El Compromiso País de la Coalición Republicana que impulsa la candidatura presidencial de Álvaro Delgado en su capítulo 16 propone una segunda generación de la actual transformación educativa. El primer gobierno de la Coalición Republicana puso a la educación uruguaya en el camino de una amplia reforma educativa con un cambio de enfoque hacia la gobernabilidad y la calidad bajo una mirada superadora de los problemas del funcionamiento que derivó en un conjunto de iniciativas de mejora de los aprendizajes con cambios curriculares, menor gobernanza corporativa, y acciones de equidad educativa con instalación de liceos María Espínola y escuelas de tiempo completo. Ello junto a un mejoramiento de la calidad con una formación docente de nivel universitario. Todo ello ha permitido un mejoramiento de los indicadores educativos que se propende requiere continuar, consolidar y profundizar. Continuidad es sin duda el primer eje, pero también en igual intensidad cambio y mejora, y con un enfoque innovador centrado en los complejos escenarios futuros de las tendencias y oportunidades.
En este contexto se busca en particular un abordaje de la desigualdad educativa derivado de múltiples factores entre los cuales la escasa regionalización, la alta deserción, la diferencia de pedagogías innovadoras, así como en la calidad de los aprendizajes. Por ello la propuesta del Programa de gobierno, se apoya en tres pilares y conceptos de políticas centrales en lo educativo. Ellas son en primer lugar la continuidad de las acciones y políticas actuales en tanto ellas están dando buenos resultados en los indicadores de calidad, cobertura y equidad. En segundo nivel un incremento de las iniciativas y acciones en esos ejes de políticas para que se puedan lograr mejores beneficios y alcanzar los objetivos y metas esperadas en un menor plazo a través de impulsar una mayor focalización y ampliación de dichas políticas e inventivos a los diversos actores, y finalmente en tercer lugar una innovación en las políticas con nuevas miradas y enfoques a través de incorporar nuevas formas de concebir e impulsar las políticas educativas en un marco de innovación con un acento particular en los componentes digitales, en una mayor autonomía de los centros educativos.
En este sentido, las múltiples propuestas, se unifican entre lógicas de continuidad, incrementalidad e innovación, permitiendo, darle a la política educativa una continuidad para abandonar esa lamentable tradición de barrer todo lo anterior que constituye un derroche y una pérdida de recursos, y a la vez un aumento de la intensidad de aquellas estrategias y acciones que están dando resultados. En tal sentido se plantea aumentar el alcance de los Centros María Espínola para cubrir a los quintiles más vulnerables y consolidar su modelo de gestión.
No es sólo importante el camino correcto sino también la intensidad de las políticas para poder alcanzar en menos tiempo mayores niveles de cobertura, calidad y equidad. La gente no puede esperar infinitamente a que se logren mejores oportunidades de estudio. Al mismo tiempo se plantea una batería de políticas innovadores nuevas: nuevas formas para resolver los viejos problemas que no se logran superar en los tiempo que la gente y el país necesitan .
La diversidad de acciones planteadas es amplia: incentivos para aumentar el egreso de la educación media con becas vinculadas a logros académicos y prácticas laborales remuneradas para que los estudiantes de quintiles más vulnerables realmente finalicen el liceo. Incluso se plantea expandir un modelo de suplencias remotas, que se usa en enseñanza de inglés, para reducir la pérdida de horas de clase. También el programa plantea la obligatoriedad de la educación desde los tres años, ampliar la oferta educativa digital, e impulsar el desarrollo del bachillerato virtual y el rol de Ceibal en la innovación educativa. Se plantea promover las carreras virtuales a nivel terciario, estudiando la mejor institucionalidad de ellas. Al tiempo se propone implementar una Evaluación Universal y Continua de Aprendizajes (EUCA), cada tres años para estudiantes con el fin de evaluar el avance educativo a nivel nacional, avanzar en la formación de los docentes y trabajar en la modernización de la ANEP, minimizando procedimientos burocráticos, digitalizando procesos y otorgando mayor autonomía a los directores de centros. Y muchas más propuestas necesarias y pertinentes para superar la tragedia educativa generada por años de falta de continuidad de las políticas, gobernanza corporativa y un enfoque no atento al mérito y la calidad que la transformación en sus primera y segunda fase busca superar.