Las lecciones de las PASO

Nepotismo, inflación, corrupción, violencia e inseguridad ciudadana. Se podrían seguir citando manifestaciones del drama cotidiano que vive Argentina.

Pero su clase dirigente disfruta de las ventajas que representa tener el timón del barco en sus manos, gozar a la vista de todos, sin ruborizarse, del manejo de la cosa pública en un formato que terminó colmando la paciencia de la ciudadanía.

El voto a Milei, ¿es un voto ideológico?

El gran público no entiende demasiado cuando Milei cita a los autores clásicos del liberalismo tales como Friedrich Hayek, Henry Hazlitt, Ludwig von Mises, Milton Friedman y promete restaurar la libertad del mercado, como clave fundamental para que todo vuelva a ordenarse y a fluir de la mejor manera.

Cuando Milei llega a niveles extremos de afirmar que la libertad para ser absoluta no debe conocer límite alguno, y argumenta que quien lo necesita podrá financiarse comerciando alguno de sus órganos, o vendiendo un embrión, o cuando frente al problema de la inseguridad defiende la libertad de armarse por parte de los ciudadanos, provoca reacciones encontradas. Marca su carácter profundamente disruptivo, anti sistémico, y con ello parecería que logra una cierta sintonía con la rebeldía de algunos sectores de la juventud, crecientemente escépticos y desilusionados con las alternativas que la Argentina de hoy les ofrece para resolver los problemas fundamentales de su futuro. 

Y son esas excentricidades que permiten el ingreso y la instalación de un personaje que se cuela en el universo político como si emergiera de la pluma de Bram Stoker. 

El hallazgo genial de Milei es en haber impuesto una denominación, esto es, haber instalado un sujeto que como si fuera un sombrero milagroso, calza a la perfección para toda la clase dirigente argentina: el mote de LA CASTA.

Y a ese sujeto lo carga con el contenido de un predicado, que por ser tan obvio, resulta altamente atractivo pues engloba a peronistas, radicales y macristas bajo un común denominador.

Y ese predicado reza: si siempre hacemos lo mismo, el resultado que vamos a obtener va a ser necesariamente el mismo.

Macri había prometido erradicar la inflación, pues según expresó en los albores de su gobierno, superarla era una tarea sencilla y posible. Cuando se fue, la misma rondaba el 55% anual. 

Trajo al FMI nuevamente al país y los planes sociales para los sectores más afectados por la crisis, lejos de disminuir, se expandieron notablemente.

El presente gobierno de Fernández, producto del dedazo casi mexicano de Cristina Fernández de Kirchner, nace con toda la debilidad de haber impuesto a quien carecía de méritos propios, y ante las difíciles circunstancias del país, solitario y sin agenda propia, solo atina a escudarse en los nefastos efectos de la pandemia, de la sequía y, termina entregando en forma anticipada todo el control de la cancha a su ministro de economía, cuyo mayor mérito es servir de súper arquero para atajar penales, que sin embargo no logran mitigar la inflación, ni tampoco los brotes de violencia que debidamente sazonados por los medios de comunicación, enloquecen de angustia no sólo a quienes padecen de cerca el fenómeno de la inseguridad ciudadana, sino a la totalidad del país. 

Y la reacción de los dirigentes tradicionales más aceptados es prometer mano dura como solución a los arrebatos, a los crímenes por el control de territorios en cabeza de vendedores de pasta base, al desastre de la violencia que desciende como una mancha viscosa desde la Ciudad de Rosario, bajando por el Río Paraná y que se está instalando de manera cada vez más profunda en los barrios del conurbano bonaerense. 

Las PASO tienen como principal propósito servir para dirimir las candidaturas dentro de cada una de las agrupaciones políticas del país.

Pero en este caso, sirvieron para mucho más. 

En Octubre se celebrarán las elecciones para elegir las máximas autoridades nacionales.

Lo que pasó ayer, ¿volverá a repetirse?

Quedan dos meses para ese evento y todo indica que de alguna manera el resultado de las PASO será el telón de fondo sobre el que se construirán las alianzas políticas para intentar formular alternativas posibles, y para demostrar una verdadera capacidad de gobernabilidad.

Muchos sectores han quedado después de las PASO definitivamente fuera de la cancha.¿ Es eso efectivamente así? No. Los que están fuera de la cancha son los dirigentes, pero no la posibilidad de trabajar en la construcción política de una alternativa fundada en la restauración de la tolerancia y en defender las necesarias atribuciones del Estado, para mejorar los servicios básicos, para apuntalar la capacidad de generación de riqueza vía políticas de promoción y crédito y sobre todo, para cumplir el papel de instrumentar políticas activas conducentes a una mejor redistribución del ingreso, que si queda librada a los designios del libre mercado, tal situación solamente servirá para profundizar el atraso y la pobreza en la que hoy se encuentra más del 40% de la población. Y eso supuestamente, bajo la conducción de un gobierno con vocación popular…. 

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