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80 ANIVERSARIO DE LA LIBERACIÓN DE AUSCHWITZ POR EL EJÉRCITO ROJO Y 81 ANIVERSARIO DE LA RUPTURA DEL CERCO DE LENINGRADO

¡SÍ DECIMOS!

80 ANIVERSARIO DE LA LIBERACIÓN DE AUSCHWITZ POR EL EJÉRCITO ROJO Y 81 ANIVERSARIO DE LA RUPTURA DEL CERCO DE LENINGRADO

Escribo estas palabras, porque el 27 de enero, se cumplieron los 80 años de la Liberación del campo de exterminio nazi de Auschwitz por parte del Glorioso Ejército Rojo de la Unión Soviética, aunque un año tras otro y a partir del 2014 no inviten al presidente de Rusia para los actos conmemorativos, legítimo representante del Estado heredero de la Unión Soviética.
A esta altura de los acontecimientos, eso poco importa, dado que la historia sabe que el alma y los huesos del pueblo ruso están para siempre en esas tierras.

También, en esa misma fecha, se conmemora además el 81º aniversario de la Ruptura del Sitio de Leningrado, otro hecho sumamente relevante en que el ejercito nazi mantuvo asediada a la ciudad por casi 900 días. Este último hecho además, gráfica el Holocausto que se llevó a cabo contra el pueblo soviético por parte de las fuerzas ocupantes fascistas y que nunca nadie aceptó calificarlo de esa forma, salvo quienes lo sufrieron. De hecho se trató de un exterminio, a través de una acción genocida y planificada por los altos mandos fascistas que tenían como objeto borrar a todo un pueblo de la faz de la tierra que había osado construir un sistema nacido a partir de la Revolución Bolchevique.
Éstos dos hechos aberrantes para la historia de la Humanidad, merecen un homenaje “seculum per seculum” jamás deberán ser olvidados.

Escucho a Chopin para transportarme allí; me emociona y como un rayo se me presenta la magistral escena de Polansky donde Adrien Brody en harapos y hambriento, salva su vida frente al oficial nazi, interpretando la Ballade número 1 en G menor, Opus 23, una reflexión llena de contenido filosófico en el más terrible de los infiernos.

Pude observar con mis ojos las bellezas del paisaje polaco, los campos que van desde la hermosa Cracovia hasta la actual Oswiecim, el lugar donde se construyeron las fábricas de la muerte de Auschwitz-Birkenau. Y sólo la Memoria -esa que surge de la denodada lucha entre lo que pasó y el pretendido olvido- puede hacernos ver que en esa naturaleza maravillosa, lo peor del mal que surge de lo humano fue posible.

¿Cómo? Cada uno buscará o pretenderá presentar una respuesta. Cada víctima, cada sobreviviente, cada hijo, nieto o bisnieto de un muerto por hambre, por los palos, las torturas o el gas que producía el Zyklon B tendrá derecho a una respuesta, o habrá construido la suya. Tendrá una explicación o seguirá buscándola de cómo fue posible tanto horror, tanta infamia legitimada por millones de personas que al grito de heil! permitieran que se pusiera en acción los asesinatos en masa de judiós, gitanos, soviéticos, comunistas, discapacitados, homosexuales, cristianos, testigos de jehova, eslavos, y todos aquellos que en la más absoluta soledad dijeron No!

Todas las víctimas o sus descendientes tendrán o buscarán una respuesta. Ahora bien, lo que no admite discusión son los hechos, y estos además son contundentes: hubo víctimas, millones; fueron asesinadas en los campos de exterminio, entre otros y en este particular en Auschwitz y hubo un Ejercito Libertador: El Ejército Rojo de la Unión Soviética cuyo heredero es Rusia y los pueblos soviéticos.

La memoria es muy liviana lamentablemente, y hoy no son partícipes de la conmemoración ningun representante del Estado de Rusia, a la que sí asisten como invitados especiales dignatarios europeos; reyes; príncipes y princesas y autoridades mundiales entre ellos de Alemania e Italia en primera fila, a pesar que como una burla soez, fueron estos estados los que llevaron adelante los genocidios más allá de lágrimas y arrepentimientos.. De esta forma procaz transforman un hecho horripilante en un evento social, para colgarse oropeles ajenos en un claro acto de rusofobia y racismo que demuestra que occidente no ha aprendido la lección, y que la historia vuelve a repetirse.

Hoy pocos recuerdan que murieron 600.000 soldados del Ejército Rojo para liberar Polonia de la opresión nazi-facista. Este hecho se minimiza porque lo recuerdan los propios y respecto del resto nadie dice nada.

Fue precisamente un 27 de enero de 1945, que los soldados de la 332 División de Fusileros del Ejército Rojo, bajo el mando del Mariscal Iván Kónev, héroe de la Unión Soviética, llegaron y liberaron a los prisioneros sobrevivientes del campo de Auschwitz, los que aún tenían algún vestigio de vida. Si así podemos llamarlo…

Anatoly Shapiro, fue el primer oficial del Ejército Soviético que ingresó al campo de concentración de Auschwitz describiendo en sus palabras, el dantesco panorama con el que se encontró en ese lugar: “Había tal hedor que era imposible estar ahí por más de cinco minutos.” añadió. “Entramos en la mañana del 27 de enero de 1945. Vimos algunas personas vestidas con harapos. No parecían seres humanos, lucían terribles, eran puro hueso” . Como comandante del Batallón les dijo a los sobrevivientes que éramos el ejército soviético y que quedaban libres del dominio alemán. “ Pero ellos no reaccionaron, no podían ni mover la cabeza o decir la palabra” …” Algunos de los sobrevivientes se acercaban a los soldados y atinaba a tocar la estrella roja de sus uniformes; necesitaban cerciorarse de que no estaban alucinando, palpar que era una realidad, que había llegado alguien para rescatarlos del infierno”
Recordó además el aspecto esquelético de esos seres que no tenían zapatos y sus pies estaban envueltos en ropa vieja…era enero y la nieve rodeaba el lugar.. no se explica cómo sobrevivieron… Encontró seres humanos que parecían muertos vivos…
Otto Frank, padre de la dulce Ana, escribió en su primera carta dirigida a su madre, al mes de la Liberación de Auschwitz por parte del Ejército Rojo: “Hemos sido liberados y me han cuidado los rusos”.

Estas mujeres, niños y hombres fueron liberados por el Ejército Rojo, que derramó su sangre, en una hazaña histórica sin precedente, ¡son el símbolo de la victoria del bien sobre el mal! Ellos, los sobrevivientes, son un testimonio viviente liberados del oprobio; son la prueba testimonial de cómo fueron los hechos que costaron el derramamiento de mucha sangre soviética. Ellos, las víctimas, fueron quienes le contaron al mundo, por haberlo vivido en carne propia, de que trata el infierno; dieron fe de la tragedia y permitieron sentar para su juzgamiento y condena en el banquillo de los Tribunales de Núremberg y los Juicios de Minsk a los asesinos seriales nazis y develar sus perversos estratagemas surgidos de sus relatos.

Los sobrevivientes liberados le mostraron a la Humanidad toda -ante el asombro y estupor-, la forma perversa en la que se llevó a cabo la matanza industrial de personas, pergeñada por un asesino serial, Hitler y su tropel de criminales, que materializada en forma exponencial y perversa, secundado por una pléyade de seguidores con quienes instrumentó la infraestructura más grande del terror y de la muerte que la historia pueda conocer. El exterminio del hombre por el hombre, por circunstancias de raza, creencias e ideología. Los campos de exterminio Auschwitz-Birkenau; Sobibor; Treblinka; Belzec; Majdanek y tantos otros le demuestran al mundo y a todos los pueblos que lo habitan que el infierno no está en el más allá sino aquí en la Tierra!

Las cifras históricas de asesinados por el nazismo, por odio, xenofobia y rusofobia durante el Holocausto se fueron acumulando. Ya superan documentalmente que murieron 27.000.000 soviéticos en la lucha contra el nazismo.

En el marco de conmemoraciones de estos hechos de horror del Holocausto, resultan muy emotivas las palabras del Presidente de Rusia Vladimir Putin en el homenaje conmemorativo del 81 aniversario de la Ruptura del Sitio de Leningrado:

“El bloqueo se cobró más de 1.000.000 de vidas; la tragedia duró casi dos años y medio, pero a pesar de las pérdidas y las penurias nuestra ciudad siguió viva, en condiciones infernales de hambre y frío, bajo las bombas y los bombardeos. La gente trabajaba en fábricas y hospitales, cosía ropa para los soldados, luchaba contra las bombas incendiarias, cuidaba de los heridos, donaba sangre para el Frente. Los niños y adolescentes eran verdaderos ayudantes, camaradas de los adultos. Hoy aquí están los leningradensis, sobre cuya parte infantil cayeron estas durísimas pruebas. Les deseo a todos nuestros veteranos salud y prosperidad. Me inclino ante ustedes.”

Entonces, ¿Cómo podemos racionalmente entender que el Presidente de la Federación Rusa no forme parte de los invitados a la conmemoración de la Liberación del campo de concentración de Auschwitz? ¿Puede acaso racionalmente entenderse que princesas, reyes y mandatarios europeos cuyos estados fueron los pergeñados de la matanza tengan un lugar de honor y reciban oropeles, cuando fue el Ejército Rojo el que pagó el caro precio de la hazaña?

Concluimos que, lamentablemente y al igual que lo expresó en forma magistral el poeta ruso Vladimir Mayakovsky en su poema-parábola: “Y no decimos nada”, los líderes de Occidente callan, tergiversan y mienten y vuelven a elegir como camino la rusofobia y continúan sin decir nada. La historia vuelve a repetirse.

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