La ministra de Seguridad Nacional de Argentina, Patricia Bullrich, se ha opuesto a la participación de la Selección Argentina Sub-20 en el torneo Sudamericano que se celebrará a partir de finales de enero en Venezuela, alertando del riesgo de que los futbolistas puedan ser tomados como «rehenes» por el Gobierno de Nicolás Maduro.
Bullrich ha reconocido que la reciente detención en Caracas del gendarme argentino Nahuel Gallo ha llevado a Buenos Aires a plantearse el elaborar un protocolo para dejar en claro «cuáles son los lugares a los que un miembro de una fuerza de seguridad o un argentino corre riesgo», según recoge el diario argentino ‘Clarín’. «¿Nuestra selección Sub-20 puede ir a Venezuela, nos los pueden tomar de rehenes?», ha manifestado la ministra Bullrich, quien ha hecho un llamamiento a los organismos competentes para que cambien la sede del torneo ante el riesgo de que el régimen de Maduro pueda secuestrar a futbolistas, «que pueden ser una pieza muy importante».
A consideración de Bullrich, las autoridades venezolanas podrías acusar «de cualquier cosa» a estos hipotéticos detenidos, y ha aludido de forma irónica a que Caracas podría justificarse en que «Argentina mandó dentro de los jugadores de fútbol a uno que fue policía». «A eso se agarra. Entonces, es un riesgo», ha dicho. «Vamos a ver qué pasa el 10 (de enero), cómo se van a suceder los acontecimientos en Venezuela, pero estamos ante una situación en la que cualquiera puede ser tomado de rehén.
El otro día Maduro dijo que tenía a 125. ¿Vamos a mandar a los pibes allá?
¡No!», ha remachado la ministra de Seguridad Nacional argentina.
Venezuela celebró elecciones presidenciales a finales del pasado mes de julio tras las que Maduro reivindicó la victoria, si bien el candidato opositor Edmundo González denunció fraude en el recuento electoral y se erige como el verdadero ganador de los comicios, respaldado por parte de la comunidad internacional.
Es un comentario algo grotesco. Mezclar política y deporte siempre termina mal. Debería haber un gran trabajo a nivel diplomático, contactos de Conmebol (y de FIFA) con el gobierno venezolano para acordar las garantías necesarias para realizar el torneo. Y, haciendo memoria -para los más jóvenes) en 1973 Chile eliminó a Perú y debía jugar un repechaje con URSS (ganador de otro grupo, en este caso de Europa). Por sorteo, jugaron primero en Moscú y empataron 0 a 0. Pero, antes de la revancha vino el golpe de estado de Pinochet, seguido de una represión a sangre y fuego. Mucho más violenta de lo que es hoy Venezuela, para ilustrar. El estadio Nacional de Santiago de Chile se transformó en uan cárcel gigante, donde además se fusilaban cientos de comunistas por día o sospechosos de serlo (de todos modos, todos los días seguían lleado cientos de presos, para repones el stock) . URSS se negó a jugar allí. No podemos enviar una selección de deportistas de un país comunista a un lugar donde el gobierno mata comunistas todos lo días, dijeron. La FIFA en plano aseguró que estaban dadas todas las garantías, vaciarían el estadio un par de días antes (luega seguirían, obvio), Pinochet, ijo vengan nomás, pero URSS no se presentó. Chile clasificó al Mundial (en Alemania Federal, en 1974) y la clasificación fue un lauro para el nuevo gobierno chileno. Ahí había garantías, ahora no? Y repito, fulero el cóctel de política y deporte.