El grupo de los siete países más industrializados, conocidos como G7, anunció la puesta en marcha de un programa de inversiones por 600 mil millones de dólares, dedicado a las naciones en desarrollo.
La iniciativa, pensada para responder a las obras financiadas por China como parte del proyecto de la Franja y la Ruta de la Seda, fue dada a conocer por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, en el contexto de la cumbre del G7 que tiene lugar en Alemania.
De acuerdo con esas declaraciones, la Asociación mundial para las infraestructuras (Partnership for Global Infrastructure) debe suministrar infraestructuras de calidad sustentables, y tiene entre sus blancos los países del África subsahariana, América central, el sudeste asiático y Asia central. El G7 se dio como ambición “hacer en el mundo una mejor oferta en materia de inversión”, dijo el canciller federal alemán, Olaf Scholz, quien acompañó al mandatario estadounidense en la presentación durante la cumbre.
En tanto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen; y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, defendieron la necesidad de invertir en infraestructuras sostenibles. En ese sentido, dijeron que Europa tiene la intención de movilizar 300 mil millones de euros para tal fin, lo cual generará un “auténtico beneficio” a las comunidades sobre el terreno. Como ejemplo de acciones Von der Leyen puso la conexión entre el llamado Viejo Continente y Latinoamérica mediante fibra óptica submarina, o un futuro proyecto de hidrógeno limpio con Egipto, Namibia y Chile.