¿La única verdad es la realidad?

Lo que es verdadero, y lo que no

El pensamiento lógico y metafísico de Aristóteles descansa en una afirmación basal que figura en el libro IV de la Metafísica: «Es verdadero afirmar que algo es cuando es, y que algo no es cuando no es. Es falso, en cambio, afirmar que es cuando no es, o que no es cuando es.» En griego: «Λέγειν το ὂν εἶναι ἢ μὴ ὂν μὴ εἶναι, ἀληθές· τὸ δὲ ὂν μὴ εἶναι ἢ μὴ ὂν εἶναι, ψεῦδος.». 

Se trata de un concepto que parafraseó en el siglo XX un popular líder argentino, aunque con la brevedad y la contundencia del slogan, recurso que tanto apreciaba: “La única verdad es la realidad”.

Teniendo presente esta fundamental certidumbre aristotélica, voy a intentar señalar algunos elementos o claves que considero imprescindibles para comprender qué pasó ayer en Argentina.

Clave 1: Doce millones de ausencias

Más allá de la pirotecnia verbal que utiliza el gobierno argentino y que multiplican los medios de comunicación alineados, ayer, el que ganó en las elecciones argentinas fue el ausentismo. Como nunca antes en la historia de la democracia de este país, más de doce millones de personas decidieron no ir a votar. Es decir: faltó el 33% del padrón… Fueron las elecciones con menor participación ciudadana.

Sin atender a este dato fundamental, no puede comprenderse el resultado.

Clave 2: Quién, seguro, lo vota

Hace un mes y medio, Ricardo Ariazu, el principal referente económico del presidente argentino, afirmó que el votante de Milei “es varón, joven, pobre y no entiende nada”. La cita es textual. El economista, a quien Milei considera su guía intelectual, explicó que este diagnóstico “surge de encuestas realizadas por politólogos y refleja una baja comprensión de las medidas impulsadas por el gobierno nacional”. Esto también es textual y, quien conozca de cerca a parte de los seguidores del presidente argentino, y haya tenido acceso a los estudios de diferentes consultoras y universidades sobre la conformación del voto del Milei no podrá poner en duda esta afirmación. Ese es el núcleo base del gobierno. Esto, aunque sea cierto, tampoco es suficiente para entender lo que pasó. Sigamos avanzando…

Clave 3: Intimidaciones efectivas y la sombra del 2001

El miedo a volver a vivir una crisis como la del 2001 crea un estado de angustia latente que flota en la sociedad argentina y que crece ante cada salvataje que sale a buscar desesperado el gobierno de Milei, cuando sus parches financieros y continuas improvisaciones agotan los recursos buscando contener las corridas cambiarias, haciendo equilibrio al borde del default.

Las amenazas de Donald Trump en la conferencia de prensa que brindó en la Casa Blanca con motivo de la visita de una delegación del gobierno argentino, consistentes en que, si el gobierno de Milei perdía las elecciones de medio término, Estados Unidos abandonaría el respaldo financiero prometido, también fueron muy efectivas, porque subieron los latidos de ese miedo y contribuyeron,  como otro elemento de presión efectivo, convirtiéndose en una razón de peso más para que esos doce millones de argentinos se quedaran en sus casas durante la jornada electoral y esperaran los resultados sin que se les moviera un pelo.

Clave 4: Respaldo a pesar de todo

Miremos otro detalle con atención:

1. a) La Boleta Única de Papel mostraba en el casillero del partido del gobierno la foto de un candidato que no era, porque José Luis Espert tuvo que bajarse ante las evidencias de vínculos con un narcotraficante que le aportó centenares de miles de dólares.
2. B) La segunda candidata figuraba con otro nombre, (Carina Celia Vázquez) porque Karen Reinchardt es su “seudónimo artístico”.
3. c) El que encabezaba la lista, Diego Santilli, ¡no aparecía en la boleta con su foto! Y vale citar, además, lo que Milei dijo hace apenas dos años: “Diego Santilli: el tipo que dice abiertamente que vive de ‘sus negocios’ (SIC) y recibe sonrisas, no preguntas. No hay nadie que diga que no es un corrupto. Es el que pagaba la fiesta de cumpleaños con la tuya. Este es el que los medios nos quieren vender como la alternativa para la provincia de Buenos Aires.” (La cita también es textual).

¿Qué manera más clara de apreciar que nadie votó a José Luis Espert, ni a Diego Santilli ni a Carina Celia Vázquez (alias Karen Reichartd), ni a la galería de personajes indescriptibles que completan la nómina a la diputación, sino que expresó el respaldo de un sector, si bien minoritario, fuertemente decidido a favor del gobierno de Milei?

Pero, hay más…

Clave 5: La sinusoide electoral argentina

En 2023 a Javier Milei lo votaron 14.554.560 personas, lo que representó el 55,65% de los votantes. Sin embargo, ayer, y luego de dos años de gobierno, sus candidatos recibieron 8.653.710 votos. Si analizáramos los efectos sociales de las medidas tomadas por Milei, sería lógico esa pérdida dramática de voluntades. Para muchos, la merma debería ser mayor. Pero, esos cinco millones de personas que decidieron abandonarlo, no optaron por los candidatos que ofreció la oposición. Les dieron la espalda a todos.

Ahora bien, es verdad que hace 20 años que el peronismo pierde de manera sucesiva las elecciones de medio término. En 2009 sufrió una dura derrota a nivel nacional. En 2013 tuvo otro tropiezo resonante. En 2017 el resultado también le fue desfavorable y en 2021, le tocó perder otra vez… La gráfica analítica de las elecciones argentinas ofrece una clara sinusoide que refleja el patrón cíclico electoral argentino: el peronismo pierde las de medio término y gana las ejecutivas siguientes.

Claro que esto tiene sus justificaciones coyunturales, pero, sobre todo, muestra que, cuando hablamos de peronismo debemos entender, también, que nos referimos a una fuerza territorial. Basta observar que el 7 de septiembre ganó por más de 14 % las elecciones en la provincia de Buenos Aires, empujando la contienda con sus liderazgos locales y que, el mismo espacio político, apenas cincuenta días después, está peleando voto a voto (a medio punto de distancia) en el mismo distrito…

Pero, tampoco alcanza…

Clave 6: El mito, el amor y el terror

Las imágenes que periódicamente muestran a Cristina Fernández en el balcón de la calle San José 1111 representan, para varios millones de personas, escenas de un amor corporizado que se renueva día a día. Constituyen fragmentos de un diálogo sentimental que tiene sus razones y que contiene, por cierto, como cualquier adhesión apasionada, varios elementos mitológicos… Sin embargo, y aquí esta es la sexta clave: esas funciones balconeras de la expresidenta, provocan, al mismo tiempo, efectos muy distintos en otros millones de personas. Verla y escucharla les genera repulsa y también terror. Eso tiene efectos electorales.

Pero esto, tampoco es suficiente…

Clave 7: Con la frente marchita…

De un lado hay un gobierno que destruyó más empresas y empleos en un año y medio que la pandemia de Covid-19 y que exhibe inocultables señales de haber instalado una grosera maquinaria para enriquecerse a costa del Estado, convirtiendo, según infinidad de indicios, testimonios y denuncias, a los distintos ministerios en máquinas de recaudar por medio de coimas y sobreprecios. Del otro lado, hay una oferta opositora que apela al término VOLVER, creyendo que la sociedad anhela el regreso al gobierno de personajes como Martín Insaurralde, Aníbal Fernández, Amado Boudou o Máximo Kirchner, o entendiera que millones y millones de argentinos, que sufren en carne propia las medidas del gobierno de Milei, soñaran con que esa palabra mágica (¡VOLVER!), no carente de evocaciones a la resistencia peronista y al acervo tanguero, les pudiera de-volver determinado paraíso perdido y añorado, sin notar que, todo eso, emana un perfume vencido.

Parte del peronismo parece no querer o no poder entender aún que la sociedad no quiere regresar al pasado: espera que le ofrezcan futuro. La mística que algunos dirigentes intentan resucitar requiere, para retornar a la vida, encarnar en nuevos cuerpos. No es con caras lavadas, es con caras distintas.

La democracia ofrece a los espacios políticos herramientas para renovarse. Porque, además de unidad, debe ofrecer coherencia. ¿Qué es lo que hicieron mal y qué podrían hacer bien? ¿Cuál es el programa de gobierno que pondrían en discusión? ¿A qué le dirían que sí y con qué estarían dispuestos a enfrentarse? ¿Cuáles son las personas que representarían esas propuestas?

Las internas en el peronismo son un desafío insoslayable, una tarea pendiente. Las internas son un destino. No es con marchas ni declaraciones en los medios ni a través de acuerdos donde se reparten equitativos espacios entre sectores: es con el voto. Es la voluntad popular la llave que abrir la puerta hacia el futuro.

¿Pero, hay algo más? Sí.

Clave 8: Una novedad

No hay que menospreciar el efecto que produjo la Boleta Única de Papel en la dinámica de la elección, porque este nuevo elemento funcionó como fermento de un cambio en el sistema. No es un detalle menor. Es constitutivo de una variación fundamental de la relación del ciudadano con la elección, de los partidos con la campaña y de la campaña con el votante. Establece la necesidad de aplicar distintos métodos para vincular a los candidatos con el voto efectivo de los ciudadanos. Ya no hay una boleta que va de mano en mano como un acto que se materializa en una dinámica creciente y compartida. Un papel que resume aspiraciones y sueños. El votante llega suelto, desprovisto de cualquier elemento al momento de optar. Solo lleva una decisión o una serie de dudas. Recorre de izquierda a derecha y de derecha a izquierda las opciones y determina en qué casillero colocará la marca, la cruz, la equis, el punto grueso o tilde con su puño y letra. Todas las opciones oficializadas están a la vista. Es un sistema criticable (por ejemplo: no figura la lista completa de los candidatos a diputado) y al mismo tiempo, defendible (por ejemplo: no hay robo de boletas ni faltan opciones a la vista).

Este cambio no fue asimilado claramente por una estructura apegada a la dinámica tradicional. Deberá comprenderlo y adaptarse de cara a las próximas competencias, porque, guste o no, la boleta única de papel llegó para quedarse, y también tuvo su impacto.