El traslado de pacientes de un lugar a otro es una responsabilidad que solo deben hacer especialistas, en la actualidad se hace por ambulancia o cuando hay distancias más complejas o lugares con poca accesibilidad terrestre, entra en juego el transporte aéreo. Esta modalidad, además de tener alcance, también ofrece rapidez que en muchos casos puede significar salvarle la vida a alguien.
En Uruguay existe una empresa llamada Sutam, la primera institución dedicada al transporte médico aéreo dentro y fuera del país. Las siglas de la empresa significan Servicio Uruguayo de Transporte Aéreo Médico. Su titular es Marcelo Cibotari, quien fue entrevistado por el diario “El Explorador”, donde habló acerca de los orígenes de una compañía pionera en su rubro y de los servicios que brinda.
Cibotari, es enfermero y luego se formó como paramédico, pero además, también piloto comercial e instructor de vuelo, técnico aeronáutico y mecánico de aviones y helicópteros. Por lo que unió sus conocimientos en las dos ramas para llevar adelante esta idea. “La medicina llegó cuando yo estaba en helicópteros, en el grupo 5, en búsqueda y rescate. Ahí me interesó no solo volar, sino también atender al paciente”. La formación la realizó en Chile: “Ahí hacíamos el rescate de los mineros y los accidentes en vía pública”, comentó.
El dueño de Sutam recuerda que hace 14 años cuando iniciaron, el rubro no existía, por lo que fueron los primeros en medio de un contexto único para ese tiempo de empresas. En Chile comenzó a trabajar en una empresa de traslado aéreo sanitario y con el tiempo tomó la iniciativa de trasladar esa idea a Uruguay. En su relato comenta que cuenta con los conocimientos básicos, “Soy piloto, tengo los contactos aeronáuticos, tengo la parte de medicina”, por lo que no se limitó e innovó.
Cuenta que fue muy interesante la parte de los convenios con otros colegas para consolidar la idea, pero se enfrentaron a la parte burocrática, ya que en Uruguay no había una legislación clara para este tipo de negocios, una situación que fueron resolviendo con el paso del tiempo. “Fuimos los primeros”. “Al inicio fue algo difícil, pero que generaba muchas ganas de hacerlo. Como no existía, y yo trabajaba allá a nivel de emergencias móviles, lo fui planteando y gustó”. Explica que “al día de hoy existe por parte de la Fuerza Aérea un servicio con aviones chicos, militarizado, aplicado a la parte estatal, pero no al público general o privado”.
Desde el nacimiento de Sutam hasta la actualidad, destaca la época de pandemia. “En ese momento desde Cancillería se nos pidió ayuda y trasladamos mucha gente. Volamos mucho internamente y mucho a Argentina y Brasil. Personas que quedaban acá en Uruguay y uruguayos que quedaron en Argentina o en Brasil los trajimos”, detalló.
En cuanto a los beneficios y a los costos, Marcelo Cibotari asegura que es mucho más barato usar un transporte aéreo médico que una ambulancia convencional, sobre todo por el tiempo de acción. Explica que para un paciente en condiciones críticas desde Artigas a Montevideo en una ambulancia, “el costo operativo puede llegar a costar hasta 100.000 pesos, incluyendo combustible, viáticos, sueldos, insumos médicos como balones de oxígeno (que se usan mínimo 4 por los kilómetros recorridos), monitores con más baterías, entre otras cosas”. “Un traslado de la misma distancia en avión se cobra 160 mil pesos al día de hoy, son algunos pesos de diferencias, pero tienes rapidez, en 4 horas resuelves la situación, mientras que la ambulancia puede tardar hasta 17 horas”, haciendo énfasis a lo importante que es el tiempo en estos casos.
En la actualidad, uno de los servicios que ofrece están relacionados con las aseguradoras de viajes, “Vos viajas a un país de paseo, te pasa algo y te vamos a buscar por el seguro y no tenés que pagarlo tú”, recalcó. Además, resalta que no hay distancias, ni lugar, que el alcance de los servicios de Sutam, abarcan “a todo el mundo”, asegura Cibotari, “en todas partes tenemos algún convenio que permite hacerlo”.
La empresa presta servicios tanto a instituciones como a particulares.En caso de traslados desde el exterior, son asesorados en cómo hacer las consultas a través de los seguros de viaje para que sean ellos los que abonen el servicio.
Además, más allá de la alianza con otras empresas, Sutam cuenta con una infraestructura de cuatro aviones con base en los aeropuertos Ángel Adami en Melilla, en Carrasco y en Laguna del Sauce para operar. De ser necesario en caso de una “emergencia catastrófica” el servicio puede movilizar cuatro aviones grandes, dos pequeños y un helicóptero.
El piloto reveló unas de las intenciones que tiene como empresa para el futuro: “pretendemos que la persona te llame, diga angustiada qué es lo que está pasando y que yo le diga, desde este momento para adelante solo dedíquese a cuidar a su ser querido, nosotros nos encargamos de todo, pásenme la documentación, dónde se encuentra y quién lo atiende”.
Desde ese punto la empresa se encargaría de los contactos médicos, la salida del país, Aduana, Migraciones, y todo con respecto al paciente y el acompañante. “Eso vale mucho, la persona que tiene un familiar desvalido por algo grave, (los servicios se utilizan para casos críticos), muchas veces no sabe por dónde arrancar, quieres resolver el problema y no sabés cómo; se preguntan por dónde empiezo, cómo se hace”. Asegura que es muy distinto cuando existe una empresa con la experiencia de Sutam que te apoya y te dice “tranquilo, acá estoy yo para ayudarte, yo sé hacerlo”.
La cantidad de servicios que se atienden mensualmente puede variar mucho según la altura del año. “En verano te puedo decir que hay muchos, hemos tenido años de 20 traslados y en otros 8, depende, hay rachas. Personas que van a piscinas y tenemos 4 fracturas de cadera, o politraumatizados de accidente de tránsito”. La empresa también trabaja en los casos de fallecidos para trasladar y repatriar. Para finalizar, reflexiona y asegura que poder ayudar a las personas en esos momentos tan complejos y resolver la situación “te llena de satisfacción, es algo que vale mucho más que el dinero”, cerró.