Un estudio prospectivo que tuvo su publicación recientemente en la revista científica eClinicalMedicine (The Lancet), que efectúo un seguimiento de 7,3 años de media a casi 4.000 hombres de más de 67 años, con una edad media de 77, ha finalizado concluyendo que los pacientes que tenían sueños angustiosos recurrentes (más de uno a la semana) al inicio del seguimiento contaban con un riesgo tres veces mayor de desarrollar la enfermedad de párkinson durante los primeros cinco años.
“El aporte con más importancia del estudio es demostrar que podemos identificar a las personas que se enfrentan a un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson simplemente preguntando a la población mayor de que tratan sus sueños”, explicó el doctor, y autor del estudio y miembro del Departamento de Neurología del Birmingham City Hospital Abidemi I. Otaiku, que observando los resultados de su investigación, considera que la alta frecuencia de sueños angustiosos podríaconsiderarse un “síntoma prodrómico” de la enfermedad de Parkinson.
El doctor y neurólogo del Hospital Clínic de Barcelona, Alex Iranzo, señaló que, si bien los resultados del estudio “son creíbles”, este denota algunas limitaciones. Por un lado, al poner su foco solamente en hombres y basarse en un determinado grupo etario (edad media de 77 años), excluye del mismo a un importante sector de la población. Por otro lado, afirmó que el concepto de “sueños angustiosos” es muy indefinido, ya que las únicas pesadillas que tienen cierta correlación con el párkinson y otras enfermedades neurodegenerativas como lo son la demencia con cuerpos de Lewy y la atrofia multisistémica que si se asocian con el trastorno de la conducta del sueño REM.
“Son pesadillas con contenido violento y desagradable, en las cuales los pacientes buscan defenderse al sentirse atacados. El paciente sueña que discute, quizá que alguien le quiere robar o hacer daño, incluso que un animal le ataca”, explicó el doctor y miembro del grupo de estudio de trastornos del sueño y la vigilia de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Carles Gaig, que añadió que, pese a producirse en la fase del sueño REM (en la que soñamos pero el cuerpo está inmovilizado) los pacientes padecientes de este trastorno ejecutan el sueño como si estuvieran actuando en una obra de teatro: realizan movimientos exagerados, golpean, patean, discuten en voz alta, insultan.
En cuanto al diagnóstico del trastorno de la conducta del sueño REM, ha de efectuarse mediante un polisomnograma con vídeo dentro de una unidad de sueño hospitalaria, ya que se puede confundir en su clínica con otras patologías como las apneas obstructivas del sueño severas.
En el año 2006, el doctor Iranzo junto a otros investigadores españoles, dio a conocer un estudio en The Lancet Neurology a partir del seguimiento realizado a 44 pacientes con este trastorno. Después de cinco años de seguimiento, un 45 por ciento de ellos ya había desarrollado una enfermedad neurológica. Tras ocho años, en 2014, se estaba publicando en la revista científica Plos One un seguimiento de la primera investigación a la que se incorporaron 130 pacientes más. Los resultados no daban lugar a conjeturas: el riesgo que se estima de un síndrome neurodegenerativo establecido desde el momento del diagnóstico del trastorno de la conducta de sueño REM fue del 33,1 por ciento a los cinco años, del 75,7 por ciento a los diez años y del 90,9 por ciento a los 14 años.
+Datos:
El párkinson, la demencia con cuerpos de Lewy y la atrofia multisistémica conforman el grupo de enfermedades conocidas como sinucleinopatías, nombre que deriva de una proteína, la Alfa-sinucleína, cuya anormal expansión por las células del cerebro ocasionan estas enfermedades neurodegenerativas.
