El Banco Central del Uruguay (BCU) se prepara para una reunión crucial del Comité de Política Monetaria (Copom), en la que se decidirá el futuro de la Tasa de Política Monetaria (TPM), con la expectativa de una nueva suba en el horizonte. Esta será la primera reunión del Copom en el nuevo período de gobierno bajo el liderazgo de Guillermo Tolosa, quien asumió como presidente del BCU con el compromiso de estabilizar la inflación en el 4,5%, siguiendo el rumbo de política monetaria de la administración anterior.
El panorama que enfrenta el BCU es complejo. A nivel local, la inflación ha mostrado señales de aceleración, alcanzando en marzo niveles cercanos al techo del rango meta. A nivel global, persisten riesgos económicos, como el recrudecimiento de la guerra comercial, que podría elevar los precios y desacelerar el crecimiento económico mundial.
En este contexto, se espera que la TPM, actualmente en 9%, sufra una nueva suba, la tercera consecutiva del año, y el mercado anticipa un incremento hacia el 9,25% en esta reunión, con proyecciones que podrían llegar hasta el 9,50% para finales de 2024. La reciente tasa de corte de las Letras de Regulación Monetaria (LRM), situada en torno al 9,62% a 90 días, refuerza la expectativa de un endurecimiento de la política monetaria.
Los analistas económicos, como el economista José Licandro, advierten que un ajuste marginal en la TPM podría no ser suficiente para mover la aguja en cuanto a las expectativas inflacionarias. Licandro sugiere que la nueva administración del Frente Amplio podría necesitar un ajuste más agresivo en las tasas para encaminar las expectativas hacia la meta de inflación del 4,5%.
El entorno de inflación creciente (con un aumento de la inflación al 5,67% y expectativas que se desalinean cada vez más del rango meta) complica aún más la situación. Las proyecciones del mercado financiero se sitúan en un 6,10% de inflación para los próximos 12 meses, y los empresarios mantienen una expectativa de 6% para este año, que podría llegar al 6,5% hacia 2027. Esta divergencia entre las expectativas y la meta oficial añade presión sobre la decisión del BCU.