Hombres contra maquinas, hombres versus conocimientos, hombres de ayer ante hombres de hoy. Vivimos en un largo matrimonio de conveniencia endulzado por conflictos continuos, muchos tiras y aflojes y diversos grados de amores y desamores. Desde el fuego a la rueda, la escritura a la imprenta, el molino a la electricidad o ahora desde la máquina mecánica a las tecnologías digitales, cada paso ha traído beneficios y también sus dolores y sufrimientos. Parecen conflictos entre hombres y maquinas, pero son tensiones entre niveles educativos, entre pasado y presente de nuestras vidas, entre las tecnologías del pasado y las que irrumpen en cada presente, entre las eficiencias y productividades del pasado frente a mejores soluciones. En esos desencuentros algunos, llamados ludistas, han pretendido parar la historia rompiendo las maquinas. Ellos perduran siempre en cada avance de la ciencia. Todo gira finalmente en conflictos de transición, dolores de partos que se lloran, deseos de un mundo menos veloz y cambiante frente las oportunidades y necesidades que la ciencia y emprendedores abren cíclicamente y que luego de van mejorando y que traen desafíos enormes en nuestras capacidades, voluntades y sin duda, posibilidades de convivir ante esos cambios.
Son las tensiones ante el futuro, la incertidumbre y la vorágine de un mundo civilizado que dejó muy lejos ya a la naturaleza primitiva. Este largo recorrido de la civilización ha dejado también aquellas pobrezas de antaño así como la barbarie, la superchería y lo desconocido, para apoyarnos en la ciencia y el conocimiento, con todos sus bemoles. En ese barco nos hemos subido sin saber quién lo maneja, recelosos de algunos timoneles de la política o los negocios, pero que navega solo empujado por millones de inventores, científicos, tecnólogos, empresarios y filibusteros, remando solos cada uno desesperadamente para sus propios intereses y necesidades. Nos ha traído a las sociedades centradas en el desarrollo social, a la democracia y al mundo de la razón. Sentimos que habrá más oportunidades en estos caminos de la innovación pero no quisiéramos cambiar.
Un sí y un no, día y noche, nos atraviesan y crean nuestras angustias. Jóvenes contra mayores, educados contra analfabetas, conservadores contra innovadores, optimistas frente a pesimistas, voluntariosos contra indiferentes son micro puntos de una enorme trama humana de niveles de aversión a los cambios. Todos tenemos derechos, todos tienen un voto en su mano, y todos también podemos condenarnos juntos. Pero la historia seguirá rodando y nuevos inventos y maquinas nos ayudaran a vivir mejor y nos exigirán cabezas mejor formadas para enfrentar los miles de futuribles. Aunque hoy peleamos con los dientes partidos frente a las cabezas grandes y muchos miren desde los balcones amores y desamores
Solo recordar que la mulaya le quiso cambiar el texto de lo que escribe y tirarlo al pozo que habita el LUMPEN..