Centenares de uruguayos e inmigrantes padecen la situación de vivir en la calle

"Necesitamos empatía, comprensión y, sobre todo, oportunidades".

El tema que nos convocó para esta entrevista se ha convertido ya en un flagelo social y de convivencia donde Uruguay como país y sociedad no le ha encontrado el marco total de abordaje.

Entrevistamos a Marcos en la Plaza Libertad de Montevideo donde radica el mayor tiempo del día.

El es una persona educada al hablar, mantiene un orden en su relato pero no puede dejar de ocultar que sufre muy dolorosamente esta situación.

El ahogo puede causar muchas cosas en la mente nos señala antes de comenzar la entrevista en una charla descontracturada sentados en la plaza compartiendo una tarde soleada pero muy fría para lo que vive y sufre Marcos.

– Buenas tardes, gracias por acceder a esta entrevista. Para comenzar, ¿podrías contarnos un poco sobre ti y cómo llegaste a vivir en la calle?

– Buenas tardes. Mi nombre es Marcos, tengo 42 años. He estado viviendo en la calle durante aproximadamente dos años. Antes de esto, tenía un trabajo en la construcción, pero después de un accidente en el trabajo, me quedé sin empleo. No pude cubrir mis gastos y, al final, me vi obligado a abandonar mi hogar. Sin familia cercana que me apoye, terminé aquí, en la calle.

– Es una situación muy dura. Hablemos de la seguridad. ¿Te sientes seguro viviendo en la calle?

– La verdad es que no. La calle es un lugar peligroso. Hay muchas personas en situaciones vulnerables, y eso puede llevar a situaciones de conflicto. He visto peleas, robos y, a veces, hasta agresiones. Siempre tengo que estar alerta, especialmente durante la noche. La inseguridad es un problema constante, y no solo por los otros, sino también por la falta de apoyo de las autoridades.

– ¿Has tenido alguna experiencia negativa en relación a la seguridad?

Sí, lamentablemente. Una noche, mientras dormía en un banco de la plaza, un grupo de jóvenes se acercó y me robó. Me quitaron mis pocas pertenencias, incluyendo mi abrigo y un par de zapatos. Fue una experiencia muy traumática. También he visto a otros compañeros ser agredidos. Es difícil confiar en la gente cuando estás en esta situación.

– Entiendo. Hablemos ahora sobre el tema de las drogas. ¿Es algo común en el entorno de las personas sin hogar?

Sí, es un tema complicado. Muchas personas en la calle recurren a las drogas como un escape. La realidad es tan dura que, a veces, sienten que no tienen otra salida. He visto a muchos compañeros caer en ese ciclo. No todos consumen, pero el problema está presente. Es una forma de lidiar con el dolor y la desesperación, aunque a largo plazo solo empeora las cosas.

– ¿Cómo afecta esto a la comunidad de personas en situación de calle?

Crea más división y desconfianza. A veces, quienes consumen se vuelven agresivos o se dejan llevar por impulsos. Esto genera un ambiente tenso. Sin embargo, también hay quienes están tratando de salir de ese ciclo. Hay personas que quieren cambiar y dejar las drogas, pero les cuesta. Es un desafío diario.

– Hablemos sobre el apoyo del Estado. ¿Cómo percibes la asistencia que se brinda a las personas en situación de calle en Montevideo?

La asistencia es insuficiente. Hay algunos refugios, pero no siempre hay espacio. La ayuda que se ofrece es básica: comida y un lugar donde dormir si hay lugar, pero eso no es suficiente. Necesitamos programas que nos ayuden a reintegrarnos a la sociedad, a conseguir empleo, a acceder a atención médica y psicológica. A veces, siento que estamos invisibilizados, que no se entiende nuestra realidad.

– ¿Has intentado acceder a algún refugio o programa de asistencia?

– Sí, he intentado. Hay refugios que suelen estar llenos, y en otros casos, las condiciones no son buenas. Algunas veces, te piden que llegues a una hora específica, y si no llegas, te quedas afuera. Eso es complicado, especialmente en invierno, cuando hace mucho frío. A veces, parece que estamos en una especie de limbo, donde no somos totalmente aceptados en la sociedad, pero tampoco recibimos el apoyo necesario.

– ¿Qué cambios te gustaría ver en la forma en que el estado aborda la situación de las personas en situación de calle?

Me gustaría que se prestara más atención a las causas de la pobreza y la falta de vivienda. Necesitamos más programas de prevención, no solo ayuda en el momento. Que se invierta en educación y en oportunidades de trabajo. También es fundamental que haya un acceso real a tratamientos de salud mental y adicciones. La gente necesita poder reconstruir sus vidas, no solo sobrevivir.

– ¿Cómo te sientes respecto a la percepción que la sociedad tiene de las personas sin hogar?

Es muy doloroso. Muchas personas nos ven como si fuéramos menos que ellos, como si no tuviéramos valor. Hay un estigma muy fuerte. No entienden que podríamos estar en su lugar, que la vida puede cambiar en un instante. La mayoría de nosotros somos personas con sueños, con historias. Solo queremos una oportunidad para volver a empezar.

– ¿Y qué mensaje te gustaría transmitir a quienes te escuchan?

Que no olviden que somos seres humanos. Que detrás de cada historia hay un dolor, una pérdida, pero también un deseo de salir adelante. Necesitamos empatía, comprensión y, sobre todo, oportunidades. Si alguien tiene la posibilidad de ayudar, aunque sea con una palabra amable, puede marcar la diferencia. No queremos ser vistos sólo como un problema, sino como personas que merecen dignidad y respeto.

– Gracias por compartir tu historia. Es muy valioso escuchar tu perspectiva y comprender mejor la realidad de las personas en situación de calle.

– Gracias a ustedes por darme la oportunidad de hablar. Es importante que se vea esta realidad.Yo solo le pido al país que me de una segunda oportunidad porque en realidad no se como voy a seguir adelante.

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