Del 24 al 27 de octubre del a.c. en Moscú se celebró la 19 reunión anual del prestigioso Club Internacional de Debates Valdái. Esta plataforma fue creada en 2004 y en el transcurso de años ha reunido más de mil huéspedes de 85 países, entre ellos los jefes de estados y gobiernos, altos funcionarios, representantes de círculos empresariales, académicos y científicos. El objetivo del evento es consolidar la élite intelectual global para elaborar soluciones a los problemas globales y evaluar de manera profesional y objetiva los desafíos políticos y económicos.
En el último día del foro se celebró la Sesión Plenaria en la cual tomó parte el Presidente de Rusia Vladímir Putin. En su discurso el mandatario abordó varios temas trascendentales de actualidad. En primer lugar, ha sido destacado que el mundo atraviesa una etapa compleja que tiene sus raíces en el año de 1991, cuando la URSS dejó de existir y se deterioró el equilibrio de poderes geopolíticos. Fue en aquel momento que el Occidente se creyó el ganador y proclamó el mundo unipolar, convencido de que desde entonces tenía derecho a imponer su voluntad y valores culturales para que la humanidad viviera de acuerdo a los intereses de un grupo limitado de estados. La degradación de las instituciones internacionales, la erosión de la seguridad colectiva y la sustitución del derecho internacional por las así llamadas “reglas” que en realidad fueron diseñados por el Occidente en el marco del concepto “del orden basado en reglas”.
“El período histórico de dominio occidental indiviso en los asuntos mundiales está llegando a su fin, el mundo unipolar se está convirtiendo en una cosa del pasado. Nos encontramos en una coyuntura histórica. Lo que viene quizá sea la década más peligrosa, imprevisible y a la vez importante desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Occidente es incapaz de gobernar por sí solo a la humanidad, pero intenta hacerlo desesperadamente, y la mayoría de las naciones del mundo ya no están dispuestas a soportarlo. Esta es la mayor contradicción de la nueva era”, recalcó el Presidente de Rusia.
Estas ideas también fueron expresadas en el comunicado del mandatario ruso al 15 Foro Económico Euroasiático de Verona celebrado los días 27 y 28 de octubre del a.c. en la capital de Azerbaiyán Bakú. En su mensaje a los participantes de este evento internacional Vladimir Putin subrayó la importancia de diálogo abierto en actualidad, en el momento de transformaciones revolucionarias y formación del orden mundial multipolar justo.
Al mismo tiempo, en el discurso del 27 de octubre ha sido subrayado que Rusia no se considera enemigo del Occidente. “Rusia no está desafiando a las élites occidentales, simplemente está defendiendo su derecho a existir y desarrollarse libremente”. Cabe recordar que nuestro país en varias ocasiones ha presentado sus propuestas a las contrapartes occidentales para dialogar sobre la seguridad y formatos de cooperación. Sin embargo, todas ellas han sido rechazadas, lo que a su vez provocó el conflicto en el este de Europa.
El planeta está sufriendo las consecuencias de la política hegemónica de EE.UU. y sus aliados. Las crisis energética, alimentaria y humanitaria globales, el conflicto en Ucrania y las provocaciones en torno a Taiwán son manifestaciones claras de la política fracasada del Occidente y de sus instituciones de la imposición del dominio global y su rechazoa reconocer la posibilidad de que existan opiniones alternativas en cuanto a las prioridades específicas de la política interior y exterior de los países del mundo.
No cabe duda que las ideas expresadas por el Presidente de Rusia encuentran mucha comprensión en el mundo. Últimamente hemos sido testigos de la ampliación de los contactos de Moscú con los países de África, Asia y América Latina, tanto a nivel bilateral, como a través de diferentes instituciones internacionales. Esto sucede a pesar de los constantes intentos agresivos y persistentes de los estados Occidentales de aislar a Rusia y persuadir a los países del planeta para que se unan a la política perjudicial e ilegítima de las sanciones económicas. El diálogo justo, equitativo, que implica la consideración de tales factores como la identidad, cultura y valores de cada pueblo y cada nación, significaría un paso firme hacía la superación de los problemas existentes y creación de bases sólidas para la estabilidad política y económica de largo plazo, así como la paz y seguridad global.