El Domingo pasado se celebraron las elecciones presidenciales (1a vuelta) en Colombia. No por esperados, los resultados dejan de invitarnos a algunas reflexiones, pendientes del resultado final previsto para cuando acá estemos celebrando el natalicio de nuestro Padre Artigas (19 de junio).
Para poder sacar algunas conclusiones veamos cuales fueron los resultados:
Gustavo Petro 40.32%; Rodolfo Hernandez 28.15, quienes pasan a la segunda vuelta. El candidato oficialista (Federico Gutierrez) 23.91%. Finalmente, Sergio Fajardo. del Partido de gobierno quedó fuera de c contienda con un 23.91% y últimos John M. Rodriguez (!.29%) y Enrique Gómez (0.23%)
Conocidos los resultados, el único que se definió para la segunda vuelta, fue el candidato Gutierrez (de derecha pero no del Partido oficialista) apoyando a Hernandez. Nu usó elogios ni destacó de virtudes para explicar su apoyo. Se limitó a criticar a Petro, con un tradicional discurso de guerra fría: “comunismo, otra Venezuela, perdida de libertades…” etc. Anuncia una campaña sucia, con una opción binaria izquierda-derecha.
Gustavo Petro, fue miembro del M19. El grupo fue el primero en abandonar las armas e integrarse a la vida cívica de su país. Fue alcalde de Bogotá, del 12 al 15 habiendo sido ya por entonces candidato presidencial. Hace ya unos cuantos años se oía hablar bien de su gestión como tal, por parte de gente de todos los credos políticos.
Hubo algunos años que solía frecuentar Colombia. Por la OEA Pre Almagro (Miguel Insulza) estuve en un par de Misiones.Se logró que Santos fuera electo en comicios con un alto el fuego dela guerrilla y observar el proceso electoral. Luego. el entonces Canciller Nin Novoa, tras una reunión de UNASUR me avisa que el Pte. Tabaré Vásquez me había propuesto como mediador entre Colombia y Venezuela en un conflicto fronterizo. En todas esas oportunidades tuve la posibilidad de conocerlo y recibir su consejo e invalorable opinión.
Analicemos qué nos deja el resultado de la 1ª vuelta de las elecciones presidenciales.
1) El candidato del Partido de Uribe (Federico Gutierrez), que monopoliza el poder desde el mandato de aquel, entró tercero y por lo tanto no participa de la recta final en el balotaje. Esto hace que presenciemos el segundo cambio de las opciones de rotación en el poder.
Hasta Uribe, eran Liberales y Conservadores, los partidos más viejos del mundo (más aún que sus pares “Whigs” y “Tories” británicos). Luego monopolizó el uribismo electoral (Partido de la U). Estamos ante un segundo cambio: la ausencia del Partido de la U en la opción final.
2) Si sumáramos todos los que no votaron a Petro (derecha y conservadores) nos daría 57%. ¿Esto quiere decir que Petro uno tiene chances? Sí las tiene y esto es los que hace que traten de juntarse todos. Tenemos solo la certeza de una elección reñida. La suma aritmética nunca funciona en los balotajes.
A ver: Un candidato como John Milton Rodriguez, predicador evangélico,con un 1.29% puede siquiera insinuar que es “dueño” de esos electores. ¿Hay acaso en este cuarto de siglo XXI electores cautivos?La respuesta es no. Quizás cuanto más alto sea el caudal electoral más cautiva sea la conducta del elector. Ahora, de lo único que podemos estar seguros es que el 40 y algo % que votó a Petro lo hará nuevamente.
Como en política es muy importante la “moral del equipo” cuenta y cuenta mucho, sabemos pues, que ese 40.32 % de los votantes, que disputará la presidencia, es más militante y comprometido que el 57% restante donde habrá que medir ahora, el índice de indecisos.
Eso puede incidir a favor de Petro a porque muchos votantes de candidatos de derecha no son de derecha, son de ese candidato, y punto. Petro debe subir 10 puntos, mientras que su adversario necesita 22 puntos, más del doble.
Hubiera sido más difícil competir con el candidato oficialista, que además de ser de derecha como este, representaba a un partido que ha ganado las 5 últimas elecciones de Colombia. A mucha gente,le cuesta más votar a alguien de fuera, sin antecedentes conocidos, si no lo hizo en la primera vuelta.
No sostenemos que va a ser una triunfo fácil, para Petro. Pero salimos al paso a la campaña sistemática de quienes controlan los medios difusión en el sentido de que Petro ya perdió.
4) Vistas las tremendas dificultades que tuvo que enfrentar Petro, el resultado demuestra un triunfo en primera vuelta fue mayor que lo exhiben los fríos números. Denuncio intentos de suspender las elecciones. Recibió amenazas de muerte a tal punto que debió suspender durante casi dos semanas su campaña electoral ya casi en la recta final.
Esto, que en si mismo es grave, lo es doblemente, para un candidato que enfrentaba a más de una media docena de candidatos, cada uno, con sus espacios publicitarios que cede el estado, que tenían una sola cosa en común: sembrar el miedo sobre el eventual triunfo de Petro. Algunos candidatos tras la campaña, retiraron su postulación (como Ingrid Betancur) para aunar esfuerzos contra el candidato ganador.
5) Para el gobierno uruguayo que da lecciones de democracia en los foros internacionales, hay una gran lección. Cuando Lacalle dicta clases de democracia, olvida que cada país de los que considera democráticos tiene reglas distintas. ¿se puede decir que en Colombia no tiene una democracia liberal? ¿Argentina? Sin embargo con el resultado de Colombia en Argentina, no habría segunda vuelta (más de 40% y 10 puntos de diferencia con el segundo). Petro ya sería Presidente electo. Cada pueblo busca las modalidades que rigen su democracia.
Ahora debemos esperar a qué ocurre en Colombia, el 19 de abril. Debe ser una espera comprometida. Lo que ocurra en Colombia repercutirá en todo el continente. Han sido meses de mucha movilidad electoral en la región.
En Bolivia: Ganó Evo, Golpe, cae la dictadura, nuevas elecciones, gana Arce del MAS (Partido de Evo). En Ecuador gana la derecha. Chile, se vota una Constituyente que dará al país hermano su primer Carta Orgánica que surja de los representantes del Soberano. Luego se eligió Presidente. Después de Colombia, vendrá Brasil, donde ya sabemos que se derrotará el autoritarismo de Bolsonaro.
Lo que pasa en una parte del Continente, repercute en el resto. Nuestros corazones están latiendo en el pueblo colombiano.