El Día de Muertos es una tradición mexicana que honra a los seres queridos que han fallecido, con una serie de rituales que incluyen, entre ellos, la conocida construcción de altares. Dentro de sus creencias se encuentra el regreso a nuestro mundo de las almas de nuestros difuntos para reunirse con sus familias y disfrutar de las ofrendas. Pese a que esta festividad tiene una particularidad muy especial de cómo visualizar la muerte, ha cruzado fronteras y se ha expandido a diversas partes del mundo, en especial en Uruguay.
Año a año el Día de Muertos se va integrando a nuestro panorama cultural, como una forma más natural de pensar y sentir el ciclo de la vida y como una oportunidad para recordar a aquellos que han partido, honrarlos y, de alguna manera, seguir conectados. En este sentido, la Embajada de México en Uruguay, el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) y el Museo Histórico Nacional se unieron para presentar “La Calle de los Altares”, un recorrido cultural por la calle 25 de mayo (Montevideo).
Para adentrarnos más a esta cultura Diario La R dialogó con el cónsul de México en Uruguay, Jonathan Álvarez, y la encargada de Diplomacia Pública y Asuntos Culturales, Cecilia Sánchez, quienes destacaron tres puntos, en primer lugar, que Día de Muertos fue reconocida en 2008 por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2008. En segunda instancia, explicaron que sus puntos centrales es visualizar la muerte como algo natural y tener una ocasión para honrar a nuestros seres queridos y recordarlos con cariño. Por último, destacaron con alegría que si bien es una fiesta tradicional de México, cada vez va tomando más fuerza en todo el mundo.
Remontándose a su orígen, recordaron que por un lado cuentan con la raíz del México precolombino, las raíces prehispánicas, quienes acostumbraban a enterrar con una ofrenda a sus seres queridos, como una forma de prepararlos para el camino de la otra vida y se honraba, además, a Mitlàn Tecuhtli, que es el señor del Mitlán, el reino de los muertos para los mexicas y a Mictecacíhuatl, la “dama de la muerte”. En 1521 llegaron los españoles y “se dio este fenómeno del sincretismo, de que muchos elementos de las culturas precolombinas se mezclaron con elementos de España y de la fe católica”.
Es así que se juntan las tradiciones y se forma la base de que en estas fechas nuestros seres queridos vienen del más allá. “Empieza desde el 27 de octubre, con el regreso del alma de nuestras mascotas, continúa el 28 de octubre con las personas que fallecieron de manera trágica, hacia el 30 de octubre vienen las almas que están en el limbo, por ejemplo, niños no bautizados conforme a la tradición católica. Para el 1 de noviembre ya llegaron todos los niños y para el 2 de noviembre ya están todos”, explicaron. En ese sentido, destacan que parte del mensaje es que “mientras nosotros sigamos recordando a nuestros seres queridos ellos en ese plano, donde están, siguen vivos y siguen bien”.
El Día de Muertos “es una tradición que tiene raíces muy profundas y una sabiduría en la manera en la que nos enfrentamos a la muerte, que se ha construido a lo largo del tiempo con la participación de la comunidad”. Entonces, muchos elementos se utilizan en los altares tienen simbolismo, por ejemplo, el pan de muerto simboliza el ciclo de la vida y la muerte. Tanto Jonathan como Cecilia consideran que esa riqueza en la tradición hace que resuene muy bien con nuestro país.
Ante esta profundidad, resaltan que “Uruguay tiene un muy buen oído para darse cuenta cuando llega algo que tiene un trasfondo tan rico. Aunque quizás no conocen la historia completa, resuena y conecta con esa capacidad uruguaya de escuchar y entender que detrás de este festejo hay una sabiduría de acercarse a la muerte”.
Por otra parte, más allá de ser una tradición con raíces que data de siglos, también se sabe innovar y ha logrado adaptarse a distintas dinámicas, a favor de continuar con la tradición. A su vez, entienden que es un elemento que tienen la responsabilidad de preservar y compartir, porque “no es nada más hacer una fiesta sino que tiene un trasfondo muy importante, que va desde honrar a nuestros antepasados, a reconocer los elementos que dieron origen a esta tradición”.

La Calle de los Altares
Ante el cariño que Uruguay le está tomando a esta tradición, la embajada comenzó a recibir solicitudes de distintas instituciones y empresas para crear altares y ante la alta demanda y el corto período de tiempo, decidieron, este año, lanza por primera vez La Calle de los Altares en alianza con el MAPI y el Museo Histórico Nacional. Que además de su cercana ubicación, permiten “mostrar el sincretismo de lo prehispánico con lo español en la propia calle”.
Anteriormente se realizaron celebraciones de altar fuera de la embajada, que han tenido un mayor éxito del esperado. “Uruguay ha recibido el Día de Muertos con tanto cariño que a nosotros lo que nos queda es la responsabilidad de compartir esta tradición lo más que podamos”, expresaron. Además, mencionaron que no van a ser los únicos altares en Montevideo ni en Uruguay.
“Cada año aumenta el interés y el deseo de participar. Durante el armado de los tres altares que compartimos en esta ocasión, observamos cómo cada persona que es parte de la institución se sumó y eso es lo que hace al día de muertos, reunir comunidad. Porque al final no sabemos si vienen las almas o no, cada quien puede pensar lo que quiera, pero entre los vivos lo que sí que ocurre es que se hace este proceso de formar comunidad, de compartir, de celebrar, de acercarnos. Estábamos tomando mate y poniendo papel picado y yo decía: esto es día de muertos”, destacó Cecilia.
Por su parte, el cónsul reconoció el cariño con el que Uruguay ha recibido la tradición y el intercambio cultural que implica. “Los intercambios culturales y el acercamiento entre los pueblos, siempre deja algo muy positivo y es la unión”. Causa que desde la embajada buscan apoyar y difundir. Además, expresó que la cultura uruguaya “es una maravilla y una experiencia que también nos ha enriquecido mucho a nosotros”.
Ambos coincidieron que para México “es un placer y un honor encontrar un público como el uruguayo, que escucha con tanta atención lo que tenemos para contarles sobre lo que hemos aprendido de la muerte y de la comunidad y de la vida, que se vuelve un gusto acompañar el crecimiento de esta tradición”.
Ruta de los altares
La ruta comienza hoy, viernes 31 de octubre, en el MAPI (25 de Mayo 279) a las 12 horas, con la inauguración del primer altar. La actividad incluirá degustaciones de mezcal (a cargo de La Logia del Mezcal), chocolate caliente y pan de muerto y contará con un altar dedicado a Thomas Lowy y Mariano Arana, figuras centrales en la fundación y consolidación del MAPI.
Continuará el sábado 1 de noviembre en el Museo Romántico del Museo Histórico Nacional – Casa Montero (25 de Mayo 428), a las 12:30 horas. En esta ocasión el altar estará dedicado a Matilde Pacheco (1854–1926), esposa del expresidente José Batlle y Ordóñez y destacada figura de la vida social e intelectual de su época. El grupo Son Río Jarana ofrecerá un taller de son jarocho, una expresión musical tradicional de México.
La ruta culminará el domingo 2 de noviembre en la Embajada de México en Uruguay (25 de Mayo 512), a las 16:30 horas, con un altar dedicado a Rosario Castellanos (1925–1974), una de las escritoras mexicanas más reconocidas internacionalmente. Además, se presentarán catrinas y habrá música en vivo a cargo del grupo Son Río Jarana.

Guía de altares
Este año, para acompañar la estrategia de información respecto a Dia de Muertos, lanzaron la guía de altares: La estructura del altar varía según la región, el espacio disponible y las creencias familiares. Dos niveles representan el cielo y la tierra, simbolizando el vínculo entre los vivos y los muertos. Tres niveles, incluye el inframundo, el lugar donde las almas deben atravesar antes de llegar al descanso eterno y siete niveles representan los siete lugares que el alma debe atravesar para alcanzar la paz final. Desde la embajada destacan que “lo más importante es rendir homenaje de corazón, sin importar la cantidad de niveles que tenga”.
El altar es una ofrenda que se coloca en el hogar o en los cementerios para recibir el alma de los seres queridos que han fallecido y para recordarlos con amor y respeto. Entre sus elementos se encuentra la fotografía de quienes se les honra, siendo el detalle más emotivo e importante. El pan de muerto representa la eucaristía y la esencia de los difuntos. El agua además de ser un elemento que simboliza pureza, calma la sed de nuestros difuntos después de su largo recorrido. La flor cempasúchil se utiliza para guiar a las almas hacia la luz, sus pétalos, que representan al sol, iluminan el camino de regreso de los difuntos. Las calaveritas, hechas de azúcar o chocolate, representan la muerte acorde a la tradición de las culturas mesoamericanas. La flama que emiten tanto las velas como las veladoras, simbolizan la guía para que los muertos encuentren el regreso a su antiguo hogar.
Además, el papel picado hace referencia al elemento del viento, la unión entre el cielo y la tierra. La Sal, se coloca para que los espíritus que llegan de visita no se pierdan ni corrompan durante su estancia en el mundo de los vivos. La catrina representa la igualdad ante la muerte y es un ícono de la cultura mexicana. El incienso o copal se utiliza para limpiar el lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a tu casa sin ningún peligro. Finalmente, se debe colocar elementos, comida o bebida favoritas de las personas que honran en la ofrenda.
Jonathan, finalizando la entrevista, compartió una estrofa de un poema de Jesús Echaiz: “¿Por qué llorarnos como llora un niño recordando placeres fugitivos, si los seres que extraña tu cariño gozando están en otro mundo vivos?”.


La esperanza es lo último que se pierde