En 30 años se han extinguido el 70% de los vertebrados

La desaparición de los corales, como consecuencia del cambio climático, supone una de las mayores amenazas para los ecosistemas submarinos.

La organización conservacionista WWF elabora desde hace 48 años un detallado y riguroso estudio, en colaboración con investigadores de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL), en el que se detalla el estado de la biodiversidad del planeta. 

Publicado con carácter bienal, el ‘Informe planeta vivo’ recoge los principales resultados de dicho estudio y se ha convertido en el mejor barómetro para conocer las tendencias poblacionales de la vida silvestre en la Tierra. 

El ‘Informe planeta vivo 2022’ analiza y compara los datos poblaciones, registrados entre 1970 y 2018, correspondientes a 32.000 registros diferentes de 5.230 especies de peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, alertando de que dichas poblaciones han disminuido, de media, un 69%. El informe no hace referencia las especies desaparecidas durante ese mismo periodo de tiempo.

A nivel global, las poblaciones de agua dulce son las que presentan un mayor descenso general, con una caída del 83%. Un ejemplo es el delfín rosado del Amazonas (Inia geoffrensis), cuya población se ha reducido un 65% en apenas medio siglo, hasta colocarlo en la lista de especies en peligro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En los océanos, las poblaciones de la mayoría de especies de tiburones y rayas se han reducido un 71% en los últimos 50 años, mientras que la mitad de los corales del planeta se ha perdido. La desaparición de los corales, como consecuencia del cambio climático, supone una de las mayores amenazas para los ecosistemas submarinos, pues estas colonias de seres vivos albergan una cuarta parte de su biodiversidad y son la pieza clave para el mantenimiento de una compleja cadena trófica que incluye a los seres humanos.

Por zonas geográficas, los descensos más marcados se han detectado en Latinoamérica y el Caribe, con una disminución media del 94% de las poblaciones de vertebrados. 

En África la pérdida se sitúa en el 66% y en Asia Pacífico ronda el 55%. Respecto a Europa y Norteamérica, el informe señala que las presiones habían afectado a las especies y los hábitats durante muchas décadas antes de 1970, momento en el que arranca el periodo de estudio, por lo que, aunque los descensos en estas regiones no son ahora tan pronunciados, no significa que la naturaleza esté en mejor estado de conservación, sino que había sido esquilmada antes. 

El informe de WWF y la ZSL indica que las causas principales de esta grave pérdida de biodiversidad son la degradación y la pérdida de hábitats naturales, la sobreexplotación de las especies silvestres, el tráfico ilegal, la introducción y el avance de las especies invasoras por todo el planeta, la contaminación del aire, del agua y de los suelos o el aumento de las epidemias. 

No obstante, los expertos que han participado en el estudio, 89 investigadores de diferentes ramas de la ciencia, coinciden en destacar que, si no somos capaces de limitar el calentamiento a 1,5 °C, lo más probable es que el cambio climático se convierta en la principal causa de pérdida de biodiversidad en las próximas décadas.

El Informe sostiene que la doble crisis ambiental se debe mitigar con un aumento de los esfuerzos de conservación y restauración de la naturaleza, un avance mucho más firme y generalizado en la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible, y en una rápida y profunda descarbonización de todos los sectores productivos de la economía mundial, pues como destaca el informe «nuestro futuro depende por completo de la biodiversidad y de la estabilidad climática, por lo que es fundamental que comprendamos bien las conexiones entre el deterioro de la naturaleza y el cambio climático».

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