Biocombustibles: el primer paso a la transición energética

“Uruguay tiene potencial para producirlos, no dependiendo de otros países”.

El Ingeniero químico Nikolai Guchin, quien tiene una trayectoria en ANCAP de varios años, iniciando en refinería y desde el 2006 integrando un grupo de biocombustibles o como él prefiere llamarlo bioenergía, nos brindó un espacio informativo y explicativo sobre el trabajo que realizan en materia de Bioenergía, Bioeconomía y Biocombustibles desde la empresa.

Antes de profundizar en los temas, Guchin consideró importante y necesario definir los conceptos para un mejor entendimiento en todas aquellas personas que no nos especializamos en el tema o no estamos tan empapados:

Biomasa: Aquella materia de origen biológico vegetal o animal (materia orgánica), incluyendo residuos y desechos, que son susceptibles de ser aprovechables desde el punto de vista de su valorización energética y de la obtención de bioproductos o de biocombustibles, excluyendo material incrustado en formaciones geológicas o transformado en material fosilizado.

Guchin explicó que las formaciones geológicas como el petróleo no entran en la descripción debido a que “este se ha generado a través de millones de años y en condiciones especiales para la formación de un líquido combustible”.

También se considera biomasa la materia orgánica de las aguas residuales y los lodos de depuradora, así como la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos, y otros residuos derivados de las industrias.

Bioenergía: la energía procedente de la transformación de la biomasa.

Biorrefinería (definición de NREL): es una instalación que integra procesos y equipos de conversión para producir combustibles, energía y productos químicos derivados de la biomasa.

“Hay de diversos tipos, dependiendo de su materia prima, si producen energéticos sólidos, combustibles líquidos o energéticos gaseosos. También se clasifican según su proceso, si es biológico, químico, termoquímicos o catalíticos”.

Bioeconomía: Según La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la bioeconomía es «la producción, utilización y conservación de los recursos biológicos, incluidos los conocimientos relacionados, la ciencia, la tecnología y la innovación, para proporcionar información, productos, procesos y servicios a todos los sectores económicos con el objetivo de avanzar hacia una economía sostenible».

ALUR (Alcoholes del Uruguay S.A.) es la empresa agroindustrial sustentable e integrante del Grupo ANCAP, que produce los Biocombustibles a partir de cultivos como cereales, oleaginosos, caña de azúcar, aceite reciclado y grasa animal.

“La ventaja de la Biomasa es que el dióxido de carbono (CO2) generado en la combustión fue absorbido de la atmósfera por la fotosíntesis, al crecer esa Biomasa, el productor la cosecha y se inicia un proceso industrial, generando biocombustible, por lo tanto el CO2 que se había absorbido el motor lo vuelve a emitir a la atmósfera, es decir, que en las biorrefinerías se busca que el CO2 emitido en el proceso industrial y en el uso de los productos se vea compensado con el CO2 absorbido por la planta al crecer obteniendo un balance global de CO2 casi neutro o sea que es casi un ciclo neutro”, explicó.

De manera análoga a las refinerías petroquímicas, la estrategia de operación de una biorrefinería se basa en transformar las materias primas en productos energéticos y materiales por medio de la utilización de recursos respetuosos con el medio ambiente, como el empleo de materiales de origen agroindustrial, principalmente desechos, como materia prima, que permita: (a) aprovechar recursos considerados como residuos que anualmente y no solo a nivel doméstico, hay una gran cantidad de residuos orgánicos generados, volviéndose esto una potencial biomasa de enorme valor; (b) evitar la contaminación que genera su desecho y (c) eludir un dilema ético que implicaría destinar alimentos para sustituir los recursos fósiles.

¿Qué son los biocombustibles de primera generación (1G) y de segunda generación (2G)?

El criterio que los separa es según sean fabricados con materias primas que pueden o no ser utilizadas para alimentación humana, los de 1ra generación son producidos a partir de azúcar, almidón y aceites de una parte específica (frecuentemente comestible) de plantas tradicionales como caña de azúcar, trigo, maíz, palma aceitera y soya; por otro lado los de 2da generación, también llamados biocombustibles celulósicos, son producidos de materias-primas no alimentarias como residuos agroindustriales y gramíneas forrajeras de alta producción de biomasa. Su producción es significativamente más compleja, comparada con la de 1ra generación.

“La edad de piedra no terminó por la falta de piedras y la edad del petróleo terminará mucho antes de que el mundo se quede sin petróleo” Ahmed Zaki Yamani, antiguo ministro de Petróleo y Recursos Minerales de Arabia Saudita (1962-1986).

“Se necesita un mundo nuevo y lo llamo cambio de paradigma, actualmente todos tenemos el paradigma de que la energía proviene del petróleo porque el sistema tiene más de 100 años y funciona bien, con algunos ventajas y desventajas como tienen todas las cosas, pero este sería un nuevo paradigma al cual tenemos que ir porque justamente el fósil aumenta el efecto invernadero y nos está causando problemas. Entonces una opción, de varias que hay sobre la mesa, es ir hacia biorrefinerías que tienen ciclo neutro y la otra opción es generar hidrógeno a través de energía eléctrica renovable”, expresó y explicó que para transitar estos caminos hay que tomar conciencia, mitigar riesgos y hay que tener políticas claras y que los motivos para el cambio son mayormente ambientales pero destacando que “hay una tendencia mundial de avanzar hacia los biocombustibles sobre todo por dichos problemas ambientales, pero también por los conflictos que se están generando en torno al petróleo”.

El Ingeniero expresó que nuestro país “tiene potencial para ir hacia estos productos de origen biológico, producimos biomasa en forma eficiente y la prueba está en que UPM se instaló en Uruguay. Los biocombustibles no solo usan biomasa para producir sus productos sino que se crearon cadenas productivas en lugares incluso con alguna problemática socioeconómica como fue Bella Unión, se generaron empleos”, en ese sentido también recordó que en el país produce alimentos para más de 30 millones de habitantes pero en lo que respecta a la soberanía energética “estamos muy lejos porque dependemos del petróleo importado y una opción a seguir es la de las energías renovables convencionales, o sea energía eólica y solar y a partir de allí generar hidrógeno, ese sería autóctono porque el viento y el sol son parte de la naturaleza”.

Hablando de la infraestructura informó que la usada para el petróleo, con nula o menor adaptación, se usa directamente para los biocombustibles, sin embargo cuando hablamos del hidrógeno hay algunas complejidades aún a resolver cosa que no ocurre con los biocombustibles, como su alto costo, formas de exportación y de almacenamiento, “nada que no se pueda resolver pero tiene cierta complejidad y en los biocombustibles las complejidades fueron menores, fáciles y rápidas de resolver. Entonces eso es una gran ventaja de los biocombustibles en su uso”. Guchin manifestó que en nuestro país tenemos una matriz energética mucho más dependiente de biomasa que antes, aunque no son 100% sustitutivos de los fósiles, sustituyen una buena fracción.

¿Por qué decir sí a los biocombustibles?

Únicos combustibles líquidos y amigables que pueden utilizarse en corto plazo.

Utilizan la misma infraestructura que los derivados del petróleo.

En su uso generan niveles de CO2 muy inferiores a los combustibles fósiles (50-90%).

Los biocombustibles pueden ayudar a diversificar la matriz energética (ej. Brasil).

Pueden sustituir parcialmente el uso de combustibles fósiles.

Generan mano de obra y disminuyen la migración campesina (generación distribuida).

Si los modelos productivos son adecuados, tienen bajo impacto sobre el medio ambiente.

Generalmente requieren de regulaciones claras, Uruguay tiene las suyas.

En su producción deberán tenerse en cuenta criterios económicos, ambientales y sociales.

Son pilares de soberanía alimentaria y soberanía energética

Generan empleos verdes: Alur genera 880 empleos directos y más de 4000 indirectos, que en base a estudios de La Organización Internacional del Trabajo, son considerados empleos verdes, ya que cumple con requisitos de trabajo en el sector ambiental como reducir el consumo de energías, limitar emisiones de gases de efecto invernadero, minimizar residuos , entre otros y de trabajo decente como un salario justo, acceso y participación, buenas condiciones laborales, entre otros.

En Uruguay los biocombustibles son responsables por reducir 270.000 toneladas de CO2 equivalentes al año de las emisiones, lo que es equivalente a plantar 17 millones de árboles o quitar del mercado 77.000 automóviles.

“En resumen los biocombustibles son muy importantes en la transición energética, Uruguay tiene potencial para producirlos, su elaboración genera ahorros de divisas, empleos verdes, e importantes derrames sobre la economía, no dependiendo de otros países para producirlos”, concluyó.

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