La Iglesia Católica en Uruguay expresó esta semana su compromiso de continuar colaborando para esclarecer el paradero de los desaparecidos durante la dictadura militar (1973-1985) y sanar lo que considera «una herida que sigue abierta en el corazón de nuestro pueblo».
Concretamente, los obispos de la Conferencia Episcopal del Uruguay (CEU) se han puesto a disposición de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, así como de la Fiscalía de Crímenes de Lesa Humanidad, ofreciendo la Iglesia como un canal de recepción de información sobre personas detenidas y desaparecidas durante el régimen militar. A través de obispos y sacerdotes, la Iglesia Católica recibirá a aquellas personas que deseen brindar información acerca de los desaparecidos, garantizando la confidencialidad de los informantes. Esta iniciativa se da en un momento clave, tras el reciente hallazgo de restos óseos humanos en un predio militar, donde previamente se habían encontrado los restos de tres desaparecidos. Los nuevos restos serán sometidos a estudios para determinar si pertenecen a otra persona desaparecida durante ese oscuro período.
Desde la Institución Nacional de Derechos Humanos y la Fiscalía, se ha señalado que existen personas que «pueden haber sido testigos tangenciales de enterramientos» y que podrían facilitar información al respecto. Sin embargo, también se reconoció que muchas personas aún sienten temor de hablar. Es en este contexto donde la colaboración de la Iglesia Católica cobra especial importancia, al ofrecer un espacio seguro y confidencial para que quienes posean información relevante puedan compartirla sin miedo a represalias.
En una reciente conferencia de prensa, el Arzobispo de Montevideo, Cardenal Daniel Sturla, expresó la esperanza de que esta iniciativa permita avanzar en la búsqueda de la verdad. Este tipo de hallazgos, que toman visibilidad a través de los medios, “reavivan una sensibilidad que hace que haya personas que digan: ‘Yo no me puedo ir a la tumba con esto», aseguró Sturla. El Cardenal recordó que, en el pasado, la Iglesia ya había desempeñado un papel crucial en la recolección de información relacionada con desaparecidos. «La Iglesia ha trabajado mucho en este sentido», afirmó, señalando que «“Hubo datos que llegaban a las parroquias, que llegaban a mí, y yo los entregaba directamente a los familiares de desaparecidos a través de un familiar».
Con la reapertura de este canal de diálogo, Sturla destacó la importancia de que las parroquias continúen siendo un punto de recepción de información. «Ahora, a partir de esta instancia de diálogo, resurgió la posibilidad de que las parroquias reciban algún dato de gente que quiera aportar y que, a través de los obispos, llegue a familiares o a la Comisión de Derechos Humanos», indicó. En cuanto al funcionamiento de este servicio, el Cardenal explicó que «en muchos casos, la persona va y habla con el sacerdote, no quiere decir que sea confesión”, aclarando que se trata de «una cuestión anónima».
El Arzobispo también reconoció que «todavía hay temor en muchas personas», razón por la cual tanto desde la Iglesia como desde la Comisión de Derechos Humanos se hará todo lo posible para mantener la confidencialidad de quienes decidan compartir información. Para quienes deseen aportar información, el Cardenal indicó que «se puede acercar a cualquier parroquia» o dejar un sobre que contenga la información que se considere relevante.
Capaz que para algo al fin van a servir, aparte de que la creme vaya los domingos a confesar sus pecados para sentirse libres de ellos.
CUANDO yo IBA A LA IGLESIA DE CHICO Sturla ME ATENDIA MUY BIEN. SOLO QUE NO ME ACUERDO PORQUE NO ME PODIA SENTAR AL OTRO DIA.
Creo que es un tema muy serio, y hay otras cosas de la política que sí pueden tomarse en broma. A los genocidas y sus cómplices se le ofrece la oportunidad de por lo menos indicar donde están los retos de muchos desaparecidos, protegidos por el secreto de confesión. Ya no tiene sentido negar que en Uruguay hubo desaparecidos y argumentar que andan divirtiéndose en Europa. Es darle a los familiares el consuelo de reencontrarse con los restos de sus seres queridos. Recuerdan Antígona de Sófocles? Negarse es simplemente, maldad pura.