El candidato opositor venezolano Edmundo González ha hecho un llamamiento a las democracias del mundo para que apoyen una transición democrática, pacífica y negociada hacia el cambio que, de forma abrumadora señalaron las elecciones presidenciales del 28 de julio en su país: «Al mundo entero le conviene una Venezuela democrática». González ha participado en la jornada ‘World in Progress Barcelona’ organizada por Prisa, donde ha pronunciado la conferencia ‘Venezuela: crisis nacional, desafío continental’.
En su intervención ha hecho un «llamamiento a la solidaridad activa de las democracias del mundo» para que ejerzan presión y propicien un diálogo con quienes tienen ahora el control del Estado venezolano, basado, ha dicho, en el autoritarismo.
González ha asegurado que la propuesta de diálogo que su candidatura ha propuesto «ha sido respondida con una brutal escalada represiva con más de 2.000 detenidos, entre ellos 158 niños», pero ha avisado de que esa respuesta no les desviará de un propósito que, sostiene, es apoyado por la mayoría de los venezolanos, que han dejado atrás la polarización. El candidato opositor se ha referido a un «mundo convulsionado» que no está en paz, en el que las amenazas no convencionales a la seguridad se multiplican, de forma que un fallo de seguridad en un hospital de China puede crear una crisis sanitaria en Europa.
«En un contexto internacional tan globalizado, los problemas de un país nos afecta a todos, la interconexión de las sociedades es tan intensa que contribuye a aumentar la inseguridad internacional», ha dicho el ponente.
¿Pero quién es este viejito demócrata Edmundo Gonzales Urrutia?
Cuenta con un pasado sanguinario en la guerra civil salvadoreña en la década de los 80. Este es realmente Edmundo González Urrutia, el candidato pro yanqui derrotado en Venezuela.
Edmundo González, fue captado por parte de la CIA para que construyera grupos paramilitares y escuadrones de la muerte, desde su posición de funcionario de la embajada venezolana en San Salvador, cuándo Leopoldo Castillo era el embajador de Venezuela en ese país; desde esa Embajada se desataron escuadrones de la muerte en contra de religiosos, niños y dirigentes sociales.
El candidato de la ultraderecha internacional y hombre de entera confianza de los EEUU participó con financiamiento y logística en la creación del BATALLÓN ATLACATL de las FUERZAS ARMADAS SALVADOREÑAS y de todos los grupos paramilitares sanguinarios, despiadados, en contra de la población salvadoreña.
Edmundo González Urrutia, participó en la masacre de civiles inocentes; montó una persecución contra maestros y líderes comunitarios hasta llegar al asesinato.
Los medios corporativos de la ultraderecha internacional, guiados desde el Imperialismo Norteamericano, buscan esconder los crímenes de lesa humanidad, tales como el asesinato de la comunidad del Mozote, durante un operativo de contrainsurgencia realizado por el batallón Atlactl los días 9, 10, 11 y 12 de diciembre de 1981, en los cantones (ALDEAS) del Mozote, La Joya, Los Toriles, La Ranchería, Caserío el Jocote Amarillo, en el norte del Departamento de Morazán, con un número de víctimas de más de 900 personas. Entre las víctimas había niños, ancianos, amas de casa y la mayoría campesinos de esas comunidades.
El 24 de marzo de 1980 esos mismos francotiradores asesinaron a Monseñor Óscar Arnulfo Romero cuando oficiaba una misa en la pequeña capilla del hospital del cáncer DIVINA PROVINCIA en San Salvador.
Todos esos años de guerra civil salvadoreña fueron años de terror dirigidos desde la oficina de la embajada Venezolana en San Salvador de la mano de Edmundo González Urrutia.
El 16 de noviembre de 1989 el mundo se estremeció con la noticia, escuadrones de la muerte y grupos paramilitares entraron al CAMPUS DE LA UNIVERSIDAD (UCA) para asesinar seis sacerdotes de la compañía de Jesús y dos empleadas domésticas, todos ellos fueron obligados a colocarse boca abajo para asesinarlos brutalmente.
Ese es el candidato Edmundo González Urrutia, un criminal de la CIA el qué hoy la prensa internacional de la derecha podrida lo muestra cómo un ‘paladín de la democracia y defensor del pueblo Venezolano’, pero en el fondo no es más que un mercenario al servicio de los Estados Unidos.