Tras el fallecimiento del Papa Francisco se realizará ahora el cónclave para elegir su sucesor. La elección del próximo Papa, decidida por los cardenales menores de 80 años en un cónclave, estará marcada por debates sobre teología, geografía y el legado de Francisco. De acuerdo con las normas eclesiásticas, el Cónclave se realizará en la Capilla Sixtina entre 15 y 20 días después del fallecimiento del Papa, lo que la reunión de los cardenales elegibles se celebrará en alguna fecha entre el 6 y 11 de mayo 2025.
La elección del próximo Papa estará influenciada por varios factores: la edad de los candidatos, la necesidad de reflejar el crecimiento de la Iglesia en el Sur Global y el equilibrio entre las alas progresista y conservadora. Como señala el vaticanista John Allen, “los cónclaves son impredecibles; los favoritos de hoy pueden ser los olvidados de mañana”.
A continuación, un vistazo a los nombres que resuenan como posibles candidatos.
Uno de los favoritos es el cardenal Pietro Parolin, de 70 años, actual Secretario de Estado del Vaticano. Este italiano, conocido por su habilidad diplomática y moderación, representa una continuidad con las políticas de Francisco. Sin embargo, su origen europeo podría ser un obstáculo en un momento en que la Iglesia busca líderes de regiones donde el catolicismo crece, como África o Asia.
Desde Filipinas, el cardenal Luis Antonio Tagle, de 67 años, emerge como una figura carismática. Prefecto del Dicasterio para la Evangelización, Tagle combina un enfoque pastoral con un compromiso con los pobres, alineado con la visión de Francisco. Su juventud y origen asiático lo convierten en un símbolo del dinamismo de la Iglesia en el continente, aunque algunos sectores conservadores lo ven como excesivamente progresista.
Otro italiano, el cardenal Matteo Zuppi, arzobispo de Bolonia, de 69 años, gana terreno por su trabajo en la Comunidad de Sant’Egidio y su perfil de mediador en conflictos. Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, Zuppi encarna un equilibrio entre la sensibilidad social y la tradición, pero su nacionalidad podría jugar en su contra ante el deseo de un papa no europeo.
En Europa del Este, el cardenal Péter Erdő, de 72 años y arzobispo de Budapest, es una opción más conservadora. Su experiencia en derecho canónico y teología lo hace respetado, aunque su estilo menos carismático podría limitar su apoyo. Por otro lado, el cardenal Robert Sarah, de 79 años, de Guinea, representa un giro hacia posturas tradicionales. Su crítica a ciertas reformas de Francisco lo convierte en un favorito de sectores conservadores, pero su edad avanzada reduce sus posibilidades. Finalmente, el cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, de 82 años, arzobispo emérito de Tegucigalpa, Honduras, es una figura cercana a Francisco, pero su edad y controversias locales lo relegan a un segundo plano.