Una delegación de la Liga Uruguaya de Defensa del Consumidor manifestó ante un grupo de Senadores que el proyecto sobre reestructuración de deudas de personas físicas es “justo tanto para los consumidores que toman créditos como para las instituciones que los ofrecen”.
El articulado “contempla las desigualdades de las partes y pone énfasis en no transformar al deudor en una suerte de muerto viviente, un muerto civil, como resultado de una deuda”. “Asimismo, ampara a quien no tiene ningún bien de respaldo y contempla el derecho a la vivienda cuando esta es la única propiedad”.
“Entendemos que el proyecto es socialmente justo y no altera los principios del libre mercado. Permite, a quien tiene voluntad de pago, negociar y tener oportunidades”.
La presidenta de la Liga Uruguaya de Defensa del Consumidor (Liudeco), Laura Paz, presentó como ejemplo de las situaciones extremas suscitadas en lo que hace a deudas de personas física, la situación de una señora de 85 años.
“Se trata de una señora que pidió un crédito en 2005 y desde 2021 le están sacando entre $ 6000 y $ 8000 por mes a raíz de esa deuda que contrajo”, dijo.
“Actualmente, la deuda asciende a $ 10:472.756; tengo en mi poder los papeles donde consta todo esto y puedo dejarlos”.
“Esta es una deuda impagable para una señora que tiene alrededor de ochenta y cinco años”, agregó Paz.
“Me parece que de ningún modo va a poder pagar esa suma en su vida, dado que ella percibe una jubilación y va teniendo más préstamos bancarios a medida que puede solicitarlos”.
Según Paz, existe una voluntad de las empresas crediticias que perjudica al usuario: “El primer elemento fundamental desde nuestro punto de vista es que hay miles de personas que tienen la voluntad de pagar, pero muchas instituciones financieras prefieren ejecutar al consumidor”.
“La mayoría de las instituciones financieras dan préstamos con tasas de interés notoriamente excesivas”, sentenció.
“Hemos visto que en plaza se ofrecen tasas anuales que van desde el 69 % a casi el 200 %. Además, gran parte de los consumidores no tiene idea del interés que pagarán, ya que compran un préstamo del que solo saben cuál será la cuota”.
“Si vamos a informarnos a cualquier centro comercial, por ejemplo a Tres Cruces, con alguna promotora de préstamos, ¿qué nos dice? Que la cuota es de tanto, porque no sabe cuál es el interés anual que se paga ni las tasas de interés; no sabe nada”, prosiguió Paz.
Tasas abusivas
“Otra cosa que muchas veces los consumidores tampoco saben es que, cuando uno saca un préstamo, las tasas de interés no se calculan a partir de lo que va quedando de cuota, de lo que se debe, sino del monto principal de la primera compra, del primer préstamo. Eso también sería abusivo”, aseveró la presidenta de la Liudeco,
“Si bien estamos dentro del libre mercado y las tasas de interés están dentro del marco legal, estas suelen ser muy variables”.
Para la presidenta de la Lideco, éstas tasas suelen estar en niveles muy altos y permiten a las instituciones financieras obtener una rentabilidad que prácticamente es imposible de alcanzar en cualquier negocio bancario.
Como referencia, las empresas que sin duda, en general, saben analizar la viabilidad del crédito en cuanto a su capacidad de repago, obtienen dinero a muy bajas tasas. Si no fuese así, no harían el negocio.
Las tasas que se cobran a las empresas suelen ser ínfimas comparadas con las de los créditos al consumo, sostuvo Paz, quien añadió que las empresas que solicitan créditos tienen un amplio conocimiento de lo que hacen y “están respaldadas por un ejército de asesores, tales como contadores, economistas y administradores. Por su parte, el consumidor está solo y desinformado. Sin duda, las condiciones no son iguales”.
Para la asesora de la Lideco María Luján Servillo “Hay mucha desinformación. Hoy en día, los préstamos se dan por la calle; la gente los ofrece sin mayor requerimiento ni documentación”.
“Se otorga el préstamo y después pasa que quien lo adquirió queda totalmente desinhibido de protección”.