Tanto los invernaderos como los paneles fotovoltaicos, comparten la peculiar característica de requerir al sol para su óptimo funcionamiento. Un grupo de investigadores de la Universidad de Greenwich en colaboración con una explotación agrícola de Kent, en Reino Unido, decidieron explorar esta extraña similitud.
Para esto, recubrieron una parte de la superficie de los invernaderos con paneles semitransparentes que, por supuesto, no interfieren con el desarrollo de las frutas y hortalizas.
El proyecto recibió 250.000 libras de parte de las autoridades británicas y dio inicio a finales del año pasado con el claro objetivo de demostrar las ventajas de generar electricidad a través del empleo de materiales agrovoltaicos. Según declaraciones de la Universidad de Greenwich recogidas por Xakata, estos materiales “permiten que el panel solar genere energía y proteja a su vez los cultivos. Se puede utilizar el mismo panel para recolectar energía fotovoltaica, pero también para cultivar debajo de él”. Además, mencionaron que una de sus grandes metas es ayudar a que la agricultura de Reino Unido reduzca a cero sus emisiones de carbono.
Si bien el proyecto lleva tan solo unos pocos meses en marcha, ofrece múltiples beneficios y ventajas. Tal vez la más importante sea, como apunta la Universidad, que posibilita a los agricultores a contar con una fuente de energía limpia para alimentar sus equipos de riego, termostatos o incluso los hogares de los granjeros.
Claro está que la apuesta por las renovables es de por sí una gran ventaja, pero el hecho de añadir paneles solares a los invernaderos es de gran provecho también. Por ejemplo, el ahorro de terreno que por un lado beneficia a los agricultores, pero por otro también a las instalaciones fotovoltaicas. La solución que plantea la Universidad de Greenwich avala que los granjeros logren beneficiarse de las ventajas que posee la energía solar sin la necesidad de tener que dedicar superficie a las instalaciones. Además, ayuda a reducir el impacto paisajístico de los parques solares.
La solución aplicada en Reino Unido está basada en paneles semitransparentes que se encuentran fijados en los laterales de los invernaderos, lo cual permite que se cuele algo de luz a la vez que la parte superior quede despejada. Ahora, los responsables tienen el deseo de ir un paso adelante, más allá, con el fin de probar estructuras flexibles y de colores; para explorar de esta manera su impacto en los frutos, área que la Universidad ya estudiaba años atrás.
Aún quedan algunos meses por delante para recabar todos los datos, ya que el estudio no concluirá hasta la primavera.
Reino Unido tiene planes aparentemente un tanto futuristas en torno a lo que son las placas fotovoltaicas; energía solar en el espacio. De hecho, no es el único país con intención de llevar a cabo un plan de esta índole; China y Estados Unidos han manifestado su interés de igual forma.
Mientras que la gran potencia asiática anunció su primera solar para el 2028, los ingleses manifiestan que tendrán la suya en torno al año 2035. Estados Unidos se presenta con más reservas frente al tema, pero aún así se sabe que recolectar energía solar es parte de su lista de pendientes, y desde el Pentágono ya trabajan en este plan.
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Una de las ventajas de tener una planta de energía solar en el espacio es que se podría generar energía durante las 24 horas del día los siete días de la semana, sin necesidad de cuál sea el momento del día ni de las condiciones climáticas como ocurre con las plantas en la Tierra.
