Tercera parte del documento elaborado para el evento organizado por Fuerza Renovadora – Convocatoria 95. Fuimos convocados por el Senador Diego Olivera y el Encuentro culminó con las reflexiones del Senador Mario Bergara. Participamos en calidad de panelistas Gabriela Rodríguez, Fiorella Ciappessoni, Jaime Saavedra y Graciela Barrera.
El tema de las cárceles forma parte de esta problemática y estamos plenamente convencidos de la necesidad de contar con un Plan Nacional de Rehabilitación, especialmente para el caso de los detenidos jóvenes. En este punto, permítanme una digresión.
El próximo mes de octubre del año en curso, se van a cumplir 35 años del Plan CAIF en Uruguay. Ese plan lo diseñé y dirigí durante el primer gobierno democrático post dictadura. En aquel entonces, más del 60% de los niños uruguayos nacían en hogares por debajo de la línea de pobreza, tal como lo había constatado y divulgado el arquitecto Juan Pablo Terra. Construimos ese Plan con el concurso de compañeros de todas las tiendas políticas, y hoy el plan es orgullo de todos los uruguayos.
El Plan CAIF ha permitido que Uruguay exhiba indicadores en materia de educación inicial y asistencia integral a la infancia, que son de excelencia para el conjunto de la región, tal como es ampliamente reconocido por UNICEF y otros organismos internacionales de asistencia técnica y cooperación multilateral. Pero no nos confundamos. Para que ello fuera así, el Plan CAIF fue adoptado y protegido por asociaciones civiles comunitarias sin fines de lucro, que le permitieron crecer y fortalecerse a lo largo de ocho presidencias de todos los colores políticos, que no solo lo mantuvieron de manera activa, sino que le permitieron convertirse en una política de estado con un fuerte contenido de justicia social. Ahora hay muchos nuevos y grandes desafíos. Contar con un Plan Nacional de Rehabilitación, que signifique una Segunda Oportunidad para muchos jóvenes que tienen seriamente comprometido su futuro, es sin lugar a dudas un objetivo posible y necesario. Y ese plan nacional de rehabilitación, Segunda Oportunidad, debe tener aspectos asociados a mejorar de manera absoluta las condiciones de reclusión.
Ello significa la necesidad de invertir en nuevos centros pensados desde la perspectiva de la rehabilitación. Centros que deben ser seguros, pero con espacios verdes para la práctica de actividades físicas, unidades de atención sanitaria, espacios para la capacitación y también disponer de condiciones de asistencia médico sanitaria y de soporte a la salud mental, que permitan llevar adelante programas de desintoxicación de la población carcelaria hacia la que van a ir dirigidas las acciones.
Un programa coherente que involucre profesionales de la educación para hacer posible completar los niveles educativos básicos, para promover la actividad física y el deporte, para brindar capacitación y formación profesional acorde a los requerimientos reales del mercado de trabajo. Esto último, debe llevarse a cabo en forma complementaria con la celebración de convenios concretos con cámaras empresarias, especialmente de aquellas que representan pequeñas y medianas empresas de producción, comercio y servicios, que hagan posible la reinserción laboral de los rehabilitados a partir de sistemas de exenciones tributarias a ser reconocidos y recompensados contra la incorporación de recursos humanos rehabilitados. Estas acciones de reinserción laboral deberán ser monitoreadas por personal especializado, especialmente en las primeras etapas, hasta lograr la reinserción de estos ciudadanos rehabilitados en un programa centrado en brindar una Segunda Oportunidad.
Para que el plan sea viable, se requiere contemplar la profesionalización del personal que debe desempeñarse en los centros de reclusión, a partir de experiencias exitosas desarrolladas en países como Noruega, que han logrado reducir de manera sumamente exitosa, la tasa de reincidencia.
En Noruega, los guardias de las prisiones son conocidos como modelos a seguir, entrenadores y mentores. Interactúan con los prisioneros todo el tiempo. Comen juntos, practican deportes, hacen actividades de ocio juntos y esto les permite entablar relaciones con fuerte contenido motivacional.
Tengamos presente un dato muy relevante de estas prisiones. Noruega antes de aplicar su modelo, tenía tasas de reincidencia del 60 al 70 por ciento, similares a las que tenemos en nuestro país. En la actualidad, Noruega exhibe tasas por debajo del 20 por ciento.
El plan nacional de rehabilitación Segunda Oportunidad, debe inscribirse dentro de un plan de promoción activa de la seguridad ciudadana, entendida desde una perspectiva de defensa de los derechos humanos, donde se deben promover estrategias desde los ámbitos locales, fundadas en la promoción de la participación ciudadana en la prevención de adicciones, en el apoyo a las familias y en la activa gestión de planes de desarrollo integral, que armonicen el crecimiento de la riqueza con el mejor acceso colectivo a su usufructo.
Ello de ninguna manera supone abandonar la necesidad de perfeccionar la capacidad operativa de la policía en cuanto actor necesario para perseguir y desalentar el delito.
Una policía bien equipada, debidamente capacitada y con formación específica para superar las nuevas formas de la inseguridad ciudadana asociadas a los narco delitos, es absolutamente necesaria. Y obviamente, debe formar parte fundamental del nuevo modelo que Uruguay deberá definir y poner en funcionamiento en esta área tan sensible.
Y con el plan Segunda Oportunidad en operación, se deberán fijar metas para abatir la reincidencia. Ello redundará en una mejor y más eficiente seguridad ciudadana y mejor calidad de vida para todos.
Así, el artículo 26 de la Constitución Nacional dejará de ser un mero enunciado y podrá exhibirse como un avance genuino de la justicia social en el Uruguay.
Hace unos 7 años elaboré un proyecto para reclusos que atiende la situación laboral ( y por tanto , económica ) de las personas privadaa de libertad y sus familias . Este plan consiste en formar cooperativas de producción de alimentos no solo para el consumo interno sino para ka comercialización externa. O sea , a medida que van recuperando la libertad , los integrantes de la cooperativa cumplen funciones afuera comercializando la producción que realizan los que aún están en reclusión .