El Papa no ve «motivos serios» para pensar en dimitir. Así lo revela en en su libro de memorias en ‘La vida.
Mi historia en la Historia’ (HarperCollins) que se publicará el próximo 20 de marzo, pero cuyo contenido que ha adelantado el diario italiano ‘Il Corriere della Sera’ «No veo condiciones para una dimisión. Las cosas cambiarían si se produjera un impedimento físico grave, y en ese caso ya he firmado al inicio del Pontificado la carta con la renuncia que está depositada en la Secretaría de Estado. Si esto ocurriera, no me llamaría Papa emérito, sino simplemente obispo emérito de Roma, y me trasladaría a Santa María la Mayor para volver a ser confesor y llevar la comunión a los enfermos. Pero ésta es una hipótesis lejana, porque realmente no tengo motivos tan serios para pensar en una renuncia», reflexiona Francisco, que acaba de cumplir once años de Pontificado.
El Pontífice asegura, en cualquier caso, que sabe que algunos han esperado que «tras una hospitalización, hiciera tal anuncio». Además, revela que nunca se ha contagiado de Covid pero que notó cuando fue hospitalizado varias veces por otros motivos que «alguien estaba más interesado en la política, en hacer campaña, casi pensando en un nuevo cónclave». «Tranquilos, es humano, ¡no hay que escandalizarse! Cuando el Papa está en el hospital, hay muchos pensamientos, y también hay quienes especulan en beneficio propio o con fines de lucro en los periódicos. Afortunadamente, a pesar de los momentos difíciles, nunca he pensado en dimitir», sentencia.
El Papa también admite que se sintió herido por quienes escribieron «Francisco está destruyendo el papado».
«¿Qué puedo decir? Que mi vocación es sacerdotal: ante todo soy sacerdote, soy pastor, y los pastores deben estar en medio de la gente… Es verdad que el Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa, y que aquí dentro se hacen a menudo razonamientos y maniobras cortesanas, pero hay que abandonar definitivamente esos esquemas», comenta.