La relación de perros y humanos tiene miles de años de antigüedad. Desde tiempos remotos ambas especies comenzaron a socializar y convivir. Esta relación dio origen a una evolución en el perro, dejó de ser una especie salvaje y se convirtió en un animal doméstico.
Al principio el perro tenía una relación más de trabajo con el hombre. Le ayudaba a cazar y le servía para proteger al hombre y al ganado. Luego el vínculo entre perros y humanos dio un paso más y pasó a ser soldado. Avanzando un poco más se convirtió en mascota y en perro de servicio.
Hoy, la generación millennial ha incluido a los perros como un miembro más de la familia y en algunos casos los perros han llegado a reemplazar a los hijos. Los “perrhijos” son un tema muy controvertido. Unos lo apoyan y otros señalan como contraproducente la humanización de las mascotas.
Para bien o para mal este vínculo ha cambiado al perro no solo socialmente sino también físicamente. Los perritos se han tenido que adaptar a esta nueva forma de vida. Esta adaptación dio como lugar, entre otras cosas, el reducimiento del tamaño del cerebro en comparación con sus antepasados, los perros salvajes.
Este cambio fue documentado por científicos húngaros quienes quisieron ahondar en las causas de este cambio y lo atribuyeron a que el perro doméstico actual tiene muchos menos problemas que sus antepasados. Tienen una vida más cómoda, no deben cazar para alimentarse, no deben permanecer alerta por posibles depredadores, no deben luchar por aparearse y en general tienen una vida más cómoda que se basa en querer y ser querido por sus amos.
La tercera evolución del perro
Ya con este precedente continuaron las investigaciones en torno a los perros. Científicos de la Universidad Linköping de Suecia confirmaron que el cambio del rol de perro de ser un animal de trabajo a un animal de compañía ha desencadenado cambios en la producción de la hormona oxitocina que es la responsable de que los perros quieran socializar e interactuar con sus dueños, confirmando de esta manera que el perro ha comenzado su tercera fase de domesticación.
La domesticación está cambiando una vez más la genética de los perros. La primera fase fue su transición de perro salvaje a perro doméstico, la segunda de perro doméstico a animal de compañía clasificada por razas.
Ahora en esta tercera fase el perro se está adaptando biológicamente a ser parte de la familia humana, ya están más capacitados para ser acompañantes, buscar y dar amor y hasta para buscar la manera de pedirle ayuda a su amo cuando está en problemas.
Estoy totalmente de acuerdo porque soy médico veterinario y lo vengo percibiendo desde hace algunos años, como ha cambiado la relación entre las personas y los perros, también el comportamiento de ellos, por supuesto que la evolución no se da en todos los individuos al mismo tiempo y es por eso que no observamos cambios en todos.
Los tendran que reconocer, inscribir en el registro civil con apellido de familia y seran herederos forzosos a la hora de repartir herencias.
Estoy totalmente de acuerdo con lo planteado. Hoy por hoy, los perros demuestran ser parte activa de la vida familiar: ven TV, se suben a los autos a la voz de vamos y están listos a comer a las horas establecidas en casa.
Solo falta que cambien sus gruñidos y ladridos por expresiones más armónicas, no digo que rían como hienas pero incluso eso hubiera sido mejor que el tosco ruido que emiten. Pero, en todo caso, es cierto que cuando se ponen a cantar cantan divino!!