La educación es la llave para que las personas y las familias vivan mejor. Es el instrumento más eficaz de igualación entre las personas como vehículo de la movilidad social. Pero también la educación es causa de desigualdades entre las personas, y factor determinante de la división social y la estratificación del trabajo. La diferencia de los orígenes sociales, de la escolarización de los padres y la calidad de los establecimientos educativos diferencian los aprendizajes.
Y también la vocación, la voluntad, la curiosidad o el esfuerzo personal agregan diferencias entre los aprendizajes de los estudiantes. Saturación de las aulas, profesores poco formados y escasamente remunerados que corren de clase en clase, huelgas y conflictos, o escasas exigencias, tampoco potencian las capacidades o posibilidades de los estudiantes. El impulso colectivo, personal e institucional hacia el mérito y el esfuerzo de todos es la causa humana que produce las diferencias entre competencias y capacidades. Meritocracia e igualitarismo en las dinámicas escolares son las llaves de los aprendizajes.
Padres y sociedades, docentes y estudiantes, gremialistas o vecinos, saben que: el esfuerzo estudiantil, la dedicación al estudio, las horas de lectura y el sacrificio del ocio son finalmente los generadores de los aprendizajes y los caminos de vida basados, no en el origen, sino en las capacidades adquiridas. Solo el estar, no hace el aprender. Sólo el entrar, ni incluso el salir, asegura los saberes y competencias. Es el esfuerzo personal el músculo escondido entre la masa gris de nuestro cerebro el que permite el crecimiento de las capacidades de entender el mundo y actuar. Con ello crece la cabeza, la capacidad de pensar propia y crítica. Muchas veces no es por los contextos. Sin duda, muchas veces sin un ambiente propicio no se logran los resultados. Condiciones externas e internas han estado en permanente discusión: es el huevo o la gallina como causas que se discuten hasta el cansancio.
La cigarra no tendrá las mismas oportunidades futuras que la hormiga con su trabajo paciente y permanente cuando llegue el invierno. Y en la vida, los esforzados trabajos de las hormigas no volverían a hacer los esfuerzos si otros les quitaran sus resultados y seguridades. Nadie promueve redistribuir las notas escolares y que ello sea la mejor opción para construir la vida futura de todas las personas y de sus sociedades. Siempre alguno dirá -hasta aquí llegué- y otro querrá hacer otro curso, otro posgrado o leerá otro libro y continuará regando su mente para alcanzar fronteras superiores y en su mayor esfuerzo personal estará construyendo su mejor futuro. Alguno entrenará más que el otro para los 1000 metros y tendrá más chances de éxito. Sin duda, también con ese esfuerzo construye su vida y crea desigualdades frente a quienes no hacen esos esfuerzos y sacrificios.
