«Este acto desvergonzado ahora corre el riesgo de complicar y retrasar el proceso en el que Suecia y nuestro futuro aliado Turquía, paso a paso, generaron confianza mutua para permitir la ratificación turca de la membresía sueca en la OTAN», ha dicho Billstrom.
En declaraciones a la radiotelevisión sueca SVT, el ministro Billstrom ha asegurado que Estocolmo se toma lo ocurrido «increíblemente en serio» y ha denunciado la suerte de «simulacro de ejecución» que se escenificó durante una manifestación del miércoles en la capital.
El encargado de la diplomacia sueca ha señalado que el hecho es ya de por si denunciable, pero es más reprobable aún en un país, Suecia, donde dos altos cargos políticos han sido asesinados en los últimos 40 años: el primer ministro Olof Palme en 1986 y la ministra de Exteriores Anna Lindh en 2003.
La concentración tuvo lugar el miércoles junto al Ayuntamiento de Estocolmo y a ella asistieron «simpatizantes» de grupos kurdos como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) o las Unidades de Protección Popular (YPG), según la agencia de noticias oficial turca Anatolia.
La respuesta de Ankara no ha sido tibia y ya convocó el jueves al embajador sueco, Staffan Herrstrom, mientras que este mismo viernes la Fiscalía ha abierto una investigación por lo ocurrido. Además se ha cancelado una visita del presidente del Parlamento sueco, Andreas Norlén, la próxima semana para reunirse con su par turco, Mustafa Sentop.
Turquía ha exigido a Suecia y Finlandia una exhaustiva persecución de afines al PKK, entre otros asuntos, para facilitar la adhesión de ambas naciones escandinavas a la Alianza Atlántica, aún pendiente a falta de la ratificación de los parlamentos turco y húngaro.
