«Si soy tan inteligente por qué pagué tanto por Twitter», cuestiona a modo de broma.
Antes de ser el dueño era un usuario, y de esta experiencia aprendió lo que, para él, estaba mal en la popular plataforma. Empezando por el tratamiento que hacían sus anteriores responsables de la libertad de expresión, un tema con el que siempre fue crítico.
Su idea de la libertad de expresión es que la gente se expresa, sin importar si lo que dice no guste a los demás.
Incluso si resulta ofensivo o hace daño.
«Queremos asegurarnos de que digan lo que no pueden decir en el lugar del que vienen. En cierta forma es una señal de salud», dice.
Al ser preguntado por las consecuencias de la libertad de expresión sin límites, como las noticias falsas o el acoso, especialmente si se piensa en usuarios menores de edad, Musk afirma que los usuarios pueden decir cosas ofensivas, pero su contenido será degradado.
Le preocupaba que Twitter tuviera un efecto negativo en la civilización, por ser el medio más directo de comunicación con el mundo. Y la adquisición un muestra de su modo de ver las cosas, de hacer lo posible por cambiar lo que ves que es negativo.