The Batman. Regreso del hombre murciélago

Después de millones de promocionales que circularon en la prensa convencional y en todo tipo de redes (Instagram, twitter, watch video, etcétera) sobre “The Batman”, el filme aterrizó en las salas del planeta. Quien suscribe no recuerda una planificación propagandística tan potenciada sobre el estreno de un filme cuyo sello se jugó (y se juega) a romper todo tipo de récord en la taquilla del mundo entero. El personaje icónico creado por Bob Kane y Bill Finger, en esta ocasión, muestra otra vuelta de tuerca que lo convierte en una especie de fenómeno solitario y vengador. 

Casi un anti-héroe encapuchado, al límite de su equilibrio mental, que combate el crimen a modo de cruzada personal en memoria del legado de sus padres asesinados. Para mostrar esta faceta un tanto más oscura que lo habitual, el director Matt Reeves se toma su tiempo (casi tres horas en donde podrían bajarse unos veinte minutos sin problema) en medio de un contexto de nocturnidad lluviosa que favorece la generación de un clima especial para el desarrollo de los acontecimientos. Reeves ya venía consolidando experiencia con mega-tanques hollywoodenses como la remake de El planeta de los simios y, en esta ocasión, apostó a uno de los personajes más famosos de la historieta para marcar su sello personal. 

Quizás no haya mucho de nuevo en una trama donde reaparece el tema de la corrupción en Ciudad Gótica, junto a un par de villanos que se contraponen al justiciero castigador mientras la Gatúbela interpretada por Zöe Kravitz impone su cuota sensual en medio de una oscuridad opresiva y siniestra. Un argumento ya manejado en “El caballero de la noche” dirigida por Christopher Nolan donde Heath Ledger, como el Guasón, se comía la película de punta a punta. Por su parte, el actor Robert Pattison (que saltara a la fama con “Crepúsculo”, una película bastante bizarra), se calza el uniforme sin -aparentemente- demasiada convicción, aunque tampoco le da el físico, seamos sinceros, a pesar que reparte piñazos a diestra y siniestra. 

Posiblemente muchos espectadores esperaban algo más de esta super-producción que, sin embargo, tiene sus créditos en secuencias puntuales y la denuncia de un mundo donde la falsa separación de blanco y negro se desplaza hacia una zona de grises permanentes cohabitado por el crimen organizado, la política y la justicia con intereses en común. Para denunciar ese discurso hipócrita se establece una nueva versión de el Acertijo cuyos actos parecen replicar acciones demenciales propuestas por David Fincher en “Pecados capitales” aunque también algunas escenas del final nos pueden retrotraer al desenlace propuesto por Nolan en el ya mencionado “Batman, el Caballero de la Noche”. 

En lo personal, no creo que el filme vaya a defraudar a los fanáticos e incondicionales a pesar de no compartir elogios que hablan de un thriller psicológico (?) o una propuesta de retorcida originalidad. Es aceptable, por cierto, y eso ya es decir bastante. Lo que no se entiende es la calificación de “No 18 años” cuando, en el pasado, han desfilado otras producciones mucho más sangrientas y de violencia extrema que no recibieron el mismo tratamiento. Vaya uno a saber.

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