“Cumplir con los principios de la Carta de la ONU en su totalidad e interconexión es la clave para la paz y la estabilidad internacionales”

Artículo del señor Ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov.

El reciente foro político en el marco del 78 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas confirmó de manera convincente que el mundo está experimentando cambios fundamentales y tectónicos.

Ante nuestros ojos se está forjando un nuevo orden mundial multipolar más justo que refleja la diversidad cultural y civilizatoria del mundo. El futuro se está perfilando en la lucha. La mayoría global que representa el 85% de la población de la Tierra, aboga por una distribución más equitativa de los bienes globales y el respeto por la diversidad civilizatoria, así como por una democratización coherente de la vida internacional. Por otro lado, un pequeño grupo de países occidentales encabezados por EEUU busca frenar el curso natural de los acontecimientos con el uso de métodos neocoloniales y mantener su dominio que está disminuyendo.

Acostumbrados a mirar al resto del mundo con desprecio, partiendo de la lógica de «líder» y «seguidor», los estadounidenses y sus satélites europeos asumen repetidamente compromisos, inclusive los compromisos por escrito y jurídicamente vinculantes, para luego simplemente no los cumplen. Como señaló el Presidente Vladímir Putin, Occidente es un verdadero «imperio de mentiras». Nosotros, al igual que muchos otros países, lo sabemos de primera mano. Basta con recordar cómo, antes de la rendición de la Alemania nazi, nuestros aliados en la Segunda Guerra Mundial, Washington y Londres, ya estaban planeando la operación militar «Impebsable» contra la URSS, y en 1949, EEUU estaba elaborando planes para lanzar ataques nucleares contra la URSS, que solo se abortaron debido a la creación de armas de represalia por parte de Moscú.

El Occidente colectivo encabezado por EEUU se atribuyó el papel de árbitro de los destinos de toda la humanidad y, obsesionado por el complejo de superioridad, está ignorando cada vez más el patrimonio de los padres fundadores de las Naciones Unidas. Está tratando de reemplazar la arquitectura del mundo con el papel protagónico de la ONU con un «orden basado en reglas». Nadie vio estas reglas , pero observando las acciones hipócritas y de doble rasero de los ingenieros geopolíticos anglosajones y otros, se puede entender claramente cómo esta aventura se está llevando a cabo en la realidad. 

Si los miembros de la comunidad internacional se sienten con fuerzas de remontar hasta los orígenes y plasmar los compromisos que asumieron, en función de la Carta de las Naciones Unidas, en actos concretos, la Humanidad recibirá la posibilidad de superar el nefasto legado de la época unipolar.

El grado en el que todos están dispuestos a darse cuenta de su propia responsabilidad y de la responsabilidad colectiva por el futuro del mundo lo pondrán de manifiesto los preparativos para la Cumbre del futuro que se celebrará el año que viene, por iniciativa del Secretario General de la ONU.

Como ha señalado Antonio Guterres durante la rueda de prensa ofrecida la víspera de la 78ª temporada de sesiones de la Asamblea General, “si deseamos paz y prosperidad que se basen en la igualdad y la solidaridad, los líderes han de asumir una responsabilidad especial por alcanzar fórmulas de compromiso, al trazar nuestro futuro común por el bien común”. Imposible decirlo mejor. Precisamente en la búsqueda de fórmulas de compromiso y no en la división del mundo en “democracias” y “autocracias” consiste la misión de la Organización de las Naciones Unidas. Rusia, junto con los países que comparten su postura, está dispuesta a coadyuvar plenamente a su puesta en práctica.

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