La Vivienda Cooperativa como motor de la sociedad

El presidente de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fucvam), Enrique Cal conversó con Diario La R acerca del presente que vive la organización con las diferentes reivindicaciones que llevan adelante y en qué temas trabajarán en el futuro más próximo.

Presidente de Fucvam, Enrique Cal / Foto: Danielo Scalese

¿Cómo ves el camino recorrido a 53 años de la creación de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua (Fucvam)?

Más allá de que siempre hay elementos a mejorar y uno tiene que tender a que su organización sea lo más perfecta posible, creo que el camino recorrido por Fucvam desde sus inicios y el primer coordinador de cooperativas, es gratificante. 

A cualquier dirigente o cooperativista, lo tiene que llenar de orgullo, porque la Federación logró sintetizar a lo largo de su historia dos o tres elementos que son clave. El primero y principal, el ser efectiva en proveer una vivienda digna a un sector de la población para el que no había propuestas o las que habían eran directamente inalcanzables, y eso se ha comprobado.

Hoy por hoy tenemos más de 700 cooperativas vinculadas a Fucvam en distintas etapas: Algunas están habitadas, otras ya terminaron de pagar, otras en construcción y otras en formación y trámite. Todas las familias trabajadoras que viven en las cooperativas, tienen una vivienda que difícilmente por su iniciativa personal o por su actividad única orejana hubieran llegado a tener esas viviendas que hoy tienen.

¿Cómo afrontan el acceso a una vivienda digna, luego de tres años de pandemia por el Coronavirus? ¿Qué cosas cambiaron en ese acceso a la vivienda?

La pandemia creo que nos golpeó a todos, pero no por igual como se ha querido instalar. Ésta hizo que algunos sectores de la economía nacional salieran fortalecidos de la misma y hubo otros que salieron muy embromados. 

Fucvam en particular, encaró durante ese tiempo una reivindicación acerca de 21 cooperativas que hacía dos años aproximadamente habían salido sorteadas, pero no tenían fecha de escrituración. Eso tenía que ver con el cambio de Gobierno y sobre todo la demora en armar un cronograma para ello. 

Cooperativas que habían sido sorteadas en el período anterior, seguían sin tener una fecha de escrituración cuando ya tenían la aprobación del proyecto ejecutivo, que es el último trámite que se debe hacer. Entonces, eso genera mucha incertidumbre y una sensación de frustración, la cooperativa se desarma y pierde socios, entre otras cosas.

Encaramos una movilización que fue muy respetuosa de los cánones sanitarios y de las distancias. Hicimos marchas por Av.18 de Julio por el medio con la distancia de vida, plantones frente al Poder Ejecutivo y la Torre Ejecutiva y divulgación de información que se podía leer en los chalecos. 

Con el resultado de esa movilización fue que se logró un cronograma de escrituración, que no era para hoy, era para los próximos meses como nosotros planteamos. Queríamos saber exactamente cuando lo iban a hacer. Eso se logró.

La pandemia afectó de gran manera a los trabajadores: ¿Cuál fue el planteo de Fucvam para que a pesar de la situación se pudiera seguir con el pago de las cuotas de las viviendas?

Nosotros lo que planteamos, una vez que se instala el Gobierno, es atender las situaciones de las cooperativas que tenían dificultades para hacer frente a la cuota, debido a la pandemia ya que no cobraban el sueldo o lo cobraban con problemas, bajo tu negocio y tu nivel de ingresos. Ahí se accedió a un aplazamiento que se llamó período de gracia en el pago de las cuotas, ya que hubo mucha sensibilidad por parte del Gobierno y el Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (MVOT). 

En el 2020 fueron cinco cuotas que pasaron a pagarse al final del periodo amortizante. O sea, cuando la cooperativa terminaba de pagar las 25 cuotas o los meses que les correspondía, ahí pagaban esas cuotas congeladas en el tiempo sin multas ni intereses.

En el 2021 se volvió a repetir la solicitud y se obtienen dos meses más. Por lo tanto, en 24 meses hubo siete meses de gracia. Eso le generó un respiro a la familia cooperativista, que no tenían que preocuparse de pagar la cuota de la vivienda y poder disponer para la canasta o alguna situación que era más urgente en ese momento.

¿Cómo surgió el interés en los préstamos de la construcción al dos por ciento?

El dos por ciento es el interés histórico que se inició con el cooperativismo de vivienda a partir del año 1968. Los legisladores definieron a ese dos por ciento como un monto que permitía dos cosas: que el Estado no pierda valor en lo que presta, ya que no es lo mismo 100 pesos hoy que 100 pesos dentro de 25 años y lo segundo era que con ese préstamo del dos por ciento de interés anual se garantizaban los costos administrativos de manejar una deuda durante 25 años (funcionarios, sueldos, etc.)

Ese dos por ciento, además le permite a la familia trabajadora que tiene un nivel de ingreso medio, poder hacer frente a la cuota sin necesitar de sacar préstamos, endeudarse o pasar penurias.

 De hecho, las cooperativas han sido históricamente uno de los mejores pagadores, de los que mejor retorno tiene el Banco Hipotecario del Uruguay (BHU) en su momento, ahora la Agencia Nacional de Vivienda (ANV). Eso se da porque hay una conducta de pago y una preocupación, pero también porque está en juego el prestigio de la Federación y el hecho de que los trabajadores no queremos que nos regalen nada. Lo que queremos es un préstamo justo.

¿Qué fue lo que pasó en el año 2008 con ese interés y en el 2018?

En el año 2008 estos intereses se elevaron al 5,25 en forma inconsulta y nosotros preguntamos varias veces a qué respondía, a ver si tenía que ver con que los trabajadores habíamos pasado a ganar más del doble de los salarios originales, pero no hubo una respuesta adecuada.

 Teníamos una realidad que era un movimiento fraccionado: Cooperativas viejas que pagaban al dos por ciento, incluso las que habíamos firmado enseguida de la Dictadura, que lo hicimos por intereses al siete y medio por ciento, pero ya se había hecho una reestructura y teníamos a todo el movimiento al dos por ciento. 

Por otro lado, estaban las nuevas que escrituraron después del 2008 al 5,25 con un impacto en la economía familiar que es brutal. Eso se muestra al decir que una familia que ocupa una vivienda de dos dormitorios paga a lo largo de los 25 años, 30 mil dólares más que una familia que construyó en el año 2007 al dos por ciento. 

En el año 2018 empieza este planteo del dos por ciento, porque ese decreto establecía que a los 10 años se podía hacer una evaluación del sistema para ratificar o rectificar el interés. El Gobierno se negó a hacer lo segundo. 

Nosotros presentamos un estudio económico, además de varios planteos y se nos dio la razón, pero nos dijeron que les faltaban seis meses para terminar el periodo, entonces no iban a tomar ninguna resolución. Tiene razón, pero marche preso. Esa fue la respuesta.

¿Cómo siguió todo este tema en el 2019 y en los años siguientes con el Gobierno actual?

A principios del año 2019, la Asamblea de Fucvam define que si en seis meses no había cambios, se iniciaba la huelga de pagos. Esto lo que implicaba era re calcular la deuda de las cooperativas al dos por ciento y comenzar a cobrarle a las familias al dos por ciento y guardarlo en una cuenta para cuando se resolviera el conflicto trasladarlo. No es que no pagamos y estamos vivos. Pagamos lo que consideramos justo y cuando se resuelve lo trasladamos.

Entonces empieza en ese año dicha huelga que sigue en el 2020 con el nuevo Gobierno. Al entrar el mismo, plantearon una postura más abierta que el anterior a considerarlo y a verlo. Iniciamos otra vez una serie de conversaciones y mesas de diálogo donde no solamente tratamos el dos por ciento, sino también las otras temáticas. 

En diciembre del 2022 la ministra de vivienda, Irene Moreira, anunció que efectivamente va a otorgar el dos por ciento. Cuando nos dieron esa noticia fue de una gran alegría porque lograr esto es lo justo, pero es también de alguna manera la frutilla de la torta, el premio a una lucha que no es de la dirección ni de una comisión en particular, sino de toda la Federación. 

El MVOT sabía que teníamos que pasar esa decisión por una Asamblea Nacional. Continuamos con la negociación del dos por ciento y en qué condiciones. Eso fue aprobado casi por unanimidad en dicha Asamblea del 12 de febrero. 

Ahora estamos en la etapa de terminar de afinar algunos detalles. Este primer escollo de bajar el interés nos deja una gran alegría, gran tranquilidad, además de que beneficia a todo el sistema cooperativo y no solo a Fucvam.

El 1968 fue un año clave para el cooperativismo de nuestro país. ¿Qué pasó en ese año?

En pleno Gobierno de Jorge Pacheco Areco, se aprueba la Ley de Vivienda 13.728, qué fue revolucionaria en el mundo. Esa, como primera cosa, creó la categoría cooperativista de ayuda mutua y de ahorro previo.

Además, le generó todos los instrumentos políticos que necesita una cooperativa para poder construir la vivienda: El préstamo del Estado, la forma de pago y devolución, el acceso a la tierra, la forma de contrato de un Instituto de Asistencia Técnica (IAT), el arquitecto, el contador, el abogado y el trabajador social. Generó todo lo que se necesita una cooperativa para poder existir en 1968.

También se estableció la forma en que el Estado iba a recaudar el dinero para prestarle a las cooperativas a través de un Fondo Nacional de Vivienda (Fonavi). El mismo se alimentaba con un impuesto que pagaban los trabajadores y los empleadores. Por ley debería ser igual al dos por ciento de la masa salarial nacional. Era un impuesto que se pagaba anualmente. 

Un uno por ciento lo juntaban la masa de trabajadores y un uno por ciento los empleadores. Por supuesto que la ecuación debería ser al revés y que los empleadores pagarán más, pero bueno estamos contentos que hubo Fonavi.

¿Qué era lo que se lograba a través del mismo?

Lo que permitía el FONAVI es que cualquier Gobierno que asumiera independientemente de su planificación presupuestal, contaba con un dinero genuino, que no dependiera de otros impuestos. Un dinero que le entraba por año que sabía que siempre estaba. Así no dependía de que si se recaudara más o de la voluntad política de cada Gobierno de darle más énfasis a la salud, a la seguridad o a la educación. Eso permite planificar a mediano y largo plazo donde sabés con cuanto contás y que no vas a depender de que si el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) tiene plata y te traslada.

Entonces, contar con un ingreso anual fijo, permite planificar de manera diferente no solo para las cooperativas sino para todo lo que es el Sistema Nacional de Vivienda, para la vivienda de desalojados, las rurales, las de inundados y las de interés social.

¿Por qué se sacó el mismo y como piensan reconstruirlo desde Fucvam?

En el año 2002 cuando la crisis económica, en la presidencia de Jorge Batlle, se nombra al ministro Alejandro Achugarrri. Él nos llamó un día y nos dijo que al Fonavi le quedaban 100 millones de dólares y que se lo había comido el agujero negro. A partir de ese año no se volvió a reconstituir nunca más el mismo.

Nosotros aspiramos a reconstruirlo de una manera diferente a como era antes. Eso es aumentar en un 0,25 por ciento las tasas que se pagan del impuesto al patrimonio. Éste lo pagan las grandes riquezas de este país y lo cobran algunos particulares y algunas empresas del agro, construcción y agroexportación que tienen más de medio millón de dólares de ganancias por año.

Actualmente: ¿Cómo se asigna plata a vivienda?

Actualmente, al no tener FONAVI, la plata para vivienda sale de una asignación presupuestaria del Estado. En esas reuniones, me imagino, a la ministra de Economía sentada en una punta, el de Educación, y todo el resto de ellos con el cuchillo entre los dientes para ver qué parte de la torta les toca. Cuanto más grande sea ésta mejor, pero es el presupuesto nacional. Lo que ingresa es por recaudaciones por impuestos.

¿Cómo se da la inserción de Fucvam en las temáticas sociales y su incorporación a la Intersocial?

Fucvam en su historia logró constituirse en una organización del campo popular que no solamente tiene como bandera la reivindicación viviendista. Sin dejar de lado la vivienda de calidad y digna que queda al alcance de los trabajadores y le restituye al Estado el préstamo que se obtiene, se empieza a conformar un polo crítico dentro de Fucvam, que tiene opinión sobre lo que sucede en el país. 

Nosotros antes de ser cooperativistas, somos trabajadores integrantes de sindicatos y gremios que también vivimos las alegrías y tristezas del pueblo uruguayo. Entonces, al ser ciudadanos uruguayos no podemos estar ajenos a la carestía de la vida, a las leyes que se hacen en contra de los trabajadores que terminan siempre en la pérdida de salario, porque eso tiene un impacto directo en la capacidad de pago de la familia cooperativista.

Ese rol se destaca y se termina de perfilar en la salida de la Dictadura donde Fucvam junto al resto de las organizaciones sociales más importantes generan la Intersocial, que ocupó un lugar importante en la lucha contra ese régimen. 

Desde ese momento hasta el día de hoy, Fucvam ha tenido momentos de mayor y menor protagonismo en el concierto de las organizaciones populares. Nosotros creemos que en el día de hoy, se ha logrado recuperar un énfasis en los plenarios, en la discusión política, en el análisis de la realidad nacional, en el hecho de tomar postura frente a las cosas que van sucediendo frente a lo que pasó en el IAVA, lo que fue la Ley de Urgente Consideración (LUC) o lo que era la Reforma Jubilatoria.

¿En qué temas trabajará Fucvam en el resto del año?

Para nosotros es fundamental el Fonavi, que la lucha ahora la vamos a dar en el Parlamento donde se va a discutir. Ya la hemos presentado en el MVOT, con quien hemos trabajado más cotidianamente, pero acá tiene que participar también el MEF. Tiene que haber decisión política de asignarle a la vivienda de interés social la prioridad que se dice de boca, pero no se asigna presupuestalmente. Es una decisión política y tiene que haber plata, se le deben asignar recursos al Fonavi.

Por otro lado, terminar de concretar la exoneración del dos por ciento y meterse de lleno con el tema del IVA a los materiales que pagan las cooperativas al construir, cuando todo el resto está exonerado por la Ley de Vivienda de Interés Social 18.795, además de seguir en la construcción de viviendas cooperativas. Por último, un saludo a toda la familia cooperativista en este aniversario.

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