El tema de la inflación volvió a estar en el centro de la discusión política y económica, tras acelerarse nuevamente en el último mes. La actual política monetaria en Uruguay puede definirse como un esquema de metas de inflación basado en tasas de interés. En este arreglo monetario, la variable principal de referencia es la tasa del mercado de dinero interbancario a 1 día de plazo. Y esta es fijada por Comité de Política Monetaria del BCU. En su última reunión llevó esa tasa de referencia a 8,5%, y anuncia que lo seguirá subiendo hasta lograr (o intentarlo) que la inflación esté en el rango meta. Este rango es de 3% a 6% y la inflación se ubica, anualizada, en 9,38%.
Días pasados, el Banco Central decidió un incremento de la tasa de interés en 125 puntos básicos hasta 8,5%, debido a lo que consideró «la situación económica y en un contexto internacional de presiones inflacionarias». El informe del Comité de Política Monetaria del BCU indica que a nivel global, el conflicto Rusia-Ucrania ha profundizado las presiones inflacionarias con una significativa suba en el precio de los commodities, que constituyen un impacto adicional a la inflación mundial más alta de los últimos 40 años. La FED inició un ciclo al alza de su tasa referencial ante el persistente aumento de expectativas de inflación en 2022.
A nivel local, la economía se expandió 4,4% en comparación al año previo. «A su vez, la tasa de empleo se mantiene relativamente estable en el nivel previo a la pandemia y la tasa de desempleo en niveles reducidos» se señala en el informe.
Y hay aspectos fundamentales. Uno es que la inflación aumentó a 9,38% interanual a marzo y las expectativas de los agentes continúan fuera del rango meta (3% a 6%), esto debido a la incertidumbre respecto a la duración del shock externo es importante, se señala desde el BCU. Mientras las expectativas de los analistas y de los mercados financieros a 24 meses se ubican en torno a 7%, mientras que las expectativas de empresarios continúan en 8%.
A modo de adelanto, se indica que en mayo se anticipa un nuevo aumento de la tasa de interés y se espera que en las siguientes reuniones este proceso continúe, «buscando el objetivo central de alinear las expectativas de inflación al rango meta».
El efecto de las suba de la tasa tendría que ser que el crédito se encarezca para que las personas y empresas no tomen más préstamos y de esa manera «enfriar» la economía, o sea bajar el consumo. Se tiende a que los bancos hagan colocaciones en el BCU con era tasa de interés, ya que es más seguro (no rentable) que prestarle a un particular.
Uno de los cuestionamientos a este modelo es si realmente la tasa de referencia tiene algún valor para controlar la inflación. Se fija en 8,5%, que es lo que se paga a los bancos, pero estos le prestan al consumidor con intereses que no bajan del 37% y de ahí hasta un 90% o 100%. La pregunta es si el consumidor va a tomar menos préstamos o gastar menos con una tarjeta de crédito porque en vez de cobrarle el 90% por un préstamo le cobren el 95%.
También al BCU le preocupa las expectativas de los agentes económicos. Los mismos fijan la meta en 224 meses en el 7% y los empresarios en 8%, o sea fuera del rango meta.
Algunas medidas
El gobierno ya ha tomado dos medidas para intentar frenar algunos precios. Una de ellas fue bajar a cero el Iva al asado y a los productos panificados y harinas. Por otra parte, la vicepresidenta de la República, Beatriz Argimón dijo ayer que siempre «hay una atención permanente a los precios de la canasta básica» y recordó que se han tomado medidas, «pero siempre se pueden tomar otras».
Uno de los factores que más ha incidido es el precio de los combustibles, que sigue teniendo un comportamiento errático, mientras que conflicto en Ucrania no tiene una solución a la vista, lo que impacta en el precio del trigo, entre otros productos.
En el mes de marzo la inflación se incrementó 1,1%, y en ese total las principales incidencias, fueron en alimentos y bebidas no alcohólicas, con la suba del pan flauta (2,77%), galletas saladas (1,62%) y galletitas dulces (3,12%). Esta suba está impulsada por el incremento en el precio del trigo. La carne en su conjuntio subió 2,32%, siendo los principales incrementos en la nalga (2,66%), carne picada (2,58%) y pollo entero (4,65%).
Cuando se observen los datos de abril se podrá ver un descenso por la baja a cero del Iva en productos panificados, pero también se debe tener en cuenta el aumento del precio del boleto en Montevideo.
En este contexto los partidos políticos han realizados propuestas. Por ejemplo, el MPP propugna la reducción del Iva en productos de la canasta básica y el supergás por un período de seis meses para compras realizadas con medios electrónicos de pago del Ministerio de Desarrollo Social para que llegue a los consumidores más afectados por el alza de precios.
Otras propuestas apuntan a crear un Fondo de Estabilización de Precio de los Combustibles, con cargo a Rentas Generales, para amortiguar el impacto del incremento y profundizar las medidas de alivio fiscal en los comercios de frontera. Sus propulsores afirmaron que hay espacio fiscal suficiente para complementarlas en el entendido de que serían medidas transitorias, «no afectaría el gasto estructural y permitiría aliviar el peso de la inflación a los hogares y en el Uruguay productivo»
El economista Nicolás Cichevski plantea que, para tener éxito, las medidas monetarias deberían ser acompañadas de decisiones de corte fiscal y salarial. En diálogo con «Radio Uruguay» el gerente en el área económica de CPA Ferrere, señaló en Informativo Uruguay que la decisión del Banco Central “es un paso necesario” y argumentó que la política de endurecimiento de tasas a nivel global, a juzgar por las últimas decisiones de la Reserva Federal, va a ser más profunda y rápida de lo esperado. “La suba de tasas en Uruguay está en línea con lo que sucede en países de referencia como Estados Unidos” y añadió que en Uruguay, la tasa de interés real (descontada, la inflación) está en niveles cercanos a cero, por tanto, estos aumentos “no son desmedidos”. Sin embargo, advirtió que la política monetaria “debe mostrar consistencia con otras medidas de gobierno”, como ser medidas en lo fiscal y salarial, pero eso «podría traer problemas mayores».
Por su lado, el economista Gabriel Oddone considera que «sin avances sustantivos en materia de desindexación y con algo de incertidumbre en el frente fiscal, la política monetaria debe ser cuidadosa en sus próximos pasos». En su cuenta de Twitter agrega que «el endurecimiento de la política monetaria, impedirá que haya ciclo político en la política fiscal y hará que el PE esté dispuesto a incumplir el compromiso de recuperar salarios en el período? Yo tengo dudas». José Licandro se preguntaba: «¿llegará un endurecimiento real en la política monetaria. Hubo una promesa electoral de reducir la inflación a los niveles que se mostraron en el presupuesto y con el nivel de expectativas no habría otro camino que ese. Lástima que no se habla de la autonomía». El economista recordó que insiste «con la necesidad de tener un banco central autónomo. Además de lo teórico, en muchos países que lo hicieron lograron bajar la inflación. Mientras acá sigamos reclamando coordinación, cuando en el fondo es un tema de incentivos».