¿Quién fue José Añón?
José Añón fue un gallego como tantos miles, que salió del interior profundo de Galicia, de un pueblito que tenía aproximadamente entre ocho o 10 casas, porque algún otro paisano vino a América y había que irse de la casa. Eso se daba debido a que generalmente eran muchos hermanos, entre ocho y 12, y la Guerra los había dejado en una situación muy compleja, más siendo del campo, que era peor que ser de ciudad. Había que dejar espacio para que lo poco que había lo comieran los hermanos que se quedaban ahí. Eso era lo que pensaban de muy jóvenes.
Eso fue lo que pensó mi madre. Alrededor de la mesa había 20 personas para comer. Tenían que ser menos porque no alcanzaba para hacer la comida, el pan casero o los huevos que ponían las gallinas, que era con lo que realmente podían subsistir. Por eso, Añón se vino a Uruguay.
Al llegar, empezó a aplicar la esencia del mutualismo y lo que hacían en España en Uruguay. Hay que ir allá, como tuve la suerte de ir en 1972 con 12 años, para darse cuenta porque la colectividad gallega en Uruguay hacía tantas cosas. Por ejemplo, en ese pueblo de ocho o 10 casas, cuando llegaba el tiempo de cosechar papas, maíz y trigo, todos iban a las cosechas de cada una de las casas. Tenían eso como una enseñanza. Eran profesionales de la ayuda mutua.
¿Cuáles fueron sus primeras acciones de Añón en suelo uruguayo?
Lo primero fue que empezó a desarrollar eso que traía naturalmente y sin dudas empezó a liderar. Fue líder entre los transportistas con una tarea que hoy parece muy sencilla pero no lo es, que fue que todos los transportistas se unan y se nuclean bajo una misma organización.
Actualmente eso en mucho país de Latinoamérica, como por ejemplo en México y Colombia, es imposible de lograr, ya que están los transportistas individuales y así está el transporte con problemas.
Él logró unir al sector en 1937, cuando se fundó Cutcsa. Lo logró no solamente con el convencimiento de los gallegos, sino también en la lucha contra las grandes multinacionales. Fue un abanderado de luchar contra los ingleses y los alemanes que tenían el monopolio del tranvía. Logró convencer a esos gallegos que, casi todos eran dueños de ómnibus de que no se dejarán persuadir (por ingleses y alemanes) y que no le vendieran espejitos de colores. Él trató de que las multinacionales no dominaran todo.
Al final, el Estado cuando no puede más con Añón, porque le daba guerra por todos lados, le dice (Añón) a los ingleses, porque los alemanes habían quedado ya por el camino, ´si ustedes logran que los propietarios individuales les vendan los ómnibus y logran un alto porcentaje le damos todo´. Nadie le vendió. No hubo uno solo que le vendiera.
Él hizo algo tremendo, no solo fundó Cutcsa, la sigla en sí, que ni siquiera era la de hoy, porque en aquel entonces era Cooperativa. Él logró hacer una lucha que hasta el final defendió los intereses del país. Plantó una semilla que hoy podemos decir que no hay mejor forma de definir a Cutcsa como el gran capitalismo popular.
¿Cómo ha sido la génesis de la empresa a lo largo de los años? ¿Todavía se aplica la frase de: Promesas cortas para ser cumplidas?
Hoy desde el punto de vista jurídico y conceptual, sigue todo absolutamente intacto. No hay nadie que en estos 85 años pueda modificar ese concepto de promesas cortas para ser cumplidas. Al contrario, cada vez se reafirma más y nos damos cuenta que este es el capitalismo popular.
Ésta es la Galicia de los pueblitos de los gallegos que tenían una tiendita o un kiosco en la casa. Cada uno tiene su ómnibus, donde saben cuál es el suyo. No es que todo es de todos y nada es de nadie. Cada uno sabe que tiene que cuidarlo y mantenerlo. Eso les entró desde el principio.
El ómnibus era para los gallegos los animales que tenían en la casa, que eran lo más valioso que tenían en Galicia porque era lo que les permitiría trabajar en el campo. Cuando fui, Galicia tenía casi todas las casas de piedra. Dentro de esas el mejor lugar lo tenían los animales (vacas, bueyes) y arriba en algunos lugares se dormía y se cocinaba.
En aquellos momentos, que fue antes de la migración importante que hicieron los gallegos al resto de Europa, que fueron y luego volvieron para hacer casas grandes, gracias a su trabajo hecho en Alemania, Suiza e Inglaterra. Él (Añón) reafirma ese concepto de capitalismo popular. Así vivimos, así fue mi vida, alrededor del ómnibus.
¿Cómo se da el cambio de cooperativa a compañía?
Primero fue Cooperativa Uruguaya de Transporte Colectivo Sociedad Anónima (Cutcsa) y después el propio Gobierno de la época obligó a que se definiera por cooperativa o por Sociedad Anónima (S.A.). Ahí se eligió ir por esa última.
Añón fue el líder político, el que movía a las masas y convencía a la gente. El jurídico que manejaba estos temas era Francisco Panizza, que fue el padre de un presidente de Cutcsa y otro de la Cooperativa Nacional de Productores de Leche (Conaprole). Desde lo jurídico fundó Conaprole. Cutcsa y esa empresa son primos hermanos desde ese punto de vista.
Conaprole es Cutcsa, las vacas y los ómnibus. El concepto es igual. Añón le dio el toque de mutualismo y ayuda mutua, no de cooperativa, y que hasta el día de hoy se mantiene exactamente el mismo criterio.
¿Cómo se realizaron las primeras adquisiciones de terrenos y sedes?
Lo primero que hicieron fue comprar un terreno de 200 metros cuadrados en Luis Alberto de Herrera y Gualeguay. Seguían el mismo lineamiento que tenían en Galicia: Compraban la casa del vecino, luego el terreno de al lado, y así se extendían más. Hicieron todo el esfuerzo en esta zona y terminaron con la obtención de uno de los predios, que después de muchos años, era la joya de la abuela o el diamante en bruto.
Eso era tener en el centro geográfico de Montevideo el lugar para una empresa de transporte, que era lo ideal. Por suerte, esa visión nos permitió que después pudieran hacer otras cosas como las que hicimos.
