En un mundo con sobredosis de informaciones que impactan nuestras vidas, aparecen también en las cámaras y micrófonos hechos intrascendentes como grandes noticias incluyendo hasta la banalidad del nacimiento de una cucaracha. Es el territorio de la información inútil que puebla las redes, donde lo insustancial se difunde para nuestra atención curiosa y también morbosa, y que además alimenta conversaciones chismosas.
El nacimiento de otra cucaracha llega a ser difundido, en el mercado de la mente de las personas, como la llegada del niño Jesús. Toda información es mercancía.
No importa si sea verdad o mentira, trascendente o banal: siempre alguien está atento a escudriñar. Ante millones de hechos intrascendentes que nos hacen perder el efímero tiempo real de nuestra vida, sólo nos queda en nuestro albedrío, buscar separar la paja del grano. Pero otra historia sería el nacimiento de alguna cucaracha si los humanos no fuéramos amos de todas las especies y organizadores del restaurante de la naturaleza como el supermercado de nuestra alimentación. Esa otra historia podría informar del nacimiento de algún animal como la génesis de nuevas religiones y futuros posibles, con lo cual la procesión hacia el pesebre de Belén hubiera sido diferente. También otra sería La Metamorfosis que versaría sobre una cucaracha extrañamente mutada en humano. En ese posible mundo animal, viviríamos en burbujas, encerrados y vigilados, pero también veríamos atentos a sus historias, incluso si no nos cambiaran la vida. R.46
