La semana pasada sucedieron varias cosas que nos deben llamar a la reflexión. En un contexto de aumento de la pobreza infantil y adolescente, miles de compatriotas resolviendo la comida en ollas populares, deterioro de los salarios y las jubilaciones y concentración de los ingresos por los malla oro se volvió a discutir sobre la comida de los gurises.
Un gobierno toma decisiones sobre qué sucede con la distribución de los ingresos y el actual ha optado por privilegiar a los que más tienen.
Pero también ha tomado otras opciones como desmantelar la matriz de protección social, se han bajado programas, prestaciones, se anuncian cosas que no pasan y otros etc. Esto regado con el edulcorante de los grandes medios de comunicación que no informan cosas que antaño serán un escándalo.
Pero la semana pasada fue particularmente intensa en el discurso anti pobre, anti pobre y no anti pobreza, vimos desfilar a todo tipo de autoridades responsabilizando a las maestras por la alimentación de los niños.
Desde el Secretario de Presidencia para abajo, los principales responsables de la privación a la que se somete a miles de compatriotas, salieron en cadena nacional a decir que los gurises no iban a comer por el paro.
Después de negar sistemáticamente los informes de prensa que relatan las dificultades por las que están pasando nuestras adolescencias, de acusar a los docentes de decir cosas que no son ciertas y otro largo etcétera, las autoridades definieron partidas para dar de comer a los estudiantes de educación media que están pasando mal.
Las autoridades también se pasearon por todos los medios hablando de la alimentación en vacaciones cuando en realidad 4 de cada 10 niñas y niños no accedieron a la prestación ya que no se enteraron que efectivamente la tenían en julio de 2021 y nos enteramos por un pedido de informes de la Diputada Galán ya que no era relevante informar esto a la población.
Los temas de alimentación escolar forman parte de una política pública que en Uruguay tiene ya cien años de trabajo en este tema y no parece ser la mejor opción responsabilizar a las maestras sobre este tema.
Las maestras, en tanto, dieron cuenta de las dificultades de las infancias e instrumentaron guardias gremiales para en el marco del paro no afectar la comida de los gurises, al contrario de lo que hace el gobierno.
A los bifes
La alimentación de las infancias es un tema clave en el desarrollo adecuado de niñas y niños, pero es también en el caso de la escuela un espacio de aprendizaje y socialización importantísimo.
Desde el comienzo de este gobierno se ha dicho mucha cosa sobre la alimentación escolar, sembrando dudas sobre la administración, la eficiencia del uso de los recursos y hasta sobre la pertinencia que se brinde alimentación en las escuelas. Diversas autoridades y actores políticos han señalado esto con insistencia en diversas intervenciones públicas.
Sobre el funcionamiento del sistema de alimentación
Es un sistema complejo en el cual intervienen múltiples actores. Uruguay venía de un proceso en el cual la alimentación, cada vez más, dejaba de tener que ver con las dificultades de nuestras infancias para acceder a una alimentación adecuada, y pasaba a tener más que ver con el tipo de propuesta pedagógica. La mayoría de las escuelas del país tienen alimentación por propuesta pedagógica, y no por necesidades vinculadas a la vulnerabilidad. Casi mil escuelas rurales y más de 300 escuelas con extensión del tiempo pedagógico dan cuenta de ello.
También existen escuelas de tiempo simple (4 horas) que cuentan con comedor, y son aquellas donde la alimentación de nuestras infancias sigue encontrando limitaciones por efecto de la pobreza.
La gran mayoría de los comedores escolares son gestionados por la directora de la escuela junto con la Comisión de Fomento, y para la elaboración de los alimentos se compra en comercios locales. Unas 150 escuelas cuentan con diferentes modalidades de comedor tercerizado a través de licitación pública.
Los servicios de alimentación escolar abarcan leche y su acompañamiento (copa de leche), tanto para la mañana como la tarde, almuerzos y, en los casos en los que resulta necesario, cenas (campamentos y colonias).
Todas las evaluaciones y los estudios que se han realizado dan cuenta de un sistema que es bueno en términos de desarrollo de las infancias en términos de recibir una dieta balanceada indicada por nutricionistas.
La alimentación en la escuela es, además, un espacio de aprendizaje, de compartir la comida con otros, de convivencia. Es un lugar tremendamente formativo en el que los adultos, docentes y funcionarios participan y acompañan.
Todo esto se financia a través del Impuesto de Primaria. Por primera vez el año pasado ese impuesto podrá destinarse a salarios a partir de la rendición de cuentas que lo habilitó.
Lo cierto es que los gurises están pasando mal y las respuestas no pueden ser las que se están dando, por insuficientes o no pertinentes.
El operativo de responsabilizar a las maestras porque protestan por las razones que entienden justas no es de recibo. El silencio de los principales medios masivos de comunicación es cómplice con una actitud de gobernantes que no da cuenta de las responsabilidades que les caben.
Parece ser la hora de agrandar la frazada que aborde los problemas que hay en esta materia y actualizar los 31 pesos que se destinan al almuerzo de miles de niños y niñas.
Basta de chicanas con la polenta.