Donna Jean Godchaux-MacKay, la cantante de mezzo-soprano sureña cuya voz etérea y soulful se convirtió en sello distintivo del Grateful Dead durante los turbulentos años 70, falleció a los 78 años. Se sumergió en el mundo de la grabación antes de cumplir los 20 años, trabajando como corista en los legendarios estudios de Muscle Shoals. Allí, su voz inconfundible respaldó himnos eternos del soul y el R&B: «When a Man Loves a Woman» de Percy Sledge y «Suspicious Minds» de Elvis Presley, ambos números uno en las listas. También prestó su talento a grabaciones de Cher, Boz Scaggs, Neil Diamond y el cofundador del Grateful Dead, Bob Weir, consolidándose como una de las voces de sesión más demandadas del Sur.
En 1970 se mudó a California, donde conoció al pianista Keith Godchaux. Se casaron ese mismo año y, tras un encuentro fortuito con Jerry Garcia presentó a su esposo al líder del Grateful Dead. El dúo se unió a la banda en 1972, inyectando frescura a un grupo en plena transición post-hippie. Donna, la única mujer oficialmente acreditada en la alineación durante su era, aportó armonías celestiales y ocasionales leads en clásicos como «Playing in the Band», «The Music Never Stopped» y «Everyday Is Like Sunday», grabados en álbumes icónicos como Europe ’72, Wake of the Flood y Terrapin Station.
Su voz, de timbre alto y emotivo, no siempre fue bien recibida por los fans más puristas –algunos la tildaban de «fuera de lugar» en el sonido folk-rock de la banda–, pero su influencia fue innegable. A lo largo de las décadas siguientes, Donna mantuvo una carrera prolífica: álbumes como Donna Jean (1997), At the Table (2004) y Back Around (2014), giras con RatDog de Bob Weir, Zero, New Riders of the Purple Sage, Dark Star Orchestra y hasta apariciones invitadas con Dead & Company en festivales como Bonnaroo.

