El Plebiscito del 80 (y el Legado de Luther King)

Llegó noviembre del 80. Había sido un gran año y terminaba mejor. Empezó con la Convergencia. Finalizaba con el repudio popular al régimen en los urnas, el último domingo de noviembre. La gente votó por primera vez en diez años. La dictadura se plebiscitó. Y perdió. Ganó el NO.

El legado de Luther King, nos había acompañado desde que el exilio nos llevó a su tierra. El propio Joe Eldridge, oriundo de Tennessee (IV- 28) era fruto de aquella herencia. Andrew Young que había sido su secretario, que siempre nos ayudó.

¿Qué tiene que ver Luther King con el No de noviembre del 80? El movimiento de derechos civiles de EEUU se inició con un NO. El de una mujer negra (así se autodefinen), a un hombre blanco que le exigía su asiento en un ómnibus en Alabama. Rosa Parks, ignoró la consigna “iguales pero separados” de los Estados del Sur. Ese NO,de Rosa Parks fue el 1º de diciembre de 1955. Fue presa.

El día que Uruguay festejaba su triunfo, el heroísmo de Parks cumplía 25 años. Por eso estaba en Washington. La noche del 30, en lo de un amigo común, pedí a Eldridge que me conectara con ella. Así logramos que firmara, una carta a la dictadura “El pueblo uruguayo dijo NO, como yo, hace 25 años: ¡Que se cumpla la voluntad popular!” No dudó. Se sumo al NO del pueblo uruguaya con la misma serenidad que guió su vida, con la misma que enfrentó la cárcel, 25 años atrás.

El encarcelamiento de Rosa en el 55, inició las protestas en el sur. Ese mismo año se graduaba en Teología, un pastor, que organizó la resistencia civil no violenta: el Rev. Marin Luther King Jr. No imagino mejor modo de celebrar nuestro plebiscito desde Estados Unidos que con la carta de quien inició toda la lucha de los negros del Sur contra el racismo y el verdadero apartheid que se vivía en los sesenta. Hacer de los dos NO uno solo. Un SI a la igualdad y a la libertad.

No era la primera vez que Luther King se cruzaba en mi vida. El l4 de abril de 1968, yo estaba en 3º de Liceo. El 142 me dejaba a una cuadra de casa. Apenas bajé del ómnibus, vi a mamá esperando en la vereda. Siempre, desde el ómnibus escolar, cuando esperaba fuera, era porque había ocurrido algo malo. Habían matado a Martin Luther King. Quiso explicarme quién era.. “Mamá, yo me se de memoria su discurso `yo tengo un sueño´”, reaccioné.

Cuatro años (1972) después, la fecha iba a quedar grabada en la memoria del horror en Uruguay. Tras los atentados contra los jefes del escuadrón de la muerte, vinieron los crímenes de la calle Amazonas, y el intento de masacre a 400 jóvenes comunistas en la Calle Sierra, con la revancha de la masacre de la seccional 20 el 17. Con 19 años pensaba, “¡Qué destino, todo esto el día de la muerte del líder de derechos civiles de EEUU!”.

Un lustro después, ambas luchas se daban la mano. Por Joe, conocí a Brady Tyson, ayudante del Congresista Andrew Young, ex Secretario de Luther King. Fue clave en el lobby de la Enmienda Koch. Luego Young fue Embajador de EEUU ante la ONU. Como tal, lo vimos un par de veces con mi padre. También le visité con dirigentes latinoamericanos como Eduardo Frei Montalva, Raúl Alfonsín y el Presidente del Partido Justicialista Vicente Saadi.   

Brady Tyson fue a su vez, Asesor del Presidente Carter desde el 76. También metodista del Sur, expulsado de Brasil por la dictadura por luchar junto a los estudiantes. En la American University, dio la conferencia más formidable sobre el Dr. King, que tuve oportunidad de escuchar en mi vida. Carter le llevó de asesor a la casa Blanca. Lo llamaba siempre a pedirle algo esperando respuestas. Un día “elegantemente” me dijo “Juan, todavía estoy por saber dónde quedan los teléfonos de la Casa Blanca”. Su investidura no le impidió seguir participando de toda actividad a lo que le invitáramos.

El contacto formal con el movimiento de Derechos Civiles (NAAACP), era su Presidente (sucesor de King) Rev. Jessie Jackson, a quien recurrimos alguna que otra vez en busca de apoyo. Su comprensión permitió que muchas declaraciones contra la dictadura, llevaran la firma de la propia familia del Dr. King: Coretta Scott King (su viuda), fallecida en 2006, y su hijo Martin Luther King III, estamparon las suyas en reclamos por Seregni, Massera y los nueve rehenes.

Rosa Parks hizo que me tocara vivir el plebiscito uruguayo de mano de la historia reciente de Estados Unidos.

El 24 de octubre de 2005 murió Rosa Parks. Ese mismo día me llamó Joe Eldridge. Luego me escribió: “no escuchó al hombre blanco, ni al conductor, no escuchó la policía, ¿sabes por qué, Juan? porque escuchó la voz de Dios. Escribe Juan, cuenta en Uruguay quien era mi amiga”. Así lo hice. Se publicó en El Observador donde solía tener una columna. La guardé porque sabía que cada vez que la viera, iba a evocar cosas muy importantes en mi vida.

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