Las cooperativas construyen un futuro mejor para todas las personas

Las cooperativas de todo el mundo se unirán para celebrar el Día Internacional de las Cooperativas (#CoopsDay) bajo el lema “Las cooperativas construyen un futuro mejor para todas las personas”.

En esta celebración, reconocida por las Naciones Unidas en un contexto de desafíos globales, las cooperativas destacaron su contribución al crecimiento sostenible e inclusivo, así como sus iniciativas medioambientales en la lucha contra el cambio climático. Además, promoverán la igualdad, la diversidad y la equidad, reafirmando su compromiso con los derechos humanos.

El papel del cooperativismo desde Nuestra América

Resulta oportuno recordar que el cooperativismo moderno nació como una invención de la clase obrera en el curso del siglo XIX.

En las primeras décadas de aquel siglo Gran Bretaña, la vanguardia productiva del recién nacido orden mundial capitalista, produjo un proceso que Marx resumió en la sentencia “Riqueza de la Nación, Miseria del Pueblo”. 

El cooperativismo heredado de Europa nos interpela en al menos tres sentidos a los cooperativistas del Sur pues tenemos unas mismas raíces e idénticos valores y principios, aunque tenemos matices que se expresan en tensiones, contradicciones y debates.

Los cooperativistas asumen una identidad latinoamericana y se reconoce  el aporte doctrinario de los socialistas utópicos y la labor de quienes plasmaron una fértil reflexión teórica con unas muy intensas experiencias prácticas. 

Así, el primer desafío es actualizar el legado doctrinario, deslastrarnos de las herencias inconsistentes con los valores y principios e ir rehaciendo, con el aporte de las culturas de Nuestra América, el ideario cooperativo.

El segundo, desplegar el proyecto solidario haciendo cada vez más consistente la imbricación del sentir, del pensar, del decir y del hacer.

Tercero: el cooperativismo está atravesado por diferentes posicionamientos frente al escenario global en crisis. Unas perspectivas asumen que el cooperativismo debe ser rueda de auxilio del neoliberalismo y propician la difusión de las entidades solidarias como canal para viabilizar una salida de la crisis dentro de las relaciones sociales vigentes. 

Es escenario de duras batallas en todos los planos, pero tal vez la más decisiva sea la cultural. Los valores que logran ganar el corazón y la conciencia de las mayorías sociales terminan definiendo en cada etapa histórica los resultados de una disputa entre quienes quieren reproducir relaciones de injusticia y quienes, por el contrario, apuntan a la construcción de sociedades fraternales e igualitarias.

José Martí advertía, en este sentido, que “trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”.

En esta batalla civilizatoria el cooperativismo –por su compromiso ético con una sociedad democrática y participativa– viene desplegando múltiples iniciativas. En el marco de sus propias tensiones internas, en sus esfuerzos de actualizarse, los cooperativistas de Nuestra América vivimos una intensa etapa de apuestas y construcciones.

Compartimos la certeza y la decisión de aportar a la superación de un orden éticamente inaceptable, políticamente inadmisible, económicamente inviable, culturalmente repudiable. El desafío de crear un mundo nuevo era y es eminentemente cultural: El avance hacia la utopía requiere de muchas batallas pero, sin duda, la primera es la batalla cultural. 

1 Comentario

  1. No creo que eso que menciona el artículo suceda, Las cooperativas, como hasta el momento ha sucedido han sido centros de corrupción maniobrados desde la central sindical.

    Todo eso debería cambiar, para ver si surge algo mejor.

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