltiples pistas de audio y, potencialmente, interactividad con el contenido. Gratuidad: Como la televisión abierta tradicional, la TDT es gratuita. Solo se necesita una antena y el decodificador o un televisor compatible para acceder a toda la programación. Movilidad: Permite recibir la señal en dispositivos móviles, como tablets y teléfonos, algo imposible con la televisión analógica.
Hemos llegado al meollo del asunto: el costo real para los usuarios y los realizadores. El escenario económico es un Decodificador: para los televisores antiguos que no son «Smart TV» o no tienen el sintonizador TDT integrado, la solución es un decodificador o cajita TDT. Estos dispositivos tienen un precio en un mercado internacional de entre 8 y 40 USD, dependiendo de la marca y las funcionalidades adicionales, y por supuesto, de la tasa de cambio en los países. Es una inversión única y accesible para la mayoría de las familias. Junto con una antena UHF en buen estado (que muchos ya tenían), es todo lo que se necesita.
El Escenario de Modernización sería un Televisor Nuevo: Quienes hayan renovado su televisor en los últimos 5-7 años, es muy probable que ya tengan un modelo con sintonizador TDT integrado. En este caso, el costo es cero. Simplemente se debe realizar una sintonización automática de canales. El precio de los televisores modernos ya incluye esta tecnología, por lo que no representa un sobrecosto.
Aunque el verdadero costo está en la adaptación y la información. El proceso, aunque técnicamente exitoso, deja en evidencia la necesidad de acompañar estas transiciones con campañas robustas de concientización para llegar a todos los rincones del país, especialmente a los sectores más vulnerables para quienes incluso un desembolso menor puede ser una dificultad. En balance, la TDT se consolida como un avance que mejora el acceso a la información y el entretenimiento, sin cargar excesivamente el presupuesto familiar.
